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Clamor en CA por ayuda para enfrentar al crimen; graven más a ricos, responde EU


2011-06-23

Claudia Herrera Beltrán, La Jornada

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, respondió a los presidentes centroamericanos que demandaron recursos urgentes para enfrentar a la delincuencia, que su país aportará 300 millones de dólares y que, en todo caso, los ricos de cada nación deberán pagar impuestos justos y ser socios plenos en este esfuerzo.

"La seguridad no puede financiarse con base en los pobres, la sociedad civil debe ser un socio pleno para definir e implementar soluciones de largo plazo", planteó Clinton, quien presentó como buena noticia que Estados Unidos dará esos fondos, que en los hechos representan 40 millones de dólares adicionales a los 260 millones otorgados en 2010 a Centroamérica.

Sólo que en 2011 este dinero y el que aporten otros donantes, como el gobierno español, que también dijo que esta lucha iba más allá de los recursos, servirán para respaldar la primera estrategia de seguridad conjunta acordada por los presidentes de Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá y Belice, así como sus invitados de Colombia y México.

El anuncio de Clinton no correspondió con las peticiones hechas por los mandatarios. El nicaragüense Daniel Ortega calificó de limitados estos recursos, si se considera que Centroamérica es el "punto más frágil, el talón de Aquiles" para la seguridad de Estados Unidos.

La ex senadora llegó hora y media después del inicio de los trabajos de la primera Conferencia Internacional de Apoyo a la Estrategia de Seguridad de Centroamérica, una vez que la mayoría de mandatarios, entre ellos el anfitrión Alvaro Colom, había hecho demandas desesperadas por incrementar la ayuda internacional a esta región, considerada la más violenta del mundo.

Colom se quejó de que los países centroamericanos destinan a seguridad 4 mil millones de dólares, "muchísimo dinero" comparado con las aportaciones provenientes del exterior, de 140 millones de dólares. Es decir, el respaldo internacional representa sólo uno de cada 40 dólares invertidos en seguridad.

Clinton hizo referencia a todos los cuestionamientos de los mandatarios y si bien reconoció la responsabilidad de Estados Unidos en el fenómeno del narcotráfico, advirtió que supervisarán que hagan uso apropiado del dinero y sin duplicaciones.

Dejó en claro que los recursos ya fueron etiquetados para la creación de nuevas unidades policiales, un observatorio de la criminalidad, la formación de jueces y fiscales, la promoción de una reforma fiscal y un programa de donaciones con 20 millones de dólares iniciales.

Indicó que Estados Unidos buscará ser observador en el Sistema de Integración Centroamericana (Sica), aunque luego aclaró que el liderazgo debe ser centroamericano, y sostuvo que así como los países de la región pusieron fin a la guerra civil hace dos decenios, también derrotarán al crimen.

Ante las críticas planteadas por los presidentes centroamericanos, admitió que gran parte de la demanda de droga proviene de su país y la violencia que embarga a la región amenaza también a Estados Unidos.

En su defensa, afirmó que el presidente Barack Obama busca que el Congreso estadunidense apruebe 10 mil millones de dólares para programas de prevención de consumo de drogas y acelera esfuerzos policiales para capturar filiales de las organizaciones criminales trasnacionales y perseguir las redes de tráfico de armas.

Los mandatarios ya habían expuesto el panorama "trágico" que enfrenta la región, cuya tasa de homicidios es 33 por ciento superior al resto del mundo.

Colom aseveró que están llegando al límite de su capacidad y que las bandas de criminales no han tenido freno y hasta se ha configurado un "narcoempresariado" que amenaza con colapsar las economías de sus países. El lavado de dinero es tan criminal como los mismos Zetas, la banda de narcotraficantes surgida en México, expresó.

Al presentar este diagnóstico, estimó que una tonelada de cocaína cuesta ocho asesinatos, "mucha sangre". Por esa razón demandó esfuerzos para detener el tráfico de armas, disminuir el consumo de drogas y el lavado de dinero, y deslizó la posibilidad de cobrar un impuesto especial para atender esta emergencia.

La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, no se mostró partidaria de elevar impuestos para financiar esta lucha. Señaló: no podemos seguir postergando la deuda social aplicando raquíticas y regresivas cargas tributarias a las naciones, y propuso la creación de un fondo de compensación para el combate de la delincuencia trasnacional en Centroamérica.

La responsabilidad de Estados Unidos como principal consumidor de drogas y exportador de armas fue señalada con insistencia. El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, remarcó la deuda pendiente de aquel país al no haber ejercido control en la venta de armas, pero reconoció que si los delincuentes no las obtienen por la vía legal, lo hacen mediante la corrupción de las instituciones centromericanas.

Invitado junto con el presidente de México, el colombiano Juan Manuel Santos presumió la experiencia de su país en abatir el crimen y recomendó "pegarles a los narcotraficantes por donde más les duele", mediante la creación de un centro regional contra el lavado de activos y un sistema de información de armas ilegales, porque a su nación llegan las armas hasta por el servicio de paquetería de Federal Express, agregó.

La reunión concluye este jueves sin la presencia de Clinton, quien se retiró de inmediato.



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