Formato de impresión


Homenaje al maestro Huerta


2006-09-20

Por Vicente Oria Razo / Notimex

El pasado 20 de septiembre el Seminario de Cultura Mexicana le rindió un homenaje póstumo al Maestro Miguel Huerta Maldonado. En el acto participan como oradores los licenciados Miguel González Avelar, Miguel Limón Rojas y el maestro Vicente Oria Razo.

El maestro Huerta Maldonado nació el 11 de noviembre de 1908 y falleció el 3 de diciembre de 2005. Durante sus 97 años fue ejemplo notable de líder paciente, perseverante y resistente que nunca se dio por vencido. Se dice que murió en la raya.

En el año de 1997 un grupo de mexicanos lo propusimos al Senado de la República para que se le otorgara la presea "Belisario Domínguez". En el 2004 la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, varios organismos culturales, personalidades y maestros, lo propusimos como candidato al Premio Nacional de Ciencias y Artes.

En esos años le dieron manejo político al otorgamiento de esos premios y ninguno le concedieron al eminente maestro mexicano Miguel Huerta Maldonado.

Pero el Seminario de Cultura Mexicana sí le otorgó la medalla José Vasconcelos. En la ceremonia organizada el 7 de marzo del año 2000 para entregarle al maestro Huerta Maldonado esa presea, tuve el honor de exponer una semblanza como su presentación. Hoy recojo lo esencial de su contenido para volver a recordar con emoción a ese líder que llevaba muy levantadas en sus manos las banderas de la educación, la cultura y la salud del pueblo mexicano.

Miguel Huerta Maldonado fue de la estirpe de los grandes maestros mexicanos que se entregaron en cuerpo y alma para crear una escuela útil para transformar a México. Es una escuela que nunca podrá olvidarse por su enorme significado en la lucha social para vencer el atraso, la injusticia, la insalubridad y la ignorancia que caracterizaron al México bárbaro de principios del siglo veinte.

Nadie impulsó tanto la transformación de la nación como los maestros. Se convirtieron en los más sólidos pilares del movimiento renovador de la vida del país. Promovieron la organización democrática de los campesinos y los obreros. Fomentaron la libertad fraternal, la democracia, el respeto a la dignidad humana y difundieron entre los mexicanos ideas de justicia social.

En la cruzada educativa que a lo largo de más de ocho décadas ha transformado y modernizado a México se distinguieron muchos maestros: Rafael Ramírez, Lauro Aguirre, Guillermo Bonilla, Gregorio Torres Quintero, Enrique Corona Morfín, Claudio Cortés, José Guadalupe Nájera, Salvador Varela Reséndiz, Ramón G. Bonfil, José Santos Valdés, Luis Alvarez Barret, Francisco Hernández, Ismael Rodríguez, Mario Aguilera Dorantes y entre otros más, el maestro Miguel Huerta Maldonado.

Todos esos maestros heroicos han muerto. Sin embargo está vivo el recuerdo del maestro Miguel Huerta Maldonado. Con sus más de 97 años de edad y cerca de 80 años de servicios a la educación y la salud del pueblo mexicano.

Viva se conserva su imagen erguida ante la vida y alerta ante la sociedad. Trabajó por la educación, la salud y la cultura hasta el final de su existencia para orgullo del Seminario de Cultura Mexicana, de los servidores públicos del país y de los maestros mexicanos.

El maestro Huerta fue uno de los creadores de la teoría y la organización de la educación moderna de la nación, pero fue por excelencia un gran maestro de maestros. Fue director general de Enseñanza Normal, rector de la Universidad Pedagógica Nacional; presidente de la Comisión Académica de la Universidad Pedagógica Nacional.

Dos veces se desempeñó como director de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros. La primera cuando cumplió la institución 75 años y la segunda al cumplir 100 años. Cuando le preguntaban al maestro Huerta cuál era su principal deseo, respondía que el de ser designado por tercera ocasión director de esa Benemérita Escuela Nacional de Maestros cuando la institución cumpliera 125 años.

Sin descuidar sus múltiples tareas además se desempeñaba como esposo devoto y padre amoroso. Comunmente se dice que al lado de un gran hombre siempre está una gran mujer. Al lado del maestro Huerta había dos mujeres que le sirvieron de apoyo y aliento y con él formaron una gran familia.

El 28 de octubre de 1928 se unió en matrimonio por toda la vida con la maestra Marina González. De ese matrimonio nació la doctora Luz Alicia Huerta González, quien les dio tres nietos y de ellos cuatro bisnietos. En uno de los últimos aniversarios de bodas que celebró el matrimonio, escuchamos de labios del maestro una magistral expresión del amor de un hombre por una mujer: su esposa la señora González de Huerta.

Notimex
El autor es periodista



AAG


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com