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El mal y la esperanza en un mundo nuevo 


2024-03-08

Por | P. Arnaldo Alvarado 

Después de todo siempre hay una esperanza en un mundo mejor sin desentendernos del presente 

Nos encontramos en una situación histórica especial. Realmente estamos sorprendidos de lo que los seres humanos somos capaces. La civilización ha alcanzado cotas tan altas en el progreso científico y tecnológico especialmente, mas eso no es todo.

Casi tenemos el deseo de buscar otro lugar fuera del planeta tierra donde vivir mejor. Es un momento apasionante el que nos toca vivir; a su vez apreciamos como si una nube gris cubriera el horizonte y esto nos sorprende más. Vivimos momentos tensos a nivel personal y global.

La razón nos dice que debe existir el autor del bien y que debe ser sólo del bien no del mal; y además que debe ser un solo principio. Existe el bien pero también convivimos con el mal. Entonces ¿cuál es el origen del mal? El mal nace de la ausencia de bien; es privación. Su existencia está en relación al bien ausente. Porque el mal como cosa en sí –ontológico- no puede darse.

Intentemos decir algo sobre el mal. Ahora bien el mal puede ser debido a distintas causas: desastres naturales y los causados por la libertad humana. Con respecto a lo primero nos llama la atención los terremotos, virus, malarias, inundaciones, etc. Esto podríamos entenderlo a primera vista en cuanto que la naturaleza tiene un orden y salir de ese ámbito siempre será desastroso para el hombre. Esos males no lo buscamos ni lo elegimos; pero tal vez sí lo provocamos.

El mal causado por la libertad del hombre siempre dejará explicaciones pendientes ¿por qué?. Para percatarnos de esta realidad basta revisar los medios de comunicación que fácilmente se presentan como canales de difusión de estas noticias. Notamos cómo la cultura del mal (de la muerte) se convierte en un imperio que conquista nuevas tierras. Cada vez el viral del mal como si multiplicara sus versiones en distintos ámbitos. La causa de todo esto es el mismo hombre.

Si en los inicios de todo el universo salió bueno y perfecto entonces algo ocurrió en el tiempo. El mal sólo puede aparecer en el tiempo. Tenemos que acudir a la teología que tiene más autoridad a este nivel. Con razón la teología habla de la causa del mal en el pecado original que consistió en el rechazo al plan de Dios sobre la creación y el mismo hombre especialmente. Esa nueva condición de quiebra supone una ruptura en cuatro ámbitos: personal, social (con los demás), con la creación y con Dios mismo. Se perdió la armonía y la belleza original. Esta realidad nos explica la situación del hombre que está propenso a administrar mal su libertad. Si no hace actos de virtud puede errar y fallar.

Después de todo siempre hay una esperanza en un mundo mejor sin desentendernos del presente. Lo que queda es pues ahogar el mal en abundancia de bien entonces. La presencia del redentor y salvador hace falta necesariamente para que la esperanza se cumpla. Tal debe ser una persona humana y divina y no puede ser otra realidad. Entonces sí el bien debe triunfar, la creación debe llegar a un orden nuevo después de la historia.


 



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