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Las tropas de Ucrania llegan exhaustas al segundo aniversario de la guerra contra Rusia
Newsweek / A dos semanas de cumplirse el segundo aniversario de la guerra, el ejército de Ucrania, exhausto tras su contraofensiva fallida en 2023, se encuentra nuevamente a la defensiva ante un frente estancado y los asaltos de las tropas de Rusia, más numerosas y con mejor armamento. Recientemente, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reemplazó al comandante en jefe de sus Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, por el general Oleksander Sirski. Consciente de que la situación puede llegar a ser crítica, Zelenski le encomendó reconstruir sus legiones para eventualmente liberar las regiones bajo control ruso y no perder otras. “El tiempo de la renovación es ahora”, dijo Zelenski, que pidió a su nuevo comandante en jefe “un plan de acción realista y detallado” para 2024 con la ambición de recuperar 20 por ciento del territorio ucraniano ocupado. “El 2024 no puede ser un éxito para Ucrania salvo que haya cambios”, añadió. LA LLUVIA, LA NIEVE Y EL DESGASTE FÍSICO, LOS ENEMIGOS DE LAS TROPAS DE UCRANIA Pero en el frente, la lluvia y la nieve del invierno, el segundo para muchos de los soldados, desgasta el físico y la moral de las tropas. “Los chicos están muy cansados. Moralmente, físicamente, no pueden más. Porque después de dos años, no hemos visto el final del túnel”, decía a la AFP en enero un soldado cerca de Kupiansk, en el noreste, una de las zonas asaltadas sin descanso por los rusos desde hace meses. A finales de 2022, la moral se vio reforzada por el éxito de las ofensivas en Járkov, en el noreste, y en Jersón, en el sur. Pero 2023 y los comienzos de 2024 se vieron marcados por una serie de reveses. La ciudad de Bajmut cayó en mayo a manos rusas tras meses de una sangrienta batalla. Después, la contraofensiva estival de Kiev solo permitió recuperar algunas localidades a costa de enormes pérdidas. Las tropas de Ucrania se chocaron contra una sólida defensa del ejército ruso, que ahora pasa a la ofensiva con ataques constantes, especialmente en Avdiivka, en el frente oriental. Esta ciudad obrera se ha convertido en un nuevo símbolo de la resistencia ucraniana. Desde octubre, las fuerzas rusas atacan y bombardean masivamente la localidad donde, en medio de una extendida destrucción, viven todavía unos 900 civiles de los 30,000 de antes de la guerra. LAS PÉRDIDAS DEL EJÉRCITO UCRANIANO La única buena noticia de los últimos meses fue la situación en el mar Negro. Ucrania puede presumir de haber hecho retroceder a la poderosa flota rusa con ayuda de misiles y drones marítimos y de haber despejado una vía crucial para la exportación de cereales ucranianos. En dos años, las tropas de Ucrania también sufrieron pérdidas, cuya magnitud no se ha revelado, pero que según Estados Unidos se elevaría a unos 70,000 muertos y hasta 120,000 heridos. Actualmente, apenas encuentra voluntarios para el frente, siendo urgente remplazar las pérdidas. Además, algunos veteranos empiezan a reivindicar un derecho a la desmovilización. Rusia, país más poblado, más rico y autoritario, parece por su parte reforzar sus filas gracias a una mezcla de propaganda patriótica, coacción e incentivos económicos. En Ucrania, el debate sobre la movilización levanta malestares y el gobierno tuvo que replantear su proyecto de ley sobre esta cuestión. UCRANIA CON AYUDA TARDÍA E INSUFICIENTE “Nuestras unidades no tienen suficiente personal. Necesitamos jóvenes, menores de 40 años. Y lo más importante es estar motivado”, declaraba a la AFP a finales de diciembre un comandante de un batallón cerca de Bajmut. El ejército quería 500,000 movilizados más, pero el presidente Zelenski no lo autorizó. En tanto, los europeos desbloquearon, no sin dificultades, una nueva ayuda de unos 54,000 millones de dólares, sin embargo, las entregas de obuses de artillería llegaron tarde. Sin ayuda y con una industria militar incipiente, Ucrania no podrá responder ante el potencial de una Rusia cuya economía está completamente orientada al esfuerzo bélico. Ucrania debe igualmente multiplicar su producción de drones, que se ha convertido en un arma indispensable. Finalmente, para resistir, Kiev reclama a sus aliados medios de defensa aérea. En noviembre, Volodimir Zelenski señalaba que si los rusos “controlan todo el cielo, nosotros no podemos avanzar”. “En 2024, la prioridad es expulsar a Rusia del cielo pues aquel que controle el cielo determinará cuándo y cómo va a acabar la guerra”, insistió en enero el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmitro Kuleba. aranza |
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