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Presidente ruso Medvedev se estrenará en el club de los grandes en Japón


2008-07-04

MOSCU,  (AFP) - El nuevo presidente ruso, Dimitri Medvedev, se estrenará como jugador clave en el restringido círculo de las grandes potencias mundiales, reunidas en la cumbre de Japón entre el 7 y el 9 de julio, pero detrás de su sonrisa, promete ser tan inflexible como su predecesor, Vladimir Putin.

"Son sus inicios. Todas las miradas se centrarán en él. Intentará dar una buena impresión y su tono desempeñará un gran papel", estima Boris Makarenko, director del Centro de Tecnologías Políticas en Moscú.

Durante su reciente gira de 'calentamiento' en Pekín, Berlín y en la cumbre UE-Rusia en Siberia, Medvedev, de 42 años, dejó entrever el estilo con el que pretende marcar su presidencia, con una "diplomacia de la sonrisa" que contrasta con los discursos desafiantes de Putin, a los que se habían tenido que acostumbrar sus pares.

Los responsables occidentales que ya se han reunido con el nuevo presidente ruso bosquejan su perfil: joven, abierto, distendido y "sin pretensiones de fortaleza", una impresión que su pequeña estatura parece confirmar.

En la cumbre del G8 en Toyako, en la isla de Hokaido (norte de Japón), Medvedev es esperado con cierta curiosidad afectuosa por sus homólogos. Será su ocasión de desplegar sus armas de seducción y la imagen de dirigente responsable.

Pero sobre todos los asuntos que amenazan con reabrir una página de la Guerra Fría - el escudo antimisiles estadounidense en Europa, la ampliación de la OTAN hasta las puertas de Rusia, la carrera por los recursos energéticos -, Medvedev se perfila tan inflexible como su predecesor.

"Todos los diferendos habituales siguen sobre la mesa, únicamente sin la connotación agresiva que aportaba Putin", expresaba un responsable europeo en la cumbre UE-Rusia celebrada el pasado 27 de junio.

"La política exterior de Medvedev es la misma que la de Putin. ¿Por qué tendría que cambiarla? ¿Es que algo ha cambiado en el mundo, acaso han desaparecido algunos problemas?", apunta Fedor Loukianov, jefe de redacción de la revista Rusia en la Política Mundial.

Colocado prácticamente en la cima del poder por Putin, quien a su vez se ha convertido en un primer ministro todopoderoso en línea directa con los dirigentes mundiales, Medvedev dispone de un margen de maniobra limitado.

Símbolo de esta continuidad que roza la dependencia, el nuevo presidente ha heredado el grueso del equipo de Putin en el Kremlin, como su consejero diplomático, Serguei Prikhodko.

"Putin tenían como objetivo devolver a Rusia un papel en la escena internacional. Medvedev cobrará los dividendos de ese regreso", estima Loukianov.

La cumbre del G8 podría brindarle una primera ocasión. Rusia pretende ubicarse en una relación de igualdad con los estadounidenses frente a la gestión de las grandes crisis del momento.

Putin, que el lunes recibió al secretario estadounidense del Tesoro, Henry Paulson, propuso así la cooperación de Moscú para atajar la crisis financiera mundial.

"Rusia está más preparada que nunca para superar los desafíos", aseguró el ahora primer ministro.

Medvedev, por su parte, ha sugerido a sus pares departir durante la cumbre del G8 la puesta en marcha de "un nuevo sistema financiero internacional" y de "medios que garanticen la seguridad alimentaria".

En Toyako, el presidente ruso se entrevistará por primera vez con el jefe de Estado francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, Gordon Brown, una ocasión - quizá - de distender las complicadas relaciones que en estos momentos mantienen Londres y Moscú.

Por su parte, Japón, ha estado a punto de crear un incidente diplomático al referirse en el sitio web oficial de la cumbre al "profundo deseo del pueblo japonés" de recuperar la soberanía de las islas Kuriles, conquistadas por los soviéticos en 1945.

"Esto no es correcto, sobre todo teniendo en cuenta que Japón es la potencia anfitriona", reaccionó una fuente de la cancillería rusa.



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