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Grecia en llamas: gobierno aprueba plan de ajuste; el pueblo protesta


2011-06-30

Marcus Walker, Dow Jones Newswires

Atenas.-El movimiento de protesta griego contra las medidas de austeridad no se rinde.

Ayer, los esfuerzos de activistas pacíficos, sindicalistas con megáfonos y anarquistas armados con piedras no lograron evitar que el Parlamento aprobase un controvertido paquete de austeridad que el pueblo griego cree que profundizará su miseria económica.

El plan de austeridad de cinco años, aprobado por mayoría, es una condición exigida por los acreedores internacionales de Grecia para otorgarle un nuevo rescate que promete un alivio a corto plazo pero que no garantiza que pueda pagar sus deudas.

La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigieron que las autoridades griegas aprobaran 28,400 millones de euros (US$40,810 millones) en recortes adicionales y alzas de impuestos antes de darle el siguiente tramo del paquete de rescate de 110.000 millones de euros lanzado el año pasado.

La aprobación de los recortes y un programa de privatización de 50,000 millones de euros también es un requisito en el acuerdo de la UE y el FMI para una segunda ronda de ayuda, valorada en 100,000 millones de euros, que mantendría a Grecia a flote hasta 2014.

Las dudas sobre la solvencia de Grecia y su habilidad para cumplir con las estrictas políticas de austeridad siguen tan propagadas en los mercados financieros como en las calles de la capital.

Ahora, la siguiente amenaza que afronta el movimiento de protesta es el letargo del caluroso verano griego. Aun así, casi todo el mundo aquí espera que el creciente descontento social desencadene una nueva ola de manifestaciones apenas termine la época de calor.

Desde hace más de un año, la céntrica plaza Syntagma de Atenas, o plaza "Constitución", se ha convertido en el sufrido escenario del movimiento social contra la austeridad.

Los manifestantes lidian con divisiones internas respecto al papel de la violencia y sobre cuál es exactamente la alternativa a las medidas de austeridad impuestas por la UE. Pero en la plaza Syntagma, todos están de acuerdo en al menos una cosa: el país necesita desesperadamente una alternativa para salir de la crisis.

Mientras los legisladores se reunían dentro del Parlamento, la plaza hervía de indignados, pero pacíficos, manifestantes hasta desembocar en la anarquía, cuando cientos de jóvenes empezaron a encarar a la policía con piedras. Estos enfrentamientos han sido los peores que Atenas ha visto en varios meses.

Ayer, la plaza parecía un campo de batalla lleno de piedras y vidrios rotos, sillas y mesas dadas vuelta y nubes de gas que se mezclaban con el humo de pequeños incendios. Los bomberos tuvieron que rescatar a siete empleados de una sucursal bancaria cerca de la plaza.

En la protesta del miércoles participaron cerca de 15,000 manifestantes, según cálculos de la policía, una cifra menor comparada con una concentración de alrededor de 100,000 personas hace un mes. El temor a la violencia hizo que muchas familias y atenienses de clase media decidieran no participar, dijeron los activistas.

Muchos manifestantes y analistas dicen que el movimiento de protesta ha perdido fuerza. Algunas personas que participaron en anteriores marchas están asustadas por la violencia, mientras que otras han perdido la esperanza de que haya una alternativa a las medidas de austeridad.

El calor además está comenzando a vaciar la ciudad ya que, quienes todavía pueden pagarlo, se están dirigiendo a las islas y a las playas a pasar el verano.

"El sol derretirá las protestas", predice Theodoro Coulumbis, profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Atenas. "Pero las cosas podrían reanimarse en septiembre", añadió.

"Uno no puede predecir o simplemente pedir un levantamiento. Estas cosas tienen su propio ritmo y reglas", dijo Vassilis Martsahis, funcionario de 41 años cuyo salario fue recortado significativamente como resultado de las reformas del gobierno. "Uno no puede decir cómo va a continuar esto, pero la rabia está ahí", afirmó durante una reciente concentración nocturna en la plaza.

Las protestas arrancaron hace meses, cuando un movimiento pacífico, denominado los Aganaktismenoi (los indignados), construyó un campamento permanente en la plaza Syntagma, que imita un movimiento similar en Madrid, también llamado "los indignados".

Sin embargo, muchos analistas aseguran que una "mayoría silenciosa" sigue siendo escéptica sobre la utilidad de las manifestaciones. Las encuestas indican que 70% de los griegos no cree que haya una alternativa creíble al plan de austeridad.

Pero la paciencia se está agotando. Los expertos dicen que la brecha entre las opiniones de los manifestantes y las de la sociedad griega en general se está estrechando rápidamente.

Cuando las piedras y el gas lacrimógeno no vuelan a diestra y siniestra por la plaza, Syntagma alberga una muestra representativa y pacífica de la población griega. Las concentraciones de los fines de semana y las noches han adoptado una atmósfera familiar y carnavalesca. En una noche reciente, la multitud reunía a varios miles de personas, incluyendo niños y abuelos, estudiantes y profesionales de clase media e incluso un sacerdote cristiano ortodoxo.

Las opiniones van del idealismo pacifista hasta la xenofobia.

"La crisis económica es la consecuencia del colapso del amor, la amistad y otras cosas que unían a la sociedad en el pasado", dijo Nick Stathopoulos, estudiante de 29 años de ingeniería medioambiental. "En el mundo moderno, no hay ética, no hay sueños. Es como si estuviéramos congelados", opinó.

La alternativa al plan de austeridad que propone el FMI, dijo, "es ésta", mientras saludaba a los miles de manifestantes pacíficos que lo rodeaban. "Esta es la verdadera democracia, no eso", agregó, señalando el edificio del Parlamento.

Dimitris Papadopoulos, un abogado de 34 años, tiene un diagnóstico que se ubica más en las líneas de la teoría de la conspiración. Papadopoulos sostiene que los gobiernos socialistas del pasado socavaron la vital industria turística permitiendo que demasiados inmigrantes albaneses entraran al país, arruinando la experiencia de los visitantes.

"Ahora el gobierno quiere destruir la economía para vender todos nuestros activos públicos. ¿Por qué? Porque protegen los intereses de otros países, como Turquía", aseguró.

Pocos en la plaza podían proponer una forma más fácil de salir de la crisis griega que el camino propuesto por el gobierno. "Tiene que haber una alternativa. Pero no sabemos cuál es", dijo María Kaniamu, una mujer de 50 años que perdió su trabajo en una tienda el año pasado. La madre divorciada dijo que no sabe cómo va a mantener a sus dos hijos cuando su seguro por desempleo venza en octubre.



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