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Líbano y el miedo a una guerra inminente


2024-01-17

Por | Abbas Al-Khashali, Jennifer Holleis

Gran parte de los habitantes del Líbano teme que la guerra en Cercano Oriente pronto alcance su país. Los enfrentamientos entre Israel y la milicia Hezbolá se agudizan cada día.

Hay días en que parece que la región fronteriza entre Líbano e Israel  ya está en guerra: drones no tripulados israelíes cruzan el cielo, mientras la milicia Hezbolá, respaldada por Irán, se enfrenta al Ejército de Israel.

La mayoría de los civiles a ambos lados de la frontera ya han abandonado la región. "Temo que Hezbolá nos hunda en una guerra con la que los ciudadanos no tenemos nada que ver", dice a DW un libanés de 40 años, de Beirut, que, por temor a represalias, no quiere revelar su verdadero nombre.

"¡El Líbano no está preparado para una guerra, nada en el país lo está, ni los hospitales ni la infraestructura!", exclama.

Muertos de ambos lados

Los enfrentamientos entre Hezbolá e Israel resurgieron tras los ataques de Hamás en octubre de 2023 en territorio israelí, que se saldaron con cerca de 1,200 muertos y 240 secuestrados.

Tras semanas de escaramuzas, el conflicto parece escalar en la región fronteriza. Hasta ahora, han muerto más de 185 libaneses, entre ellos, 141 miembros de Hezbolá, y 14 soldados israelíes, según la agencia AFP.

"En cierta medida, ya estamos viendo ahí una confrontación regional", dice Kelly Petillo, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, en declaraciones a DW.

Esperanzas de una solución diplomática

La semana pasada, tanto el ministro de Exteriores de Estados Unidos, Antony Blinken, como su homóloga alemana, Annalena Baerbock, visitaron al primer ministro del Líbano, Najib Mikati, a fin de desescalar la situación.

Asimismo, el coordinador especial de Estados Unidos para la Infraestructura y Seguridad Energética Global, Amos Hochstein, abogó por una solución diplomática en Beirut.

No obstante, se trata de una misión complicada: en muchos países occidentales, el ala militar de Hezbolá es considerado como una organización terrorista. En el Líbano, en cambio, la milicia es vista más bien como una fuerza política.

En varias ocasiones, Hezbolá ha formado parte del gobierno del país. Sin embargo, los representantes de Occidente no hablan directamente con la milicia chiíta, que es financiada sobre todo con dinero de Irán.

Gobierno con influencia limitada

Si bien el jefe de gobierno Mikati ha reiterado que quiere impedir una guerra en su país, Heiko Wimmel, del International Crisis Group, asegura que "lo que el gobierno libanés hace u omite, no es relevante".

En entrevista con DW, el experto sostiene que Hezbolá es el actor que determinará el desarrollo del conflicto.

Para Wimmel, tanto la población como el gobierno en el Líbano son meros "espectadores". "Hezbolá persigue sus propios intereses estratégicos, que no necesariamente son idénticos a los intereses del Líbano", agrega.

"Forma parte de la coalición regional con Irán y otros actores, también llamada 'Eje de la resistencia'. Sus miembros tienen otros objetivos que defender al Líbano y salvaguardar su estabilidad", explica Wimmel.

"Enorme riesgo de cometer un error"

El politólogo David Daoud, en cambio, cree que Hezbolá no es independiente de la sociedad libanesa. En un reciente análisis en la página web del Consejo del Atlántico, escribió que la milicia tiene que posicionarse entre sus responsabilidades como miembro del eje de la resistencia liderada por Irán y las dinámicas sociopolíticas del Líbano.

Según Daoud, "Hezbolá está consciente de la importancia del respaldo de la población", que arriesga perder innecesariamente en caso de que se sume a una ofensiva militar en contra de Israel. 

En opinión de la experta Kelly Petillo, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, Irán y Hezbolá no están interesados en que la guerra se expanda. Sin embargo, agrega, la situación sigue siendo sumamente delicada: "El riesgo de cometer un error que altere el equilibrio es enorme".

En el Líbano, crece el miedo de que este frágil equilibrio se pierda. Y es que muchos libaneses no confían en las capacidades de su Ejército, que es considerado más débil que Hezbolá.



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