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Crece el temor en el Líbano ante la amenaza israelí


2024-06-14

Por Cathrin Schaer, Rola Farhat | DW

Alrededor de 150,000 personas han sido desplazadas de las zonas próximas a la frontera entre el Líbano e Israel. Los libaneses viven atemorizados ante el aumento de los combates entre Hezbolá y el Ejército israelí.

Cuando comenzó la última ronda de combates entre Israel y el grupo militante libanés Hezbolá, la libanesa Malak Daher esperaba que sólo durara unos días.

"Es muy duro estar tan lejos de tu vida", dice esta mujer de 30 años, desplazada de la ciudad meridional de Meiss El Jabal, situada casi directamente en la frontera entre Líbano e Israel, donde se centran los combates. "Sientes que tu vida está en suspenso. Como si la vida siguiera en otra parte, pero tu propio tiempo se hubiera detenido".

Pero los combates entre Hezbolá -el grupo chií libanés al que varios países, entre ellos Estados Unidos y Alemania, han clasificado como organización terrorista-, y las fuerzas armadas de Israel no han terminado. De hecho, en las últimas semanas parecen haberse recrudecido.

Daher sobrevivió a la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá, en el sur del Líbano, pero afirma que aquello no le pareció nada comparado con el actual intercambio de agresiones.

A principios de junio, grupos de derechos humanos denunciaron que Israel había disparado munición de fósforo blanco sobre ciudades libanesas, lo que constituye una violación del derecho internacional humanitario. Mientras tanto, Hezbolá ha lanzado más de 160 cohetes contra Israel en represalia por el asesinato israelí de dos de sus comandantes.

Desde el ataque dirigido por Hamás contra el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, en el que murieron unas 1,200 personas, la situación en la frontera entre Israel y Líbano es cada vez más tensa.

La Unión Europea, EE. UU, Alemania y otros países clasifican a Hamás, que gobierna Gaza, como grupo terrorista. Hezbolá, poderoso grupo libanés que desempeña un papel dominante en la vida política y social libanesa, considera a Hamás un aliado, al tiempo que se opone explícitamente a Israel.

Tras dos guerras no concluyentes, una en 1996 y otra en 2006, las fuerzas israelíes y Hezbolá han preferido atacarse mutuamente en sus territorios, sin un gran recuento de víctimas.

Temor de una guerra en el Líbano

Sin embargo, desde el 7 de octubre, este tipo de ataques se ha extendido desde ambos lados, tanto en tamaño como en alcance.

Esto ha hecho temer que los disturbios en la frontera se conviertan en una guerra a gran escala. Varios políticos israelíes de una línea más extremista ya han declarado públicamente que Israel debería atacar a Hezbolá ahora, dadas las tensiones en la frontera. Por otro lado, una reciente encuesta popular indicaba que la mayoría de los ciudadanos israelíes, más del 60 por ciento, está de acuerdo actualmente con esta postura.

"Los atentados del 7 de octubre aumentaron drásticamente la inseguridad israelí", sostiene un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un think tank con sede en Washington, publicado en marzo. "Si Hamás, menos armado y entrenado que Hezbolá, puede matar brutalmente a más de 1,100 israelíes, ¿qué podría hacer el más capacitado Hezbolá?".

No está claro si estallará una guerra más generalizada. Los actuales esfuerzos diplomáticos internacionales están dedicados a evitarlo y la mayoría de los expertos sostienen que sería poco inteligente, desde el punto de vista estratégico, que Israel abriera otro frente mientras prosigue sus operaciones militares en Gaza. También señalan que Hezbolá es un adversario mucho mejor armado y más poderoso que Hamás en Gaza.

En cuanto al Líbano, el país lleva años sumido en una crisis económica y política. Aunque la población simpatice con los palestinos -más de 37,000 de los cuales han muerto en Gaza en los últimos ocho meses-, es poco probable que los libaneses -que luchan contra la inflación, el desempleo y la incertidumbre política- apoyen que Hezbolá los arrastre hacia la guerra.

Las autoridades libanesas afirman que, desde octubre de 2023, ha habido más de 375 víctimas mortales en el Líbano, 88 de ellas civiles, como consecuencia de ataques israelíes. Por parte del Ejército israelí, se han contabilizado 18 soldados y 10 civiles muertos por fuego de Hezbolá.

Decenas de miles de desplazados internos

Mientras tanto, decenas de miles de civiles -unos 100,000 libaneses y más de 60,000 israelíes- que viven a ambos lados de la frontera se han visto desplazados por los combates.

Los lugareños dicen a DW que quienes abandonaron el sur del Líbano son reacios a regresar, a menos que sea absolutamente necesario. Algunos volvieron para comprobar sus propiedades cuando la situación parecía más tranquila, o, por ejemplo, para asistir a un funeral. No obstante, la mayoría de las tiendas y supermercados de la zona permanecen cerrados y es difícil encontrar provisiones, aseguran.

Cuando Daher huyó por primera vez a Beirut tras el inicio de las escaramuzas fronterizas a finales de 2023, esta enfermera diplomada estaba en paro. Así que decidió volver a trabajar en un hospital del sureste de Bint Jbeil, también cerca de la frontera libanesa con Israel. Ahora se queda allí tres días, hace sus turnos y luego regresa a Beirut, donde ella y su madre se alojan con unos parientes.

En un momento dado, Daher, que deseaba desesperadamente volver a Meiss El Jabal, dijo que ella y su madre de 60 años -que solía ganarse la vida cultivando aceitunas y tabaco en el pueblo fronterizo- decidieron viajar de vuelta. Pero fue una pesadilla, cuenta Daher a DW. Con el vaivén de misiles durante la noche, lo único que podían hacer era esconderse hasta la mañana.

"No sólo me han quitado mi tiempo", señala Daher sobre los militares israelíes. "Me han robado mis ambiciones y mi paz. Me he convertido en una mujer enfadada y ansiosa que espera ayuda. Antes de esto, era una mujer independiente".

Algunos libaneses se niegan a abandonar sus hogares

Un puñado de personas del sur del Líbano se ha negado a marcharse, a pesar de los continuos combates y la creciente amenaza de guerra. Un ejemplo es Issam Alawieh, de 44 años y padre de siete hijos. Se ha quedado en su casa del pueblo fronterizo de Maroun el-Ras junto con su mujer y dos de sus hijos. La familia ha sobrevivido hasta ahora a tres ataques aéreos israelíes.

"Solo se oye el estruendo. Es como si un volcán saliera de debajo de ti", relata a DW Alawieh  que perdió la audición durante una semana tras uno de los ataques.

Alawieh ha seguido trabajando en una panadería de la cercana Bint Jbeil. "Aunque los ingresos no son buenos y las ventas han disminuido [en] un 95 por ciento, tengo que seguir dando de comer a mis hijos", sostiene.

Vivir en condiciones tan peligrosas es mejor que verse desplazado y obligado a aceptar ayuda en otro lugar, argumenta Alawieh. Los vecinos que huyeron de la ciudad le llamaron loco, dice, pero él cree que su familia se ha adaptado: los niños se han acostumbrado al sonido de los bombardeos.

"Si me voy y lo dejo todo aquí, me humillarán, y no quiero eso", explica. Pero hay algo más, añade: este es su hogar. "No puedo vivir lejos del sur del Líbano. Esta tierra es como mi madre", recalca. "No puedo sobrevivir sin ella, y venceremos mientras nos mantengamos firmes en nuestra tierra".



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