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Irán e Israel: cómo la cooperación se convirtió en enemistad
Por Rodion Ebbighausen | DW Israel e Irán están irreconciliablemente enfrentados en Oriente Próximo. Una historia de enemistad que no tiene fin a la vista, pese a que no siempre fueron adversarios. La guerra en la Franja de Gaza dura ya casi un año. Desde el comienzo, la cuestión no ha sido sólo cuánto durará, sino también si se extenderá y hasta qué punto. Y no sólo se combate ya en Gaza. Desde hace meses también se producen ataques con cohetes y drones entre Israel y Líbano, Siria, Irak y Yemen. El riesgo de una expansión o intensificación ha aumentado significativamente desde la semana pasada. El pasado 31 de julio, Ismail Haniyeh, considerado el líder supremo de Hamás, fue víctima de un atentado selectivo con bomba en Teherán. El movimiento islamista palestino Hamás está clasificado como organización terrorista por la Unión Europea y otros. Poco antes, el alto mando de Hezbolá Fuad Shukr murió en un ataque aéreo en Beirut. Hezbolá está clasificada como organización terrorista por Estados Unidos, Alemania y varios Estados árabes suníes. Los asesinatos de dos aliados de alto rango de Iránponen ahora bajo presión al régimen de Teherán, sobre todo por su historia común cargada de conflictos. De aliados a enemigos Irán e Israel son enemigos desde hace décadas. Teherán niega el derecho de Israel a existir y amenaza al "régimen sionista" con la aniquilación. Israel, por su parte, considera a Irán su archienemigo. Pero no siempre fue así. Hasta la Revolución Islámica de Irán en 1979, los dos países eran estrechos aliados. Irán fue incluso uno de los primeros en reconocer el Estado de Israel en 1948. En el conflicto de Oriente Próximo, Israel consideraba a Irán un aliado ante los Estados árabes. Para Teherán, Israel, que contaba con el apoyo de Washington, era también un contrapeso político bienvenido frente a los países árabes vecinos. Israel formó a expertos agrícolas iraníes, suministró conocimientos técnicos y ayudó a construir y entrenar a las fuerzas armadas persas. El entonces gobernante de Irán, el sha Mohammad Reza Pahlevi, pagó todo esto con petróleo, que Israel necesitaba con urgencia como país económicamente emergente. Por otro lado, Irán albergaba la segunda comunidad judía más grande fuera de Israel. Tras la revolución, un gran número de judíos abandonó el país. Sin embargo, más de 20,000 siguen viviendo hoy en Irán. El punto de inflexión de la Revolución Islámica Tras la victoria de la Revolución Islámica en Irán en 1979 y la toma del poder por el ala religiosa de los revolucionarios encabezados por el ayatolá Ruhollah Jomeini, Teherán canceló todos los tratados con Israel. El ayatolá Jomeini criticó duramente en repetidas ocasiones a Israel por su ocupación de los territorios palestinos y desarrolló gradualmente una dura retórica, con el objetivo de ganarse el favor de los Estados árabes o, al menos, la simpatía de la población de estos países. El régimen de Irán quería aumentar así su propia influencia. Cuando Israel intervino en la guerra civil libanesa en 1982 e invadió el sur del país, Jomeini envió a la Guardia Revolucionaria iraní a Beirut para apoyar a las milicias chiíes de la zona. Hasta el día de hoy, la milicia Hezbolá, surgida entonces, se considera el brazo extendido de Teherán en el Líbano. Agudización del conflicto El actual líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, que tiene la última palabra en todos los asuntos, ha continuado con esta política. Jamenei y toda la cúpula de la República Islámica de Irán también cuestionan repetidamente la realidad histórica del asesinato sistemático de judíos europeos bajo el nacionalsocialismo e intentan relativizar o incluso negar el Holocausto. Para reforzar su propia posición frente a Israel y Arabia Saudita, Irán no sólo apoyó a Hezbolá en Líbano y a Hamás en Gaza, sino que también intervino del lado del presidente Assad en la guerra de Siria y sigue apoyando a la milicia hutí en Yemen y al llamado Movimiento de Resistencia Islámica en Irak. Uno de los principales artífices de esta guerra en la sombra fue el general de la Guardia Revolucionaria Quasem Soleimani, asesinado por un ataque de dron estadounidense a principios de 2020. Israel tampoco ha hecho mucho por reducir las tensiones con Irán. En sus discursos, el primer ministro Benjamin Netanyahu comparó repetidamente a la República Islámica con la Alemania nazi, que amenazaba directamente la existencia de su país. También calificó de "error de proporciones históricas" el acuerdo nuclear de 2015 negociado por las potencias con derecho a veto de la ONU y Alemania, con Irán. Netanyahu dijo que impediría una bomba nuclear iraní "por todos los medios". Israel ha llevado a cabo en repetidas ocasiones actos de sabotaje contra el programa nuclear iraní. De hecho, en 2020, el jefe del programa nuclear iraní, Mohsen Fachrisadeh, fue asesinado. Sobre este asunto, el diario británico The Guardian y el New York Times informaron que todas las pruebas apuntaban a un asesinato selectivo por parte del servicio secreto israelí. Israel, por su parte, no negó ni confirmó la autoría. Un relato de enemistad no exento de polémica Frente al conflicto entre gobiernos, siempre hay otras voces en la población o desde la sociedad civil. "Irán debe analizar su relación con Israel, porque ya no está al día", declaró Faeseh Hashemi Rafsanjani en una entrevista a finales de 2021. Faeseh es hija del ex presidente iraní Ali Akbar Hashemi Rafsanjani y exdiputada del Parlamento iraní. El destacado politólogo Sadegh Zibakalam, crítico con el Gobierno, también ha reprochado en repetidas ocasiones la política de Irán hacia Israel. "Esta postura ha aislado al país en la escena internacional", subrayó el profesor de la Universidad de Teherán en una entrevista concedida a DW en 2022. También en Israel ha habido siempre voces que se han solidarizado con el pueblo de Irán. Por ejemplo, la iniciativa en las redes sociales "Israel ama a Irán", que ocupó los titulares por primera vez en 2012. En 2023, una campaña similar apoyó a los iraníes que salieron a la calle contra el régimen de Teherán tras el asesinato de Mahsa Jina Amini. Actualmente se está intentando reactivar la campaña con el hashtag #IsraelisLoveIranians. Sin embargo, a nivel político, los frentes se han endurecido más que nunca desde el ataque a Israel del grupo islamista Hamás en octubre de 2023 y la posterior "guerra de represalia" declarada por Israel, como la describió el primer ministro Netanyahu. Según la ONU, hasta junio de 2024, más de 120,000 personas habían muerto o resultado heridas en la guerra de Gaza, la mayoría mujeres y niños. Los disparos de cohetes de Hezbolá y los bombardeos israelíes del sur de Líbano ya han obligado a decenas de miles de personas de la región fronteriza entre Israel y Líbano a abandonar sus hogares. Preocupa, por tanto, que la guerra se extienda. Estados Unidos, la UE y Alemania hacen un llamamiento a todas las partes implicadas para que actúen con moderación. aranza |
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