|
Formato de impresión |
La Iglesia practicante de la pederastia y el condón
Marcos Roitman Rosenmann/La Jornada
Resulta tópico resaltar el carácter católico de las sociedades occidentales. Aunque uno no llega a vislumbrar si lo dicho es producto de la presión del medio, la costumbre o un acto de conciencia. En cualquier caso, el Estado vaticano se yergue como el representante institucional del reino de Dios en la Tierra. posee sus llaves y decide quien se salva y quien va al infierno. Para tal efecto excomulga, santifica o declara la guerra a los infieles. Asimismo, se jacta de ser la religión con más seguidores en el planeta. En favor de su hegemonía del culto aporta los cientos de millones de bautizos, comuniones o casamientos que año tras año tienen lugar bajo su ritual en los países de Europa y América Latina, África, Asia y Oceanía. Asimismo apuntan a la formula de jurar por Dios de centenares de jefes de Estado y gobierno adheridos a su religión, dando gracias al supremo y esperando que les guíe en su labor y no les haga caer en el caos y les aleje de su fe. Dictadores como Franco, Pinochet, Somoza o Trujillo se unen a dirigentes electos en las urnas que militan en la misma Iglesia apostólica, católica y romana. Fox, Calderón, Piñera, Menem, Aznar, Bush o Reagan. Sufren cuando la curia les da la espalda o les llama a ser más misericordiosos y les tira las orejas. Todos son hijos del Señor. En esta lógica, la distancia entre ricos y pobres, hombres y mujeres, niños y jóvenes se desvanece. No hay por donde perderse: "Totus Tus". Familia que reza unida permanece unida. Hoy, la Iglesia católica practicante no es capaz de responsabilizarse de sus actos. Reunidos el Papa y los cardenales con el fin de dar respuesta a una sociedad escandalizada por los abusos sexuales que han cometidos sus funcionarios durante décadas , por no decir siglos, no han estado a la altura de lo exigido. Sus fieles deben sentir vergüenza por la manera en que han encarado el problema. Ninguna excomunión, ni acto de contrición. Sólo hacen un llamado a colaborar con las autoridades civiles. La consigna es simple. El problema debe ser tratado como un hecho excepcional. Ovejas descarriadas que han perdido el rumbo y caído en la tentación de la carne. Han roto con el celibato. Que los actos sean o no repugnantes, es harina de otro costal. Por ende, los sacerdotes acusados de pederastia serán juzgados por las leyes de Dios. Las penitencias pueden ser variadas y no suponen directamente la expulsión y la denuncia a la policía. Tal vez cambiando al inculpado de parroquia y obligándole a rezar con pasión, peregrinar a Fátima, Lourdes o Santiago sea suficiente castigo para redimirse ante el supremo. En todas partes se cuecen habas y la Iglesia católica no es una excepción. No hay porqué alarmarse. Quienes arremeten contra la Iglesia y denuncian casos de abusos sexuales practicados por curas y monjas, lo hacen desde la ira. Quieren desprestigiar a sus miembros, actúan de mala fe. Son ateos, comunistas, agnósticos, homosexuales y lesbianas. Gentes de mal vivir. Desean la destrucción del catolicismo. Caso cerrado. El poder asentado en el Vaticano ha tomado una decisión y da carpetazo al tema. Para evitar los escándalos, dicen el Papa y los cardenales, tendrán más cuidado a la hora de seleccionar las futuras vocaciones. Así, a los novicios se les hará complementar una encuesta donde se incorporan preguntas tales como ¿Es usted un pederasta?; ¿ mantendrá los votos de celibato? La respuesta será todo un misterio y pasará a considerarse secreto de confesión. Mientras tanto, discutimos sobre la "liberalidad" de un Benedicto XVI y su postura justificando el uso del condón en casos excepcionales, pero en ningún caso como un método para practicar el sexo de forma segura, sana y libre. Ya no hay duda, ser casto y puro hasta el matrimonio y para apagar las fiebres, duchas frías y masturbación sin preservativo. Es la Iglesia de la pederastia y el condón. Démosle la bienvenida. Amén. TRO |
|
� Copyright ElPeriodicodeMexico.com |