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Tras ataque en Moscú, ¿se ve afectada la imagen de Putin?
Por Aparna Ramamurthy | DW A raíz del mortal ataque en Moscú, están surgiendo dudas sobre la seguridad de Rusia, especialmente después de que el presidente Vladimir Putin hizo caso omiso de las advertencias occidentales. "¡Putin dimite!”, es el cántico que resonó en 2018 después de que se produjera un incendio en un concurrido centro comercial en Siberia, apenas una semana después de las últimas elecciones presidenciales rusas, que dieron a Vladimir Putin un segundo mandato consecutivo como presidente, y el cuarto en total. Pero después del mortal ataque en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú el pasado viernes, el lema "Estamos de luto" es el que ha invadido la ciudad mientras Rusia lamenta la pérdida de al menos 139 vidas. Apenas cinco días después de las elecciones presidenciales de 2024, en las que Putin extendió su mandato por seis años más, hombres armados vestidos con ropa de camuflaje irrumpieron en la sala, dispararon a la gente a quemarropa y lanzaron bombas incendiarias. El llamado Estado Islámico de Jorasán (ISIS-K) se ha atribuido la responsabilidad del ataque, y Washington dice que no hay razón para dudar de la afirmación del grupo extremista, una rama afgana del transnacional Estado Islámico (EI). Pero, ¿se culpará a Putin por lo que la inteligencia rusa considera un grave error? El Kremlin culpa a Kiev Al menos siete sospechosos han sido acusados de cometer delitos relacionados con el terrorismo. Según la agencia estatal de noticias rusa TASS, cuatro de los hombres fueron identificados como ciudadanos de Tayikistán, donde se sabe que prevalece el reclutamiento del EI. A pesar de la fuerte evidencia que respalda la afirmación del EI de que llevó a cabo el ataque, los canales de televisión rusos y altos funcionarios han hecho acusaciones no verificadas que sugieren la participación de Ucrania. El propio Putin insinuó lo mismo durante su discurso nacional el sábado. Dos días después del ataque, Putin admitió que fue cometido por terroristas islamistas. Pero al mismo tiempo, reiteró sus acusaciones contra Ucrania en lo que ha sido ampliamente visto como un intento de desviar en parte la atención de las fallas de seguridad de su gobierno y justificar la invasión del país vecino. "Rusia quiere utilizar cualquier cosa para justificar la guerra de Ucrania y ahora intenta utilizar este ataque terrorista para justificarla", afirma a DW Vera Mironova, académica y escritora ruso-estadounidense. La experta cree que esto podría ser problemático para Ucrania, ya que Moscú podría intensificar sus ataques. Aunque Kiev ha negado cualquier participación y no hay pruebas de que Ucrania haya desempeñado algún papel en el ataque a la sala de conciertos, Mironova sostiene que los rusos pueden llegar a creer la narrativa del Kremlin debido a su persuasiva propaganda. El Gobierno de Putin frente a los desafíos de seguridad Sin embargo, después de 24 años de gobierno de Putin y dos años de guerra con Ucrania, el ataque puede terminar teniendo consecuencias políticas. Fallos de seguridad como el ataque del viernes socavan la imagen del presidente como garante de un Estado poderoso y unificado que puede proteger a los rusos. El ascenso de Putin al poder comenzó con una dura operación de contrainsurgencia en Chechenia. En septiembre de 1999 se produjeron cuatro explosiones en bloques de apartamentos en Moscú. El Kremlin culpó a militantes chechenos, a pesar de la falta de pruebas. Sin embargo, basándose en las acusaciones del Kremlin, Putin, entonces primer ministro, lanzó una campaña de bombardeos contra Chechenia. Esa ofensiva le dio a Putin un impulso de popularidad antes de su primera victoria presidencial. Desde entonces, Rusia ha sufrido otros ataques mortales, como el asedio de un teatro de Moscú en 2002, la crisis de rehenes en una escuela de Beslán en 2004 y otros ataques contra redes de transporte. Estos han sido vinculados con los separatistas chechenos y más tarde con Al Qaeda y el grupo EI. Putin ignoró las advertencias de Estados Unidos sobre ataque Pero el ataque del viernes, que puede calificarse como un fracaso infame de la inteligencia rusa, ha devuelto una sensación de vulnerabilidad. Y el propio Putin ha desempeñado un papel relativamente importante en ese fracaso. La embajada de Estados Unidos en Rusia advirtió el 7 de marzo de que "extremistas" estaban planeando un ataque inminente en Moscú y advirtió a la gente que evitara conciertos y multitudes. Pero en una reunión de la Junta de Seguridad del Servicio Federal el 19 de marzo, apenas tres días antes del ataque al Crocus, Putin desestimó las advertencias como "declaraciones provocativas de varias estructuras oficiales occidentales sobre posibles ataques terroristas en Rusia", según una transcripción del Kremlin. En una táctica de culpar a Occidente por casi todos los males que aquejan a su país, Putin dijo que las acciones "parecen un chantaje directo y la intención de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad". Inmediatamente después del ataque, el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos confirmó que había compartido información de inteligencia con Rusia sobre el inminente ataque, "de acuerdo con su antigua política de 'deber de advertir'". "Los servicios de seguridad rusos son disfuncionales" Las deficiencias de inteligencia de Rusia también pueden atribuirse en parte al enfoque de gobierno rigurosamente vertical y autoritario de Putin, que restringe la iniciativa propia necesaria para un funcionamiento adecuado. Además, según los expertos, los esfuerzos de inteligencia rusos en los últimos años se han centrado en gran medida en acosar a los disidentes internos, en lugar de protegerse de las amenazas externas. Pavel Luzin, experto en política rusa del Instituto de Investigación de Política Exterior de Estados Unidos, explicó a DW que hay signos de deterioro en todo el aparato de seguridad. "Vemos que los servicios de seguridad rusos son disfuncionales a pesar de su escala. La gente simplemente no cumple con su deber sin una orden", comentó Luzin. "Esto significa un deterioro de las instituciones de seguridad rusas", agregó. El observador político ruso Dmitry Kolezev comparte esta opinión: "Los servicios de inteligencia se centran en la investigación política y la intimidación de los ciudadanos. No cumplen con su responsabilidad directa de proteger a la sociedad de amenazas reales", escribió en la red social X, antes Twitter. Los servicios de seguridad están ocupados con Ucrania y protegiendo al régimen de Putin El ataque del 22 de marzo parece un gran fracaso de parte del Estado, añadió Kolezev. Pero la investigadora ruso-estadounidense Mironova comentó a DW que no le sorprende que no haya nadie disponible para luchar contra el terrorismo en Rusia. No obstante, Mironova siente que al final todo este asunto puede no llegar a dañar la imagen de Putin, ya que se ha esforzado por demostrar que todavía tiene el control. "Las imágenes de los presuntos perpetradores que parecen haber sido golpeados cuando fueron llevados ante tribunales rusos, incluso con una oreja cortada, transmiten un mensaje del firme manejo del asunto por parte de Putin", cree Mironova. aranza |
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