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¡¡ Que se acaben los subsidios !!


2013-06-19

Por POLICRATO PHILODEMUS

¡Ya basta de alimentar sanguijuelas y criminales!

"Yo no pido que me den��solo que me pongan donde hay"

Paradigma político-mexicano

Hace unos días se publicó la noticia de que las autoridades del gobierno federal declararon que se proponían acabar con los subsidios a la energía eléctrica y a las gasolinas, esto es, a las principales formas de energía, con la finalidad de canalizar los recursos económicos que actualmente se destinan a dicho propósito, con el fin de utilizarlos en la creación de infraestructura para el desarrollo de país y para la creación de empleos.

La noticia en sí es perfectamente lógica y aplaudible, aunque incompleta dado que solamente contempla a dos tipos de subsidios, que si bien merman la capacidad financiera del erario para apoyar el progreso verdadero y sostenible, basado en la creación de fuentes de trabajo y no en dar paliativos temporales a la pobreza sin resolver las causas de ella, deja incólumes a otra serie de subsidios, que por llevar otros nombres o por ser desconocidos para el público, no dejan de lacerar la economía de los bolsillos de la ciudadanía productiva de riqueza, misma que sostiene la economía del país y que hace posible la existencia del erario mismo con el pago de sus impuestos.

Si entendemos por "Subsidios" a toda aportación económica, ya sea espontánea, obligada por las circunstancias, o de manera filantrópica, que es otorgada por el gobierno, por alguna empresa, o por algún individuo con vocación de "mecenas", para apoyar la economía de alguna persona o grupo determinado, encontraremos que los "subsidios" están generalizados en nuestro país, ya sean éstos de carácter voluntario o forzados ante un riesgo mayor, aunque se encuentren bautizados de diferentes maneras como serían las "Becas" a estudiantes, las "Mordidas" o "Cochupos" a las autoridades y/o a las burocracias administrativas (oficiales o privadas), los llamados "apoyos" a las mafias sindicales, o bien como "donaciones" o privilegios a miembros de grupos de presión política (como las secciones oaxaqueñas del sindicato de maestros), o para la compra de favores en licitaciones, o como los expolios ("donaciones", "permisos", "protección", "pago de piso", etc. que exige con amenazas el crimen organizado), el caso es que de los
bolsillos de la mayoría de los mexicanos se subsidia a una pléyade de sanguijuelas que sangran la economía familiar, además de considerar también aquellos que graciosamente y sin consultarnos otorgan, (disponiendo discrecionalmente del erario producido por nuestros impuestos), los altos funcionarios del gobierno para conseguir adeptos o cómplicidades, acallar protestas, o simplemente para premiar lambiscones.

Estos diferentes subsidios oficiales a los que me refiero en el último renglón del párrafo anterior, están constituidos por algunas supuestas "conquistas" sindicales (que no son otra cosa que expolios a los contribuyentes), como las que tienen los empleados de la Comisión Federal de Electricidad (C.F.E.), quienes están exentos de pagar la energía eléctrica que consumen y cuyo costo es prorrateado en el cobro a las tarifas que pagamos los ciudadanos comunes, con el agravante de la corrupción cuando estos electricistas sindicalizados abusan en el consumo de enrgía eléctrica, utilizando con singular alegría y desparpajo de derroche, toda clase de aparatos electrodomésticos, y utilizando abusiva y corruptamente su "conquista laboral" al vender a sus vecinos la energía que llega a sus hogares a través de interconectar las líneas a su toma de corriente.

De la misma manera se encuentran los sindicalizados de PEMEX que obtienen gratis los vales de gasolina para su consumo particular, además de la "conquista" laboral estipulada en su contrato colectivo de trabajo, que especifica que los "derrames en refinería" son para beneficio del sindicato, lo que constituye entre el 7% y el 15% del crudo que entra a refinación, que equivale aproximadamente a Tres Millones de Dólares Americanos diarios, independientemente de que también desaparecen en promedio el 3.3% de los refinados, mismo que se queda entre trabajadores, sindicato y directivos, mermando las ganancias de nuestra empresa nacional por excelencia (dado que oficialmente todos los mexicanos somos dueños de PEMEX), con un costo aproximado a los Ocho Millones de Dólares Americanos diariamente.

Otro "subsidio" legalizado al sindicato de PEMEX consiste en haberle permitido acumular un número escandalosamente exagerado de plazas autorizadas, que hace de "nuestra" empresa la más ineficientes de su clase al sostener una nómina cinco veces superior a la que realmente requiere para su producción, comparada con las que tienen las empresas petroleras similares en el mundo, o dicho en otras palabras, que a PEMEX su sindicato (a través de la corrupción de unas supuestas "conquistas" laborales), la ha convertido en asilo de parásitos que cobran salarios de lujo por hacer como que trabajan con escandalosa ineficiencia, a costa de la empresa de todos los mexicanos, especialmente en las áreas administrativas, tal y como sucedió con la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro, cuyo sindicato (SME), la llevó a la quiebra� ¿Será también ese el futuro de PEMEX?

De la misma  manera se deben combatir los "subsidios" extraoficiales e ilegales, de carácter involuntario y/o obligados por el miedo, citados en párrafos precedentes, ya que también gravitan sobre la economía ciudadana y que han sido impuestos por la burocracia corrupta y la criminalidad organizada, respectivamente, mismos que se han convertido en "usos y costumbres" propios de nuestra idiosincrasia, tanto que en muchos sectores de la población ya se consideran como parte normal de nuestra cotidianeidad, pero que también frenan el desarrollo del país, tanto en lo económico como en lo político-democrático.

Desde luego que la intención del gobierno federal de acabar con los subsidios oficiales es totalmente aplaudible y debemos apoyarla con firmeza, dado que dejaremos de seguir alimentando sanguijuelas que sangran la economía del país y retrasan el desarrollo al derivar la riqueza y presupuestos ciudadanos a fines ajenos a México, siendo que estos  recursos aplicados correcta y honestamente pueden servir para la creación de infraestructura y para desarrollar nuevas fuentes de trabajo, única manera real y sostenible de acabar con la pobreza y el subdesarrollo, en vez de estar dando paliativos cosméticos, como óbolos de limosna que no cambian la situación sino que la prolongan en el tiempo y envilecen la dignidad creando un estado de conformismo y sumisión.



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