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Viejas y nuevas políticas monetarias


2013-05-09

Orlando Delgado Selley, La Jornada

Con una Europa sumida en la recesión y con niveles de desempleo altísimos, el Banco Central Europeo decidió hace una semana reducir la tasa de interés al 0.5 por ciento anual. Con esta decisión se une a otros países desarrollados que, desde hace tiempo, redujeron sus tasas a niveles menores a uno por ciento. La Reserva Federal (Fed), con la crisis financiera abierta en agosto de 2007, reaccionó un mes después reduciendo el objetivo de las tasas de interés para los fondos federales de 5.25 a 4.75 por ciento anual. En las siguientes semanas continuó la disminución de las tasas llegando a 2 por ciento en abril de 2008. En octubre siguiente decidió una nueva reducción, luego otra más en diciembre, que las fijó entre 0 y 0.25 por ciento. Desde entonces, las tasas se han mantenido en ese nivel.

El Banco Central Europeo (BCE), en agosto de 2007 tenía un objetivo de tasa de interés de 4 por ciento, que mantuvo hasta julio de 2008 cuando incrementó la tasa objetivo llevándola a 4.25. Mientras la Fed tenía las tasas en 2 por ciento y planteaba reducirlas aúna más, el BCE actuaba exactamente en sentido contrario cuatro meses después redujo las tasas a 3.75 y luego las llevó hasta uno por ciento en mayo de 2009. En abril siguiente actuó nuevamente en sentido contrario elevándolas a 1.25 primero y luego en julio aumentándolas 25 puntos base. En ese nivel de 1.5 se quedaron hasta diciembre de 2011. En 2012 hubo una reducción a 0.75 en julio y finalmente la semana pasada decidió que la tasa de interés quedara en 0.5, su menor nivel desde la aparición del euro.

El Banco de México (BM) durante 2007 y 2008 mantuvo la misma tasa de interés de 8.25 por ciento. En enero de 2009 inició un ciclo de relajación monetaria que redujo las tasas hasta 4.5 en julio, quedándose en ese nivel hasta marzo de 2013 cuando decidió reducirlas en 50 puntos base, quedando en cuatro por ciento. En ese momento anunció que se trataba de una decisión puntual y no el inicio de un nuevo ciclo de reducciones, lo que confirmó el 26 de abril pasado cuando decidió que mantendría el mismo objetivo de tasa de interés.

La razón que explica las diferentes posturas monetarias de la Fed y del BCE y el BM está en su mandato legal. El banco central estadunidense tiene la obligación de que haya la menor inflación compatible con el mayor nivel de empleo, lo que le obliga a atender la evolución de la economía. Por eso luego de llevar la tasa de interés a su límite menor se planteó estimular el crecimiento a través de compras masivas de instrumentos financieros. El dato relevante es que esa economía, aunque ha mantenido un desempeño económico por debajo del necesario para reducir significativamente la tasa de desempleo, se ha mantenido creciendo desde mediados de 2009.

En Europa, en cambio, las acciones del banco central que administra la moneda única han estado ordenadas por un mandato único: mantener estabilidad de precios. Consecuentemente ante presiones inflacionarias, reales o supuestas, actúa elevando las tasas, lo que afecta la actividad económica. Por eso, su política monetaria convencional ha contribuido a que esa región se encuentre en condiciones recesivas desde hace tiempo y, más grave aún, con tasas de desempleo extraordinariamente elevadas. La decisión de hace una semana, de reducir al mínimo las tasas de interés, llega muy tarde y probablemente no tendrá repercusión en la actividad económica y en la creación de empleo.

La postura monetaria de nuestro banco central está también ordenada por su mandato único en relación con los precios. Por ello, en el cumplimiento de esa obligación legal, terminó abruptamente su ciclo de reducción de tasas en julio de 2009, contribuyendo a que la economía se contrajera más de 6 por ciento. La reducción reciente no ha tenido una significación mayor en términos de actividad económica.

El dato global fuerte es que en ocho países que contribuyen con cerca del 60 por ciento del PIB mundial existen tasas de interés menores a uno por ciento, las que podrían mantenerse este 2013 y 2014. Para México, así como para otros países emergentes, los diferenciales de tasas constituirán condiciones propicias para la llegada de capitales golondrinos. No se trata de confianza en el desempeño económico nacional, sino simplemente de mejores rendimientos financieros.



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