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Obispo de Estados Unidos teme que medidas del gobierno afecten la atención fronteriza católica a migrantes
LOUISVILLE, Kentucky, EU (AP) — Los funcionarios del gobierno infringirían la libertad religiosa si restringieran la labor de la Iglesia católica al servicio de los migrantes a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, según un eminente obispo estadounidense. El arzobispo Timothy Broglio, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés), abordó el tema esta semana en Louisville, Kentucky, durante una reunión de la USCCB en que surgieron repetidamente cuestiones relacionadas con la inmigración, como la larga espera para obtener visados para trabajadores religiosos. Hizo referencia a los recientes ataques de funcionarios del gobierno contra el trabajo religioso en la frontera, como los intentos del secretario de Justicia de Texas de cerrar una organización católica sin ánimo de lucro que gestiona una red de refugios para migrantes desde hace décadas. “Obviamente queremos respetar la ley, pero si se restringe esa libertad, entonces sí, se está restringiendo nuestra libertad religiosa, porque no podemos poner en práctica los preceptos del Evangelio”, dijo Broglio durante una rueda de prensa el jueves. El obispo Mark Seitz de El Paso, Texas, que preside el comité de la USCCB sobre migración, reiteró esa inquietud: “Estamos muy preocupados por nuestra posibilidad de seguir teniendo la libertad de servirles”. Los líderes de numerosas organizaciones religiosas llevan mucho tiempo asumiendo la mayor parte de la atención a decenas de miles de migrantes a ambos lados de la frontera. Los obispos estadounidenses que supervisan las diócesis a lo largo de la frontera están tratando de respetar tanto el Evangelio como la ley, dijo Broglio. Pero se muestra cauteloso ante la posibilidad de que la política del año electoral paralice cualquier avance hacia la solución de los problemas migratorios. “No podemos abandonar nuestros esfuerzos por proclamar el Evangelio desde los tejados y ver si podemos influir en los gobernantes para que, al menos, mejoren las condiciones en los países de origen, de modo que la emigración no se vea como una necesidad vital”, dijo Broglio en su discurso de apertura de la conferencia. Citó la represión gubernamental contra la Iglesia católica en Nicaragua, que ha obligado a muchos clérigos a huir del país. Durante su intervención en la reunión del viernes, Seitz señaló el prolongado estancamiento político en el Congreso sobre la reforma de la inmigración. Anunció un nuevo programa educativo sobre cómo las enseñanzas sociales católicas están vinculadas a la atención a los migrantes: Se trata de un contrapeso a la tergiversación y desinformación sobre cuestiones de inmigración que los católicos están escuchando en otros lugares. Los católicos y los votantes cristianos en general están divididos sobre los enfoques de la crisis migratoria. “Esta hostilidad hacia la caridad cristiana ha llegado incluso al punto de acusar a los ministerios católicos comprometidos en el servicio a migrantes y refugiados de facilitar el flagelo del tráfico de personas”, afirmó Seitz. “Sin embargo, muchas de esas mismas entidades trabajan activamente con las fuerzas del orden para identificar y contrarrestar esa actividad delictiva, y para ayudar a quienes han sido víctimas de ella.” Seitz puso al día a los obispos sobre las largas esperas para obtener y renovar los visados de los trabajadores religiosos, que están afectando a muchos sacerdotes en Estados Unidos. Junto con las largas esperas para obtener la residencia permanente, dijo que la situación “simplemente no es sostenible para nuestros ministerios y es especialmente devastadora para las parroquias que se quedarán sin párroco cuando éste se vea obligado a abandonar el país al final de su visado (de trabajador religioso)”. Esto ya está ocurriendo en algunas diócesis, dijo. “Es importante destacar que no estamos solos en este sentido. Nuestros hermanos y hermanas de otras tradiciones están lidiando con las mismas realidades, inseguros de cómo planificar el futuro”, dijo Seitz. Tras reunirse con la Casa Blanca y los departamentos de Seguridad Nacional y de Estado, se espera que un próximo reglamento ayude a aliviar el tiempo de espera del visado para trabajadores religiosos, indicó. Seitz instó a los obispos a seguir presionando a sus delegaciones en el Congreso para conseguir reformas, y añadió que “nuestra voz colectiva es fundamental en este momento.” La reciente directiva del presidente Joe Biden, que pretende restringir severamente el asilo en la frontera entre Estados Unidos y México, ha creado más incógnitas para los migrantes y para quienes les atienden, señaló Seitz. “Mucha gente esperaba que la puerta de la frontera se cerrara como si se pudiera girar la llave y eso sería todo cuando la orden ejecutiva entrara en vigor. No ha sido así”, dijo Seitz en la conferencia de prensa del jueves. En su diócesis, alrededor de 375 migrantes que habían sido procesados por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos fueron puestos en libertad al cuidado de albergues católicos tan solo el jueves, dijo el religioso, que mantiene una actitud de espera antes de determinar cómo la nueva orden ejecutiva afectará a su trabajo en la frontera. “Una de nuestras grandes preocupaciones es que si mucha gente —prácticamente todo el mundo— es devuelta, ¿entonces adónde van?”, comentó Seitz. ”¿Qué ocurre con las escasas opciones que tienen en el lado mexicano de la frontera? Y esas son cosas a las que intentamos estar muy atentos”. aranza |
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