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El golpe en Gabón acentúa el aumento de la inestabilidad política durante la última década en África
MADRID, 30 Ago. (EUROPA PRESS) - El golpe de Estado protagonizado este miércoles por un grupo de militares de Gabón refleja nuevamente el aumento de la inestabilidad política en el continente africano, cuya región central y occidental ha presenciado una decena de asonadas exitosas desde 2017, en caso de que se confirme que esta nueva intentona llega a buen puerto. Un grupo de doce militares ha comparecido a primera hora del día para anunciar la suspensión de los resultados de las elecciones del sábado, en las que el presidente, Ali Bongo, habría obtenido un tercer mandato tras recabar más del 64 por ciento de los votos, por el 30,77 por ciento conseguido por el principal candidato opositor, Albert Ondo Ossa. El encargado de leer el comunicado ha defendido que su objetivo es "defender la paz poniendo fin al régimen vigente" y ha argumentado que los resultados son "falsos", antes de incidir en que las recientes elecciones "no cumplieron con las condiciones de transparencia, credibilidad e inclusividad esperadas por los gaboneses". Posteriormente, ha confirmado que Bongo ha sido puesto bajo arresto domiciliario, sin que las autoridades se hayan pronunciado por ahora, en medio de manifestaciones espontáneas de decenas de personas en la capital, Libreville, en apoyo a los golpistas y después de que Brice Oligui Nguema, jefe de la Guardia Republicana --la 'guardia pretoriana' del presidente-- fuera sacado a hombros por militares entre gritos de "presidente, presidente". El propio Oligui Nguema ha desvelado en una entrevista al diario francés 'Le Monde' que próximamente habrá una reunión con los generales del Ejército para alcanzar "un consenso" sobre la persona que "encabezará la transición", lo que apunta a que el golpe estaría consolidándose y podría ser exitoso, lo que pondría fin a una dinastía de la familia Bongo que se extiende desde hace más de 50 años. La asonada ha tenido lugar en medio de las sospechas de fraude en torno a las elecciones, ya habituales durante las últimas décadas en el país --liderado entre 1967 y 2009 por Omar Bongo, padre del actual mandatario, y posteriormente por su hijo--, y ante las crecientes denuncias de corrupción y mala gestión por parte del Gobierno, acentuadas ante el ahondamiento de la crisis económica en Gabón. La región de África occidental y central, que durante décadas fue considerada como 'el cinturón del golpe', había logrado durante las últimas décadas avanzar en cuanto a la estabilidad política, si bien desde 2020 ha sido escenario de varias asonadas, entre ellas siete exitosas, a las que se podría sumar en los próximos días la intentona en Gabón. JUNTAS MILITARES DEL ATLÁNTICO AL MAR ROJO La mayoría de los golpes registrados en el continente desde 2012 han tenido su epicentro en la región del Sahel, con un total de tres en Malí --incluidos dos en 2020 y 2021 que han consolidado la junta actualmente liderada por Assimi Goita-- y otros dos en Burkina Faso --ambos en 2022, tras dos intentonas en 2015 y 2016--. A ellos se suman el reciente golpe perpetrado a finales de julio en Níger, que supuso el derrocamiento del hasta entonces presidente, Mohamed Bazoum, y el establecimiento de una junta liderada por Abdourahmane Tchiani, si bien sobre el país pesa una amenaza de intervención militar por parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) --que por ahora prioriza la vía diplomática-- para restablecer el orden constitucional. Asimismo, Chad se encuentra dirigido por un gobierno de transición liderado por el jefe de la junta militar establecida en 2021 tras la muerte en combate del entonces presidente, Idriss Déby, durante una ofensiva del grupo rebelde Frente para la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT). Tras su fallecimiento, su hijo Mahamat Idriss Déby fue puesto al frente del país por el Ejército y se disolvieron las instituciones hasta entonces en vigor para abrir una transición. En este cinturón que recorre el continente de este a oeste están incluidos Guinea, que sufrió en septiembre de 2021 un golpe que derribó a Alpha Condé tras las denuncias opositoras sobre su victoria para un controvertido tercer mandato al frente del país, y Sudán, escenario de un golpe en 2019 que derrocó a Omar Hasán al Bashir tras meses de protestas contra su régimen. Una segunda asonada sacudió Sudán en septiembre de 2021, liderada nuevamente por el jefe del Ejército, Abdelfatá al Burhan, quien cesó al entonces primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok. La nueva transición abierta en 2022 ha derivado en una guerra abierta en abril entre las Fuerzas Armadas y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) --ahora consideradas un grupo rebelde-- por las diferencias en torno a la integración de sus miembros en las filas del Ejército. Además, Guinea Bissau fue escenario de un golpe en 2012 --seguido de una intentona en febrero de 2022--, mientras que, ya fuera de esta parte del continente, Egipto presenció otra asonada en 2013 que alzó al poder al ahora presidente, Abdelfatá al Sisi, quien derribó al islamista Mohamed Mursi, que en 2012 se convirtió en el primer presidente electo del país africano tras la dimisión un año antes de Hosni Mubarak en el marco de las protestas de la Primavera Árabe. También en el norte de África, el presidente tunecino, Kais Saied, protagonizó un autogolpe en 2021 al disolver el Gobierno y el Parlamento e impulsar una reforma constitucional que refuerza sus competencias y que ha llevado a la oposición a denunciar una deriva autoritaria, marcada por los arrestos de activistas y disidentes. A todo ello se suma el caso de Zimbabue, que fue escenario en 2017 de un golpe de Estado incruento que puso fin a décadas de mandato de Robert Mugabe y llevó a la Presidencia a Emmerson Mnangagwa, recientemente reelegido en medio de denuncias de fraude por parte del principal líder opositor, Nelson Chamisa, que ha asegurado que fue él quien se hizo con la victoria en las urnas. GOLPES DE ESTADO EN ÁFRICA En caso de salir adelante, se trataría del primer golpe de Estado exitoso en Gabón desde su independencia de Francia en 1960 --tras las intentonas frustradas en 1964, dos en 1990 y 2019--, en pleno aumento de las asonadas en antiguas colonias francesas en el continente. Un estudio llevado a cabo en 2022 por los investigadores estadounidenses Jonathan Powell y Clayton Thyne revela que el continente fue escenario de 210 golpes de Estado desde 1955 hasta el 25 de enero de ese año --a los que habría que sumar los dos de Burkina Faso, las intentonas en Guinea Bissau, Gambia y Santo Tomé y Príncipe, Níger y Gabón--, cerca de la mitad de ellos, exitosos. Powell indicó entonces que los golpes están en general "limitados a los países más pobres del mundo" y tienden a tener lugar ante graves amenazas de seguridad o guerras civiles, si bien indicó igualmente que la pandemia ha jugado un papel en la situación al socavar los recursos disponibles en los países vulnerables que los ha ahondado sus crisis económicas, según el portal de noticias Axios. El argumento de Powell respecto a la influencia de la seguridad en esta situación tiene su reflejo en lo sucedido en los países del Sahel, sacudidos por un incremento de los ataques por parte de grupos yihadistas que ha llevado a los militares de estos países a derribar a los gobiernos alegando una mala gestión de la situación y prometiendo reforzar la seguridad. El continente africano ha sido el que más golpes de Estado ha registrado en la historia y, de hecho, de las 18 asonadas registradas a nivel mundial desde 2017, todas excepto una --el golpe militar de febrero de 2021 en Birmania--, han tenido lugar en África. Respecto al número de golpes e intentonas en el continente, Sudán aparece como el principal escenario de los mismos, con 17, seguido por Burundi, con once; Burkina Faso, Sierra Leona y Ghana, con diez; Comoros y Guinea Bissau, con nueve; Malí, Benín, Níger y Nigeria, con ocho, y Chad, con siete.
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