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El viejo totalitarismo reina en Rusia en lo que toca a actividades de ONG
Diego Moctezuma, El Periódico de México El zarismo dejó sin derecho a los pueblos de Rusia y muchos otros, que siguieron bajo el yugo de la desaparecida URSS; las malas costumbres traspasan épocas y formas de gobernar. En este escenario, Human Rights Watch (HRW) denunció que las leyes y prácticas de Rusia, que regulan a las organizaciones no gubernamentales, "están sofocando el activismo cívico independiente y necesitan una reforma extensiva". "Un enfoque incivil a la sociedad civil: continúas obstrucciones del Estado al activismo de la sociedad civil" es un informe especial que describe crudamente las normas actuales que permiten al Estado interferir arbitrariamente en las ONG. Documenta los efectos corrosivos del gobierno sobre las organizaciones independientes y activistas. Sobre todo revela un aumento de la presión sobre estos grupos, que "ha sido sólo una parte del creciente autoritarismo en Rusia". Los herederos de la KGB y otros siniestros cuerpos represivos no ceden. Marco en el cual el presidente Dmitri Medvedev "ha dado el primer paso para romper con el creciente enfoque autoritario hacia la sociedad civil de los últimos nueve años", dijo Holly Cartner, directora de la división de Europa y Asia central de HRW. "Ahora tiene que asegurarse de que la reforma traiga consigo un cambio real, y avanzar con otras medidas necesarias urgentemente para poner fin a la intimidación y a la presión sobre las organizaciones no gubernamentales". Las normas rusas debilitan a las organizaciones y el activismo, "asfixian a los grupos con trámites burocráticos, obligándolos a defenderse de demandas falsas". El informe describe cómo el clima negativo en el que operan los grupos se agrava por las nuevas restricciones en los apoyos económicos y en los espacios de oficinas subsidiados, y por un número creciente de agresiones físicas y declaraciones hostiles dirigidas a las organizaciones no gubernamentales y a activistas. "Las regulaciones contribuyen al ambiente hostil para las organizaciones y activistas, pero también lo hacen cada vez más las agresiones físicas y las presiones financieras crecientes... Las autoridades deben garantizar que las organizaciones no gubernamentales y los activistas estén protegidos contra el acoso y los ataques, y que puedan desempeñar su vital labor con seguridad", señaló Cartner. Las organizaciones que trabajan en temas particularmente controversiales o que reciben fondos del extranjero han sido objeto no sólo de las inspecciones y advertencias del Ministerio de Justicia, sino de inspecciones fiscales hostiles, revisiones sobre el código de edificación o cumplimiento con el código laboral, inspecciones de software pirata y redadas policiales. Los grupos que trabajan en materia de derechos humanos, o que expresan o movilizan disidencia, también son vulnerables a la aplicación arbitraria de la Ley de Lucha contra las Actividades Extremistas y de estatutos penales asociados contra el extremismo. "El actual proceso de reforma es un primer paso importante, pero el gobierno ruso tiene que hacer mucho más para tranquilizar el clima profundamente hostil hacia los grupos de la sociedad civil", comentó Cartner, para quien "Rusia necesita proteger los derechos a la libertad de asociación y de expresión, y garantizar que la reforma no se detenga hasta que el trabajo esté terminado". TRO |
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