Formato de impresión


El hombre ante el siglo XXI 


2023-07-05

Por | Francisco Javier Díaz de Otazu

Las ideologías de raíz hegeliana o ilustrada que dominaron el recién terminado siglo junto con el relativismo, tan caro a la postmodernidad y a su "pensamiento débil", han fracasado.

Una cosa es el pluralismo cultural y otra el relativismo de los valores. Las naciones son muchas, la Verdad una. En este nuevo siglo, frente a la imposición del Nuevo Orden Mundial, el hombre puede y debe ser más libre. Más dueño de su destino. Esa dignidad hay que ganarla. 

Nada más aventurado e incierto que hablar de futuro. Hacer historia, economía u ocuparse de cualquier otra disciplina "a toro pasado", siempre es obviamente más cómodo que especular desde la racionalidad, desde la intuición o desde el profetismo. 

Intentaremos proporcionar una visión global, nunca más oportuno el adjetivo, y unas perspectivas de futuro, que por áreas específicas desarrollarán, de un modo mucho más autorizado, los ponentes que forman el prometedor programa de estas jornadas. 

Todos los periodos de la historia, todas las civilizaciones, han incurrido en la vanidad de mirar de algún modo por "encima del hombro" a sus ancestros inmediatos, como trasladando el concepto de "bárbaro" geográfico; "el otro", al bárbaro cronológico. Toda cultura que se precie ha pretendido ser una especie de "plenitud", con pretensiones de definitividad, al margen del fatalismo cíclico pagano o de la escatología de las tres religiones superiores en las que la taxonomía materialista coincide con la idea de revelación. 

La Revolución que inauguró la Era Contemporánea, en la que no estamos ya, - ( lo que hace devenir inexacto su nombre como lo es por ejemplo el de románico o gótico, aunque consagrados. Debemos hablar de una "era atómica" o "era espacial”) -aunque no todos se dan por enterados, pretendió cambiar la cronología, lo que es privilegio de las religiones. No lo logró, pero dio comienzo a una era, la de las utopías, en la que el optimismo tecnológico vinculado al industrialismo, el positivismo comtiano, ejemplarizado e las exposiciones universales o en las novelas de Verne, contrajo un paradójico matrimonio con el pesimismo teológico de raíz protestante que da raíz a la ética liberal-capitalista, como explica Weber . Aunque escritas en 1936 estas palabras siguen vigentes; "todo proceso histórico es, en el fondo un proceso religioso. Sin descubrir el substratum religioso no se entiende nada. La presente situación del mundo es, ni más ni menos, la última consecuencia de la reforma". 

A las injustas realidades hijas del anterior matrimonio se reaccionó con una serie de utopías de raíz hegeliana o ilustrada. Como dice Velarde; "en ellas se codeaban los pensamientos estúpidos más absolutos con ideas generosas, los trabajos de cierto interés con otros que era abominaciones". Pues bien; el periodo entre 1945 y 1989 es el periodo de la liquidación de la utopía. El optimismo murió en Hiroshima y Berlín. Naturalmente que hay marxistas que no se quieren dar por enterados de la caída del Muro, como habrá monárquicos legitimistas que ignoren la irrupción de las masas en la vida política, o paganos que ignoren lo sucedido en Palestina en el siglo I, pero no son ya más que polvo en un camino que sigue adelante. El carro que sigue haciéndolo; capitalismo, más culto a la tecnología, se ha convertido en un veloz auto en el que cada vez caven menos y sobran más. El retroceso del tercer mundo en todos los órdenes después de la descolonización, el sida, la desertización, las amenazas climáticas, no dan lugar a prolongar ese optimismo. Como reacción, -residual en un sentido profundo de las utopías que aparentan combatir, instintiva, no racional y carente de alternativa, - aparecen esas protestas ante los foros y encuentros de Davos, Gotemburgo , Barcelona y Génova... El aspecto y actuar marginal de los radicales de todas clases sospecho está teledirigido y financiado por el mismo sistema, lo justo para desprestigiar por identificación con ellos toda disidencia. Estos acuden a los saraos mundialistas, pero no a aquellas tenidas, no tan discretas como para no poder localizarlas, del tipo Bilderberg en las que Cebrián se sienta detrás de Rockefeller, que corta el bacalao. 

El relativismo, tan caro a la postmodernidad y a su "pensamiento débil", también aparece herido de muerte, como el utopismo. Un año antes de que se desatara la última guerra europea del siglo, Henri-Levy, profeta del progresismo francés escribía; "Sarajevo, con sus mezquitas, iglesias y sinagogas refleja la armonía de la razón civilizada".. La ideología iluminista, que desde la Ilustración pretendía construir un "universo" a su medida, resultó tan malparada como las minorías étnicas en los Balcanes. Se impone una concepción de "pluriverso", basada en las seis grandes ecúmenes definidas por Huntington. El "melting pot" cultural mundial sólo es el pretexto para "poner orden" desde un gobierno y una policía también mundiales. Cabe un equilibrio entre el respeto a la soberanía, que niega la estrella de sheriff universal a los ejércitos yanquis y su mehala europea, y un "sentido común" contra el genocidio, la tiranía o la explotación de dorga. Una cosa es el pluralismo cultural y otra el relativismo de los valores. Las naciones son muchas, la verdad una. Lyotard ha desenmascarado el principio del consenso de Habermas como fuente legitimadora de los valores, al igual que las meta narrativas freudiana y marxista. La justicia no está ligada al consenso, si no a la verdad. La posibilidad de un pensamiento fundamentador, defendida desde Grecia a Aquino, y atacada desde Nietzsche aVattimo , es el eterno debate. La "muerte de Dios" es, en realidad, la "muerte de la Verdad". El espíritu crítico de la Ilustración ha sido vuelto contra ella misma. El desencanto racionalista ha llegado a las masas, no sólo a los intelectuales. El desencantamiento de los valores supone el fin de la ética, la estetización de la vida y el individualismo aorgánico. Contra "el desafió del fragmento" el teólogo Mardones propone la vuelta al pensamiento occidental y sus prácticas sociopolíticas genuinas. Dicho autor no se libra del pozo derrotista que arrastra buena parte del clero desde 1968, que ha llevado al intento de comunión con el mundo moderno a moralistas, como Graciano Vidal , y que conoce actualmente una cierta inflexión bajo la mirada de J. Pablo II y Ratzinger. El siglo acabó con la publicación de la encíclica Fides et Ratio , contundente golpe al relativismo. La tradición helénica de la seguridad en los valores y el conocimiento que parte del Protágoras, se suma en el cristianismo a la tradición colectiva de la humanidad en busca de un impulso emancipador y humanizante. El relativismo es a la ética, y el sincretismo a la religión lo que la globalización a la economía; tentáculos de un proyecto totalitario de dominación mundial. El aspecto religioso de la sinarquía lo representa el informe "holístico" que ha desarrollado el nobel de economía de 1969 Tinbergen para la PNUD, (plan de NN.UU. para el desarrollo), de próxima publicación. 

Retomando a la llamada "Aldea Global", -denominación injusta porque en una aldea todos se conocen, y son solidarios, aunque estén ocasionalmente peleados-, en la que se impone, materializando el sueño de la utopía mundialista de cierta filantropía ilustrada con matices esotéricos. Sí que se puede hablar de "aldeano global" si entendemos que la "sociedad de la información", no es tal si no "sociedad de datos", que no pueden ser procesados y que saturan cuantitativamente. A más TV y PC, menos comunicación real, la que se da entre personas. La tendencia actual ha sido denominada "infopolución"; la superabundancia de información llega a privar de significado a los mensajes. La densidad y rápida sucesión de información, en la que la insustancial oculta la realmente importante, pasa a ser un problema en sí, al margen de toda manipulación. 

En realidad, la "globalización" no es un fenómeno nuevo. Aunque en efecto, la Nación política, medio en el que el hombre se inscribía en la historia, es una "creación" del S. XVIII. El filósofo Bueno explica en su cap. IV de España frente a Europa, que nace en las sociedades políticas constituidas como Imperios Universales (generadores o depredadores), que se distribuían el hemisferio occidental. Los Imperios español, portugués, inglés, francés, germano y ruso. El antecedente inmediato de globalización está en la circunvalación de la Tierra llevada a cabo hacia el oeste por España y hacia oriente por Portugal. La voluntad precede siempre a los grandes hechos; el canciller italoflamenco Gattinara escogió por armas personales al futuro Carlos V el "plus ultra", en preanuncio de que sus súbditos circunvalarían el Globo. Entonces, la primera globalización efectiva permitió hablar de género humano, "Humanidad", no en el sentido meramente taxonómico, sino en el sentido de la totalidad atributiva, en la cual las parte comienzan a interrelacionarse a través del comercio, la evangelización, el saqueo, la explotación... Es en el seno de este mundo universalizado contemporáneo donde se constituirá la Nación política, o el Estado nacional. Irónicamente, es en el seno del actual proceso de globalización en el que se está disolviendo el concepto de "nación canónica" y la soberanía de los estados. No podemos extendernos aquí sobre ello. 

Hay un precedente anterior al intento de Monarquía Universal felipesegundista. El Imperio de Alejandro responde a un proyecto de hombre universalizado y mestizado, que no reconoce fronteras, en profunda ruptura con la idea de "polis" que alcanza hasta su preceptor, Aristóteles. Roma, sin embargo, fue un proyecto auto céntrico con extensión de la ciudadanía. Ambos alcanzaron a la totalidad del "mundo conocido". La lengua franca, el eclecticismo religioso y la fluida comunicación comercial no son una innovación anglosajona. En el s. I, la cotización de metales en Asia influía en la minería asturiana. Los soldados, y sus cultos, eran intercambiables entre Astorga y Macedonia. 

Hay que reconocer que el aparato productivo industrial funciona a pleno rendimiento, no así la distribución de tantos bienes y servicios. Los miedos malthusianos y similares han fracaso. La población mundial se ha multiplicado por 12 en los últimos 500 años, superando los 6000 millones. El PIB es 10 veces el de 1820, 17 en el mundo anglosajón. Galbraith habla de "la sociedad opulenta", que gasta más de lo que posee merced a un "efecto riqueza", sugestión o espejismo de orígen bursátil. Sobra consumo, drogas...falta reflexión moral. 

Escribo en el día del "orgullo gay" y las manifestaciones, en su desfachatez, nos invitan a reparar en el proceso de disolución de la moral y la familia. No es incurable el "Síndrome Almodóvar" que señalara Amestoy . El inmediatismo y utilitarismo ha arrinconado toda disciplina personal o saber humanístico. La filosofía y la teología están en el museo, porque se oponen en alguna medida a este paraíso terrenal fatuo. He podido comprobar un curioso fenómeno ejemplar; la primera vez que fui a Santiago de Compostela, vi el "Árbol de la Ciencia" forjado en la pared del palacio Fonseca, colegio inmortalizado por la tuna, hoy museo Sarmiento y rectoral universitaria. Pues bien, si entonces la teología estaba en la rama más alta, hoy podemos comprobar que ha sido arrancada y fundida bajo las diversas técnicas. Un signo de los tiempos. 

Los planes de enseñanza, tipo LOGSE, responden a las directrices embrutecedoras del Club de Roma, en busca de productores y consumidores dóciles, no críticos. ¿Para qué escuela teniendo TV?. Este tema me duele especialmente por ser mi profesión. (No se por cuánto tiempo porque la enseñanza de religión en secundaria, normalizada en toda Europa menos en Francia, es objeto de especial desprecio en España, confundiéndola interesadamente con el confesionalismo, como si fuesen confesionales los demás países de Occidente). La cultura responde a un sistema de actitudes ante la vida. Es el cultivo científico del entendimiento, moralidad y sentimientos de cada hombre. La educación no es sólo la Escuela , está por detrás de la familia, la calle y la TV sobre todo, pero sigue siendo muy importante. Además de la retención de conocimientos intelectuales, aprender a pensar, que la formación atañe a las posiciones morales, las posiciones fundamentales frente al mundo, la elección de valores...son materia que habrá que tener presente en la nueva escuela a buscar. Aun suponiendo que los conocimientos de las nuevas generaciones han ido aumentando durante el siglo XX, proceso que de seguro se ha invertido desde la implantación de la logse y aun antes, con la lode, lógico porque se ha querido implantar el igualitarismo utópico y la desmotivación del esfuerzo, lo que sí es seguro es que la educación ha bajado. Al comienzo de siglo, el 64% de los españoles era analfabeto. Hoy tenemos un porcentaje de universitarios de los mayores del globo, pero ¿cuántos de ellos sabe escribir una carta normal? ¿Cuántos entender realmente un libro ajeno a su especialidad? Cuanto más libres se consideran, más manipulables resultan. 

Los chicos pueden no aceptar bien que un profesor impida comer chicle o llevar gorra en clase¡!, simplemente porque se ha perdido el sentido de la norma, de la compostura, de un mínimo respeto. Tiene razón el periodista Jiménez Losantos cuando dice que la irrupción de psicólogos, pedagogos teóricos, que no maestros, y de los padres asociados, ha perjudicado mucho a la enseñanza. Al parecer, niños y adolescentes pueden quedar traumatizados por cualquier cosa. Los viejos maestros nos dieron una bofetada alguna vez, y no les guardamos rencor por ello. Se atiende demasiado a sus reclamaciones y derechos. Se les mantiene entre algodones y se alienta la "ley del mínimo esfuerzo". Como consecuencia, la entrada en la vida laboral supone, para los que tienen esa suerte, un shock, y no digamos si se alistan en unas FAS ablandadas en todo lo posible. (Así tiene que reclutar donde y como puedan, el "proletariado externo" presente en las legiones del fin de Roma). Todo eso, unido a la hipersexualización de la cultura, (hoy en día la psicología ya no es freudiana pero la publicidad si), crea una prematura frustración en los veinteañeros, de difícilmente mensurables consecuencias. Para que los jóvenes puedan llegar a vivir plenamente sus vidas, con sentido y alegría, hay que proporcionarles, en el hogar y en la escuela, libertad, dignidad y respeto, y no sustraerles a los valores del trabajo, el esfuerzo y la disciplina proporcionales a su edad. 

De todas esas disfunciones, las consecuencias éticas, ecológicas, vitales se empiezan a hacer sentir, y a un ritmo que anunciaría de proseguir la autodestrucción de la Sociedad y de la Humanidad. La globalización se basa en el consumo indefinido, y no desea una cruzada que se oponga a la civilización hedonista de masas. Desde ese punto de vista, un referente moral como Juan Pablo II representa un obstáculo para la globalización ideológica, cuyo aspecto espiritual puede ser la New Age, el ecumenismo sincrético y, sobre todo, la "religiosidad a la carta", sensiblería si, norma, no. El intelectual católico Fabro lo define así; "Dios existe, pero no importa". 

Las personas dispuestas a ser diferentes, a educar de un modo diferente a otros, pueden ser un escollo, y lejos de todo sectarismo, un embrión de futuras aperturas, a esa globalización fanática, recuperando valores morales tradicionales, no sólo religiosos; algunos de ellos se han arrinconado a reductos castrenses o en la disidencia política marginal. Mientras Marías señala como lo más grave del siglo que ha muerto, el de todos los horrores de Verdún a Nagasaki, la aceptación social del aborto, Velarde considera la posible regeneración del hombre como "el tema de nuestro tiempo". 

El Hombre es ahora un simple número,-(cuando no mera res de ganadería embrionaria dentro de un proceso terrible de artificialización de la reproducción humana, entre otras aberraciones bioéticas que otros ponentes estudiarán)- Forma parte de su fragilidad la competitividad salvaje y a la incertidumbre laboral, que alcanza tanto al directivo de gran empresa, amenazado por misteriosas burbujas financieras, como al obrero cuyo status se haya amenazado por el dumping social del "proletariado externo" la inmigración en penuria. Aquél será jubilado prematuramente, pero éstos no pasarán a trabajar con sus mismos derechos. La gran masa, que constituye la base de la pirámide de Lippmann ; arriba la minoría que protege los intereses financieros, abajo el rebaño desconcertado que cree ser libre porque toma Coca-Cola y un big mac, o drogas de diseño el sábado noche, que ve "Gran Hermano" en la TV sin saber que realmente forma parte del "Gran Hermano " ese aparato, el sagrario de su hogar. El hombre actual es la antítesis de la persona, que, en definición de Guardini ; "es el ser conformado, interiorizado, espiritual y creador, siempre que esté en sí mismo y disponga de sí mismo....La realidad entera del hombre, y no sólo , por ejemplo, la conciencia o la libertad, pertenecen al ámbito de la persona, se encuentra bajo su responsabilidad y recibe el sello de la dignidad.... 

La Persona posee una dignidad absoluta. El valor de la persona deriva del hecho de que Dios le ha conferido a la condición de persona. La esencia de la persona se encuentra, pues, en último término, en su relación con Dios."· 

El concepto de persona tiene unas implicaciones iusnaturalistas, preexistentes al derecho positivo, que no podemos desarrollar aquí. El orden liberal ha pretendido negar todo derecho natural desde el racionalismo, para luego llegar, en abierta pirueta a apelar a aquel al establecer los llamados "Derechos Humanos", y una creciente justicia internacional, (muy dotada de embudos). Los viejos ejércitos nacionales atlantistas son, de un modo creciente sólo ya sus tentáculos policiales mundialistas. 
Laín Entralgo, en su último libro, considera que "la crisis de la vida occidental... tiene carácter formalmente estructural". La labor de la ONU, ONG s, (no hay nada más alógico que una definición por lo negativo) y demás instituciones humanitarias y culturales "no basta para salir satisfactoriamente -cuidado, no digo idílicamente-de la prolongada crisis histórica en que la humanidad está viviendo". 

Y ahora vamos con mi humilde "profética" particular. Creo que en la historia humana no hay nada escrito según un determinismo implacable. La Providencia, o la voluntad humana si se prefiere, que es su instrumento, tienen todo que decir. El nuevo siglo verá una vuelta a la espiritualidad, donde la cultura tradicional y humanística tenga un peso suficiente como para compensar tanta vulgaridad mediocre. La facilidad del acceso a la tecnología y la dispersión descentralizadora en algún caso, como es el internet, que se acabará fusionando con la televisión y la telefonía, reducirá, paradójicamente, la enorme capacidad de manipulación uniformista del gobierno mundial. Al reducirse la centralización informativa y de opinión, el "pensamiento único dejará de ser el único pensamiento. A la mencionada infopolución seguirá una línea de fuga; la venta y compra de información a su coste real, generalizándose la TV de pago. Aumentará su calidad en favor del segmento culto de la población, la emisión y prensa estándar, mantenida y controlada vía publicidad reducirá su base clientelar. La fragmentación de la audiencia reducirá el papel de los medios de masas. De mass media pasaremos a personal media. La personalización tendrá un múltiple camino. En el campo de la comunicación, subraya Donsbach, multiplicación e individualización de los camales. En el político, desregulación de frecuencias y trabas. En lo social fragmentando grupos, más allá del poder adquisitivo como criterio. En lo económico no parece que la fragmentación se cumpla; la concentración no tendrá más barreras que la misma dispersión de la atención a segmentos. 

El sistema de consumo loco no se mantendrá; o desarrollo sostenible y en parte solidario, o crisis total del modelo capitalista y antiecológico industrial. La tecnología es plenamente compatible con la formación íntegra del hombre, pero, antes de lanzarse al teclado los adolescentes, deben aprender a leer y a escribir correctamente, y a entender lo que leen. El libro no debe morir. La sociedad del ocio demandará la desvinculación relativa entre un salario social universalizado y la prestación laboral, con una solución de continuidad en los más diversos voluntariados y actividades culturales. La idea partió en 1986 de los filósofos flamencos Van Parijs yVander Veen , y Occidente se la puede permitir, aunque el problema no será tanto contable como inmigratorio. El "Estado de Bienestar" como objetivo real no parece compatible con la emigración masiva desde el tercer mundo. Incluso entendido como paso transitorio hacia un hipotético "Universo de Bienestar", parece más equilibrado ayudar a su desarrollo que importar su población. 

Alguien, supongo, se dará cuenta que la globalización judicial no puede ser hecha sólo contra quienes delincan desde el poder al sur del Danubio o Río Grande. 

Algunas grandes civilizaciones resistirán a la completa anglosajonización; Europa Continental, la Hispanidad, China y el Islam. El gran gurú de la tecnocracia, Negroponte , augura una fuerte presencia hispana y china en los contenidos de soporte electrónico. 

El "gran rombo" de Buela, la América hispana, "es una gran cultura en busca de su política", en boca de Posse. La Hispanidad es una verdadera categoría del ser schelleriano. García Morente coincide con ellos desde una perspectiva más conservadora, centrada en el arquetipo de hidalgo. 

El también filósofo Trías en La edad del espíritu, sostiene que Iglesia Católica experimentará una profunda segunda contrarreforma que la hará más pobre, más misionera, menos conformista y ecuménica que católica. 

El Hombre puede y debe ser más libre. Más dueño de su destino. Esa dignidad hay que ganarla. Dice Solzhenitsin; nada puede hacerse sin trabajo. Sin trabajo no hay nada que valga. Sin trabajo nadie es independiente. El camino es largo, larguísimo (....) Hay que ponerse al servicio no del gobierno accidental sino de la patria. Es ésta la que nos ha creado a todos, Ella está más allá, mucho más allá de todas las constituciones (...) es la herencia de todas las generaciones tanto anteriores como posteriores a la nuestra. No seamos la generación que va a traicionarlas a todas." 

Contra lo "contemporáneo", lo eterno. Contra la globalización como perfección transfronteriza de cuanto percibimos en el mundo actual como conjunto de libertades formales e injusticias concretas, universalicemos el concepto de hombre como tenedor de dignidad no relativizable. Contra el aplastamiento de la pluralidad, la nación y los grandes espacios culturales deben ser defendidos. 

A diferencia de una esposa, en la historia la victoria no es de quien la posee si no de quien la desea.



aranza


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com