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Del Hombre Muro al Tío Sam: la corte de feligreses que persigue a Trump allá donde va
Milwaukee (EU), 18 jul (EFE).- No es casual que Blake Marnell estuviera en primera fila el pasado sábado cuando el expresidente de Estados Unidos y candidato republicano, Donald Trump, sobrevivió a un intento de asesinato en un mitin electoral en Pensilvania. Este hombre, de 59 años y originario de California, no suele perderse ninguno de los mítines del magnate neoyorquino, a los que acude con un traje que emula el muro fronterizo con México, y este tampoco faltó en la Convención Nacional Republicana de Milwaukee donde Trump dará su primer discurso desde el atentado. "Al principio pensé que era solo una broma", explica a EFE sobre los primeros disparos que escuchó el sábado pasado. Luego vio que los agentes del Servicio Secreto se abalanzaban sobre Trump y entendió que "era algo serio". Apodado como el Hombre Muro saltó a la fama en 2019 cuando Trump lo hizo subir al escenario durante un mítin en Pensilvania. Asegura que nunca se ha sentido inseguro en un evento del republicano, ni tan siquiera el otro día, cuando Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años, disparó contra Trump hiriéndole en la oreja y matando a una persona del público. "Pensé que lo estaban apuntando a él y no a la multitud. Estaba más preocupado por él que por mí", explica. El Hombre Muro forma parte de una especie de excéntrica corte de feligreses que adoran a Trump por completo y lo persiguen allá donde va. Un culto al líder acentuado desde que el magnate neoyorquino salvó la vida por los pelos y fue sacado del escenario por los agentes, con la cara ensangrentada y el puño en alto en señal de victoria. ¿Está vivo John F. Kennedy Jr.? Ese día también Vince Fucsa estaba en el escenario, detrás del exmandatario. Los disparos sonaron como fuegos artificiales, relata a EFE, pero él no temió por su vida: "Mi presidente estaba herido y yo intenté ver si podía hacer algo para ayudar". Una descabellada teoría de la conspiración apunta que John Fitzgerald Kennedy Jr., hijo del expresidente John F. Kennedy, no murió en un accidente de avión en julio de 1999, sino que sigue vivo y se trata de este hombre de característico pelo largo y fedora, que en su día postuló, sin éxito, para el Senado de Pensilvania. Fusca, que evita responder a quienes ven en él a un integrante de esa icónica dinastía, no cierra la puerta a sus aspiraciones políticas, pero acude a los eventos republicanos en calidad de seguidor de Trump. La gente le pide fotos, la prensa lo reclama, y el ataque del sábado no va a impedir que allá donde esté el magnate republicano esté él. Ese intento de asesinato, apunta, solo ha fortalecido su apoyo hacia él. En los pasillos de la convención, espera emocionada y con los ojos bien abiertos Vickie Froehlich, con un libro de fotos que sostiene en la mano como si fuera un tesoro. Desde hace años, esta mujer de Minesota acude a los grandes eventos de la derecha estadounidense en busca de autógrafos de las grandes celebridades del trumpismo. Froehlich explica a EFE que finalmente consiguió la firma de Trump hace unos meses en Nuevo Hampshire y que la atesora en casa para no perderla. De la convención en Milwaukee no quiere marcharse sin el autógrafo de Sean Hannity, presentador estrella de la cadena ultraconservadora Fox News. A la salida del Foro Fiserv, donde se desarrolla el cónclave conservador, vende camisetas un hombre disfrazado de Tío Sam, la personificación de Estados Unidos disfrazada durante la Primera Guerra Mundial. Debajo del sombrero y la barba blanca se esconde Duane Schwingel, un hombre de Florida que tampoco se pierde casi ninguna aparición pública de Trump y que reparte comida a domicilio para costear los viajes que emprende por todo el país. Asegura que el esfuerzo vale la pena para expresar su apoyo a Trump. ¿Qué es lo que más le gusta de su ídolo? "Que es un 'outsider' multimillonario que no puede ser sobornado".
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