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Elon Musk, más poderoso que nunca


2024-11-14

Por Janosch Delcker | Ben Knight

El apoyo de Elon Musk a Donald Trump se ha visto recompensado con un cargo potencialmente clave. Analistas advierten que el uso de la tecnología para ejercer el poder supone una amenaza creciente para la democracia.

Elon Musk, multimillonario y dueño de algunas de la empresas tecnológicas más conocidas del mundo, como la automotriz Tesla, la plataforma X y la compañía aeroespacial SpaceX, ha cimentado su influencia política. Tras su victoria electoral, Donald Trump cumple su promesa de asignarle un papel relevante en su equipo.

El presidente electo anunció que Musk encabezará un nuevo "Departamento de Eficiencia Gubernamental" (DOGE, por sus siglas en inglés), encargado de reducir el gasto público, la burocracia y las regulaciones. Aún no está claro cual será exactamente el carácter de ese nuevo organismo que, al parecer, no será oficialmente un ministerio.

Trump señaló en su plataforma Truth Social que Musk prestará asesoría desde fuera del Gobierno. No obstante, este nombramiento le dará potencialmente una enorme influencia sobre la política gubernamental. Musk prometió en X que su trabajo será transparente y que elaborará una "tabla de clasificación" de los gastos más absurdos del dinero de los contribuyentes.

Más poder político

Su nombramiento pone ahora en evidencia cómo unas pocas empresas tecnológicas privadas y sus ejecutivos tienen cada vez más poder en campos tradicionalmente reservados a los Gobiernos, advierten los expertos en derechos digitales.

"Las tecnologías que maneja Musk son muy críticas, las empresas que posee son increíblemente influyentes y están situadas en puntos clave en términos de acceso a la información y geopolítica", indicó a DW Marietje Schaake, del Centro de Política Cibernética de la Universidad de Stanford y autora de "The Tech Coup: How to Save Democracy from Silicon Valley" ("El golpe tecnológico: cómo salvar la democracia de Silicon Valley".

La exdiputada del Parlamento Europeo por el partido liberal holandés Demócratas 66 considera que Musk "también las está utilizando como herramientas para su propia agenda geopolítica".

De "moderado" a halcón de la derecha

Desde que fundó su primera empresa a mediados de la década de 1990, el empresario de origen sudafricano ha amasado una fortuna estimada en más de 243,000 millones de dólares. Su talento empresarial también le ha dado un control cada vez mayor sobre infraestructuras digitales críticas y le ha ayudado a ampliar gradualmente su influencia política.

Hoy, la NASA confía en SpaceX para lanzar satélites, Starlink, filial de SpaceX, lleva Internet de banda ancha a algunos de los lugares más remotos del mundo y se ha convertido en una herramienta indispensable para los militares en zonas de conflicto, desde Ucrania hasta Gaza.

Revelaciones de The Wall Street Journal ilustran la influencia geopolítica que conlleva el control de estas tecnologías. Según el periódico, Musk ha estado en contacto con el presidente ruso Vladimir Putin desde finales de 2022. Entre otras cosas, éste le pidió que no activara el sistema de comunicaciones por satélite Starlink sobre Taiwán, como favor al líder chino Xi Jinping, informa The Wall Street Journal.

Al comprar X (antes Twitter) en 2022, Musk obtuvo también con el control de una de las plataformas de redes sociales más influyentes. El empresario, que antaño se identificaba como un ‘moderado', al margen de la política, se ha alineado entretanto cada vez más con posiciones conservadoras de línea dura.

Rompiendo la tradición

La implicación política de Musk llegó a nuevos niveles en las elecciones estadounidenses de noviembre. Entre julio y mediados de octubre de este año, contribuyó con casi 119 millones de dólares a un super PAC que apoyaba a Trump, según los informes financieros de la campaña.

Luego, en las últimas semanas antes de los comicios, suscitó críticas por ofrecer incentivos en dinero a los votantes registrados en siete estados indecisos para que firmaran una petición.

Una implicación política tan abierta es inusual entre las élites empresariales estadounidenses. "La relación entre Musk y Trump saca a la luz un nivel de influencia que la mayoría de los magnates prefieren mantener bajo el radar", dijo Schaake. "Las acciones de Musk parecen reflejar que cree que puede hacer lo que quiera", añadió, refiriéndose a sus repetidos intentos de Musk de intervenir en los debates políticos de otros países.

¿Y ahora qué?

Un primer atisbo de esta posible influencia se ofreció a finales de septiembre: el compañero de fórmula de Trump, JD Vance, sugirió que Estados Unidos podría reconsiderar su apoyo a la OTAN si la Unión Europea avanzaba con regulaciones dirigidas a las plataformas de redes sociales, específicamente a X, de Musk. La UE está investigando actualmente a X por posibles violaciones de las nuevas regulaciones de plataformas en línea, lo que podría dar lugar a multas sustanciosas.

Esta concentración de poder sobre infraestructuras digitales críticas supone un riesgo para la democracia, advirtió Schaake. "Musk es impredecible; sus posiciones pueden cambiar de la noche a la mañana", estimó, concluyendo: "Cuando alguien que controla productos e infraestructuras importantes cambia de opinión, las consecuencias también son importantes".



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