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Pierde sentido religioso celebración de Semana Santa
Roberto Blancarte El sentido religioso de la Semana Santa se transformó en los últimos años, y de ser una actividad religiosa dedicada a recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la mayoría de la población la asume simplemente como días de descanso, afirmó el especialista de El Colegio de México, Roberto Blancarte Pimentel. “El sentido original religioso no es el mismo, se transformó en un sentido secular. Esta fecha, como otras, han servido de base para que en el calendario cívico se determine un periodo vacacional, una práctica hoy común pero que responde a un largo proceso de secularización de la sociedad en la mayor parte del mundo occidental”, afirmó el también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Dijo que a la jerarquía católica no le gusta la pérdida del sentido religioso de esta conmemoración, de recordar la pasión de Cristo, y quisiera que estos días fueran de guardar, estrictamente religiosos, que la gente no paseara o se fuera de fiesta, y reviviera, en cambio, esa pasión de manera muy religiosa, "pero eso ya no existe”. Blancarte Pimentel, investigador Asociado del Grupo Sociedades, Religiones, Laicidades (GSRL), de la Escuela Práctica de Altos Estudios de París, agregó que lo que ahora se privilegia en esta Semana Santa es el espíritu vacacional. Aunque el calendario se ha ido transformando, mantiene fechas que son religiosas (el 25 de diciembre coincide con el nacimiento de Jesús), y también fechas cívicas (21 de marzo, conmemoración del natalicio de Benito Juárez). “Con esto se tiene una mezcla de días feriados que originalmente eran religiosos, que pierden su sentido y se van incorporando como feriados cívicos”, argumentó. Explicó que en nuestro país, “la Ley de Libertad de Cultos (1860) —parte de las Leyes de Reforma— fue la que estableció la posibilidad de creer o no creer en lo que la persona quisiera, pero también reglamentó los días feriados, entre ellos los religiosos, porque en aquella época había muchos y se celebraban demasiadas fiestas religiosas, se trató de dejar algunas y limitar los días de asueto y las vacaciones porque eran excesivas”. Consideró que la economía nacional ha hecho también que se modifique el sentido y la lógica de estos periodos, ya que un día feriado no necesariamente se celebra en el día exacto, sino que se pega a un fin de semana para hacerlo más amplio, lo que lo hace económicamente más atractivo para el turismo. En un comunicado de la AMC, Roberto Blancarte destacó la transición y los sentidos que se le ha dado a la Semana Santa. Hasta principios del siglo XIX, las vacaciones en México se establecían religiosamente, y religiosamente respondían a una necesidad social. Eso cambia con el surgimiento del Estado mexicano, que regula las fiestas religiosas y empieza a establecer su propio calendario cívico. Aunque esta es una forma de secularizar las fechas religiosas, hay gente que todavía responde a esta necesidad de culto y, en realidad, fechas como la de Semana Santa ya no constituyen una tradición para la mayoría de la población que, por el contrario, asume simplemente que son días de descanso. Roberto Blancarte detalló que en este proceso de secularización, muchos creyentes no necesariamente son practicantes de todos los rituales que establece su iglesia. Describe que en los últimos 50 u 80 años, las personas que siguen la religión católica, por ejemplo, no van regularmente a misa, ni practican su religión como la jerarquía católica quisiera. “Van desarrollando una especie de creencia a su manera, en la que hay una praxis personal y no necesariamente la que establece la institución; muchos de estos creyentes no se sienten obligados a seguir en ningún nivel, que pueden ser desde ceremonias religiosas, hasta practicas cotidianas en días que pueden calificarse como más sagrados o santos. No quiere decir que la gente deje de ser creyente, simplemente lo es a su manera”. Para el autor de libros como “Historia de la Iglesia Católica en México” y “El pensamiento social de los católicos mexicanos”, las instituciones eclesiásticas en esta evolución han ido perdiendo el control de la vida social que antes giraba en torno a la vida religiosa. “En México y otras partes del mundo, la vida parroquial estaba en el centro de la actividad de muchas poblaciones, pero en la medida en que hubo un proceso de urbanización y de industrialización, cambió la forma de trabajar de la gente incluyendo sus tradiciones religiosas, las cuales se fueron perdiendo. La religión quedó como un ámbito de actividad específico para las personas”. Blancarte Pimentel comentó que festividades como Semana Santa son un proceso de secularización muy complejo: “la sociedad se ha transformado, para bien o para mal, y esto ha tenido efectos positivos en muchos sentidos, sobre todo en el ámbito de las libertades individuales”, destacó. JMRS |
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