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Millones de niños son desplazados por fenómenos climáticos extremos 


2023-10-06

ANIRUDDHA GHOSAL y CAMILLE FASSETT | Los Angeles Times

Tormentas, inundaciones, incendios forestales y otros fenómenos climáticos extremos provocaron poco más de 43 millones de desplazamientos que involucraron a niños entre 2016 y 2021, de acuerdo con un informe de las Naciones Unidas.

En las próximas tres décadas habrá más de 113 millones de desplazamientos de menores, según una proyección del documento de UNICEF difundido el viernes, que tomó en cuenta los riesgos relacionados con el desbordamiento de ríos, vientos ciclónicos y las inundaciones que se dan tras una tormenta.

Algunos niños, como Shukri Mohamed Ibrahim, de 10 años, ya viven lejos de su hogar. Hace cinco meses, su familia abandonó su casa en Somalia tras realizar las oraciones matutinas un sábado.

La peor sequía en más de 50 años destruyó los otrora fértiles pastizales de los que dependía la familia y los convirtió en un páramo. Así que, sólo con poca ropa y algunos utensilios metidos en sacos, emigraron hacia un campamento en la capital Mogadiscio, donde Ibrahim, que sueña con ser doctora, está yendo a la escuela por primera vez. Eso ya es una ganancia, pero el campamento carece de condiciones adecuadas de alojamiento y sanidad, y la comida es escasa.

“Necesitamos algo que pueda protegernos del calor durante el día y del frío en la noche”, dijo Ibrahim.

La miseria derivada de desastres prolongados como sequías con frecuencia aparece poco en las noticias. En al menos 1,3 millones de veces, niños tuvieron que dejar sus hogares a causa de la sequía en los años abarcados por el informe —más de la mitad de ellos en Somalia—, pero probablemente esa cifra es menor a la real, señaló el informe. A diferencia de las inundaciones o tormentas, no existen evacuaciones preventivas frente a una sequía.

El cambio climático a nivel mundial ya ha dejado a millones de personas sin hogar. El aumento del nivel de los mares hace retroceder los litorales; las tormentas azotan a megaciudades y las sequías exacerban los conflictos. Pero a pesar de la intensificación de los desastres, al mundo aún le falta reconocer a los migrantes expulsados por fenómenos climáticos y hallar medios formales para protegerlos.

“La realidad es que un número mucho mayor de niños van a resultar afectados en el futuro, a medida que los impactos del cambio climático sigan intensificándose”, comentó Laura Healy, especialista en migración del UNICEF y una de las autoras del informe.

Casi un tercio —o 43 millones de las 134 millones de veces que personas tuvieron que dejar sus moradas debido al clima extremo de 2016 a 2021— había niños incluidos. Casi la mitad se vieron obligadas a abandonar sus casas debido a tormentas. De esa cifra, casi cuatro de cada 10 desplazamientos ocurrieron en Filipinas.

Las inundaciones desplazaron a menores más de 19 millones de veces en lugares como India y China. Los incendios forestales afectaron a niños 810,000 veces en Estados Unidos y Canadá.

Con frecuencia, los datos de seguimiento a las migraciones causadas por fenómenos climáticos extremos no hacen una diferenciación entre niños ni adultos. El UNICEF trabajó con el Centro Internacional de Monitoreo de Desplazados, una organización sin fines de lucro con sede en Ginebra, para marcar en el mapa los lugares donde los menores fueron los más afectados.

Filipinas, India y China tuvieron el mayor desplazamiento de niños debido a peligros climáticos, de casi la mitad de los casos. Esos países también tienen vastas poblaciones y sólidos sistemas para evacuación de personas, lo que les facilita la compilación de datos.

Pero en promedio, los niños que viven en el Cuerno de África o en una pequeña isla en el Caribe son más vulnerables. Muchos sufren “crisis que se sobreponen”, ya que los riesgos de los fenómenos climáticos extremos se agravan por conflictos, instituciones frágiles y pobreza, dijo Healy.

Cuando se abandonan los hogares, los niños enfrentan más riesgos.

Durante una inundación sin precedentes del río Yamuna en julio en la capital india de Nueva Delhi, las corrientes arrasaron la cabaña donde vivía la familia de Garima Kumar, de 10 años.

Las aguas también se llevaron su uniforme y libros escolares. Kumar vivió con su familia en las aceras de la megaciudad y perdió un mes de clases.

“Otros estudiantes de la escuela me molestaban porque mi casa se había inundado. Porque no tenemos una casa fija”, dijo Kumar.

Las aguas de las inundaciones ya se retiraron y la familia comenzó a reparar su vivienda el mes pasado, un proceso que la madre de Garima, Meera Devi, dijo que tienen que repetir una y otra vez porque las inundaciones se han vuelto más frecuentes. Su padre, Shiv Kumar, no tiene trabajo desde hace más de un mes. El único ingreso de la familia son los 2 dólares diarios que la madre gana como trabajadora doméstica.

Los niños son más vulnerables porque dependen de los adultos. Esto los pone en riesgo de ser explotados y de no tener protecciones, dijo Mimi Vu, una experta en contrabando humano y asuntos de migración que vive en Vietnam, quien no participó en la elaboración del informe.

“Cuando estás desesperado haces cosas que habitualmente no harías. Y por desgracia, con frecuencia los niños se llevan la peor parte, porque son los más vulnerables y carecen de la capacidad de sostenerse por sí mismos”, declaró.

Vietnam, junto con países como India y Bangladesh, probablemente tendrán en el futuro muchos menores desarraigados de sus hogares, y tanto los funcionarios que diseñan políticas como el sector privado necesitan garantizar que la planificación climática y energética tome en cuenta los riesgos que representan los fenómenos climáticos extremos para los niños, dijo el UNICEF en el informe.

Al calcular los futuros riesgos, el informe no incluyó incendios forestales ni sequías, ni posibles medidas de mitigación. Dijo que servicios vitales como la educación y la atención médica necesitan convertirse en “capaces de responder a situaciones de choque, portátiles e incluyentes”, para ayudar a los niños y sus familias a sobrellevar mejor los desastres. Esto significaría tomar en cuenta las necesidades de los menores en distintas etapas, desde garantizar que tengan oportunidades para estudiar, que puedan permanecer con sus familias y que a la larga puedan encontrar trabajo.

“Tenemos las herramientas. Tenemos los conocimientos. Pero no estamos trabajando con la celeridad suficiente”, dijo Healy.
 



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