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La Iglesia católica estrecha lazos con el Gobierno de Sheinbaum: “Llegar a ella nos da esperanza”
Georgina Zerega, El País Los muros que alejaban a la Iglesia del Gobierno federal han comenzado a caerse. Después de seis años de un diálogo inexistente por parte de los dos actores, la llegada del nuevo sexenio ha planteado un campo más fértil para la conversación. Un cambio de estrategia notorio por parte de Claudia Sheinbaum, que ha optado por tender puentes —al menos de momento— con la institución católica, algo que su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, no había hecho. Sucede en medio de una brutal ola de violencia que azota al país y que ha pegado de manera directa en la comunidad religiosa. Con la idea de unirse frente al problema, abrieron primero un canal de comunicación a través de la Secretaría de Gobernación y la semana pasada, la presidenta y los líderes de la Iglesia finalmente mantuvieron un encuentro “en un ambiente de diálogo institucional y respeto mutuo”, según las palabras de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM). La dirigencia de la Iglesia mexicana cambió de manos en los últimos días. El Episcopado, que reúne a todas las diócesis del país, eligió una nueva cúpula. Después de seis años al frente, el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera, dejó la presidencia, que ha sido asumida por el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, antes en la Secretaría General. En medio de las asambleas para renovar la comandancia, la Iglesia mantuvo su primer encuentro con Claudia Sheinbaum. Llevaban semanas gestando la reunión, se habían encontrado primero con la titular de la Unidad de Asuntos Religiosos del Gobierno, Clara Luz Flores. Después se reunieron con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. Pero la asistencia de la presidenta a la asamblea plenaria católica fue tomada como un importante gesto de acercamiento hacia la institución. El diálogo que mantuvieron los obispos en privado con la presidenta giró principalmente en torno a la violencia que golpea las comunidades, que en los últimos 40 días ha dejado un saldo atroz. Los religiosos pidieron no solo que se atajara el avance del crimen organizado y se gestara una estrategia diferente a la que mantuvo López Obrador, sino también que se atendiera la pobreza y se acompañara a las madres buscadoras, un colectivo distanciado del anterior Gobierno. A pesar de las grandes diferencias que mantienen en términos ideológicos, las dos partes pudieron conversar en un “tono amigable” y expresar cada uno sus preocupaciones y propuestas para atenderlas, según afirmó luego el Episcopado. Jaime Calderón, arzobispo de León, fue uno de los que más detalles dio sobre ese diálogo en una conferencia de prensa. “Pudimos escuchar sus propuestas y ella también ha escuchado nuestro sentir, nuestra propuesta. En la medida en la que exista diálogo con nuestras autoridades, podemos construir un México mejor”, señaló. Las palabras resuenan frente a la fría relación que tuvo el Gobierno con la Iglesia en el sexenio pasado. En seis años, López Obrador no les recibió ni una sola vez, aseguraba en entrevista el obispo Castro hace unas semanas. “Hubiéramos querido más diálogo, eso sí, le suplicamos que pudiera revisar la estrategia de seguridad, porque [la política de] ‘abrazos, no balazos’ no daba resultados”, señaló el nuevo presidente de la CEM. Otros temas, como la crisis migratoria o la devastación del medio ambiente, surgieron también durante la reunión con Sheinbaum. Sin embargo, la mayor atención se la llevó el asunto de la seguridad, un punto que a la Iglesia le preocupa por tener miles de sacerdotes en la trinchera. La CEM apuntó la necesidad de tener “estrategias más efectivas para el desarme de grupos criminales y la protección de nuestras comunidades”, según relataron. Los religiosos aspiran a combatir lo que llaman “la cultura de la muerte”, que es el combo fatal que conforman la impunidad, la violencia, el avance de la delincuencia organizada, entre otros factores. Como propuesta para resolver la crisis, los obispos mostraron a la presidenta algunos casos que consideran exitosos para atender el problema y que están vinculados al fortalecimiento de la policía municipal y al trabajo en conjunto con las autoridades. “Queremos seguir buscando con las diferentes instancias esa colaboración, creo que las propuestas concretas se irán analizando, y esperamos ayudar a que converjan todas las instituciones y actores sociales en esa construcción de paz”, señaló Roberto Yenny, obispo de Ciudad Valles. La presidenta les extendió una invitación a los religiosos a colaborar en la pacificación del país y dejó a Rosa Icela Rodríguez al frente del diálogo. De momento, no hay una fecha establecida para un próximo encuentro. Castro celebró el acercamiento, por entender que son buenas señales de parte de la mandataria. “El habernos escuchado, el haber sentido el dolor de algunos pastores que están en primera línea de la batalla, nos llenó de esperanza”, puntualizó en una conferencia de prensa en la CEM. “Llegar a ella, llegar a su equipo, nos da una esperanza en el horizonte que esperamos sea efectiva”. La conversación se da en el marco del asesinato del sacerdote indígena Marcelo Pérez en San Cristóbal de las Casas, el pasado 20 de octubre. Sobre esto, el Ejecutivo ha afirmado que llegarán hasta las últimas consecuencias en la investigación. Hace un año y medio, después de que otros dos sacerdotes fueron asesinados en una parroquia de la sierra Tarahumara, la Iglesia impulsó el Diálogo Nacional por la Paz, una serie de reuniones con actores de la sociedad civil para buscar una salida a la epidemia de violencia. La iniciativa llevó a que la institución consiguiera en las presidenciales que los tres candidatos firmaran un compromiso con un centenar de propuestas contra la inseguridad. Sheinbaum lo refrendó a regañadientes y con reservas sobre el diagnóstico “pesimista” del Episcopado. A pesar de las viejas y nuevas diferencias, aquellos acuerdos han empezado a ver sus brotes. JMRS |
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