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El papel de la diplomacia alemana en el Cercano Oriente
La ministra alemana, Annalena Baerbock, con el primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mohamed Shtaye. Christoph Hasselbach / DW El papel de Alemania en el conflicto del Cercano Oriente está marcado por su especial relación con Israel. No obstante, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, busca soluciones con casi todos los implicados. Las brechas son profundas. Annalena Baerbock, la ministra alemana de Relaciones Exteriores, cumple ya su tercera misión en el Cercano Oriente desde el inicio del conflicto. Este viaje la llevó a Israel, la Cisjordania, los Emiratos Árabes y Arabia Saudita. Sus objetivos directos: ayuda para la población civil de la Franja de Gaza y la liberación de los rehenes que están en manos de Hamás, considerada una organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y otros. Más allá de lo anterior, quiere ayudar a evitar la propagación del conflicto a nivel regional y, muy a largo plazo, colaborar con una posible solución pacífica. Para la diplomacia alemana, lo importante es "ejercer influencia sobre todas las partes para poner fin a este conflicto lo antes posible. Y hacerlo de un modo que garantice la seguridad de Israel y genere, al mismo tiempo, una perspectiva de futuro para los palestinos”. Así resume la tarea del Ministerio de Asuntos Exteriores berlinés Hans-Jakob Schindler, de la organización internacional Counter Extremism Project, en conversación con DW. Una postura compleja El Gobierno alemán no deja lugar a dudas en cuanto a que considera la seguridad de Israel una ”razón de Estado”. Baerbock ha declarado que el detonante de esta guerra fue "el bárbaro ataque de Hamás” contra Israel. Por otra parte, condenó en Israel la reciente violencia de colonos radicales israelíes contra palestinos en la Cisjordania y demandó, al unísono con su homólogo estadounidense, Antony Blinken, que no haya "expulsiones de Gaza y ninguna ocupación o reducción territorial de Gaza”. Alemania incrementará, además, la ayuda humanitaria para los territorios palestinos este año en otros 38 millones de euros, elevando la suma a 160 millones. No todos sus interlocutores pueden entender esta línea. El primer ministro palestino, Mohamed Shtayé, se ha quejado amargamente de Alemania. "Respaldar a Israel con armas lo anima a proseguir su agresión contra nuestro pueblo en Gaza”, dijo. A comienzos de año, Alemania e Israel habían acordado el envío de otros tres submarinos germanos. Incluso la cuestión de una tregua en la Franja de Gaza es complicada para la diplomacia alemana. "Si las armas callan durante un período más prolongado, solo servirá a los terroristas de Hamás para reponer fuerzas”, dijo Michael Roth, parlamentario socialdemócrata en un programa de TV. También el canciller, Olaf Scholz, ha rechazado demandas de cese el fuego. Para él, a lo sumo, podría haber "pausas humanitarias” y es importante que "Israel consiga derrotar a Hamás”. Potenciales mediadores En el viaje de Baerbock también fueron relevantes los encuentros con representantes de países como Arabia Saudita y Qatar. Ambos son influyentes potenciales mediadores, por ejemplo, en lo tocante a la liberación de los rehenes. Especialmente Qatar, que no solo alberga a la cúpula de Hamás, sino que se cuenta entre los principales financistas de esa organización. Pero, según Schindler, no hay que sobreestimar el papel de Alemania. "El Gobierno alemán solo tiene la posibilidad de pedir y advertir. En este conflicto, naturalmente, no tenemos una influencia comparable, por ejemplo, con la de Estados Unidos”, indicó. Los márgenes de acción podrían toparse con sus límites en la visita a Berlín del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien ha calificado a los atacantes de Hamás como "libertadores”. Josef Schuster, presidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania, dijo recientemente al medio Redaktionsnetzwerk Deutschland: "Quien no solo niega el derecho de Israel a existir, sino que también lo combate activamente, no puede ser socio de la política alemana”. No obstante, Berlín quiere mantener el diálogo también con este complejo interlocutor. La meta a largo plazo Aun cuando sus interlocutores israelíes lo descarten de momento, Baerbock, al igual que Blinken, menciona como meta a largo plazo la solución de los dos Estados: uno palestino y otro israelí, como ya habían acordado ambas partes en la década de 1990. Ese es "el único modelo sostenible que puede garantizar duraderamente la paz y la seguridad para israelíes y palestinos”, afirmó la ministra alemana en Tel Aviv. Pero, por ahora, allí no se quiere oír nada de eso. Según Schindler, "de seguro está claro que esa solución de dos Estados representa en este momento una meta muy distante, muy vaga”. Mantener el statu quo sin Hamás no sería, a su juicio, una "solución sostenible”. Indica que dicho statu quo ya era "muy frágil” ya antes del ataque de Hamás. Con la destrucción de su infraestructura terrorista, Hamás se debilitaría, pero su ideología podrá sobrevivir. En consecuencia, Schindler no ve más alternativa que trabajar en pos de dicha solución de dos Estados. Y considera que también Alemania debería hacerlo. JMRS |
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