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Fernando Valenzuela partió, pero su legado vuelve a cobrar vigencia


2024-10-23

 

Redacción Deportes, 23 oct (EFE).- Hace 43 años, un día como hoy, Fernando Valenzuela subió al montículo del Dodgers Stadium y con un magistral golpe de timón comenzó a cambiar el rumbo de una novena que se hundía en la Serie Mundial.

Aquél 23 de octubre de 1981 comenzó la "Fernandomanía" que derivó en un título que parecía imposible, con una remontada hasta imponerse al cabo de seis juegos por 4-2 sobre los Yanquis de Nueva York, el mismo rival que 43 años después se encontrará la novena angelina.

Esta vez no estará 'el Toro' Valenzuela, el estelar zurdo que llegó con un panorama nada optimista de dos derrotas en igual número de salidas.

El mexicano trabajó los nueve episodios de ese intenso duelo frente a los neoyorquinos. Fueron 147 lanzamientos, 92 de ellos en la zona de strike, en la que le conectaron nueve imparables, otorgó siete bases por bolas y permitió cuatro carreras, pero recetó seis ponches y, lo más importante, preservó la ventaja de 5-4.

La moral del equipo creció con esa demostración de 'el Toro', por entonces con 20 años, y los Dodgers no volvieron a perder en el resto de esa Serie Mundial.

Valenzuela se llevó a casa los premios Novato del Año de la Liga Nacional y el premio Cy Young de la Liga Nacional.

Valenzuela falleció el 22 de octubre en Los Ángeles. El recuerdo de sus hazañas permanecerá imborrable, pero su voz no se escuchará en los micrófonos de la trasmisión en español de su equipo cuando comiencen las acciones de la Serie Mundial a partir de este viernes.

Los Dodgers llegan al epílogo de esta temporada con el japonés Shohei Ohtani como estandarte.

Tanto Valenzuela en 1981, como Ohtani en la actualidad, lideraron a los Dodgers con desempeños para enmarcar.

Pero una de las debilidades que los dirigidos por Dave Roberts presentan de cara al duelo con los 'Bombarderos del Bronx' es la falta de solidez de su cuerpo de lanzadores.

"Nunca tengo miedo cuando estoy lanzando", solía decir 'el Toro'.

Quizá estas palabras deban ser acogidas como mantra por sus sucesores para superar al rival y hacer honor al legado del inolvidable mexicano.



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