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Errada política económica federal


2014-05-20

Miguel Ángel Velázquez, La Jornada

Tal vez una de las líneas del quehacer político más trascendentes del jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, hacia todo el país sea su lucha por corregir la torcida imposición de los llamados salarios mínimos, que no alcanzan a ser un beneficio real para el trabajador, y menos aún pueden expresar el esfuerzo laboral de quien los devenga.

No debe ni puede desecharse la idea del jefe de Gobierno, que no se frena en las posibilidades que representa un buen salario para el mercado, sino incluye la justicia que eso significa para millones de trabajadores que durante años y años han sufrido la sobrexplotación del patrón sin que los gobiernos federales argumenten algo en su favor.

El modelo económico ha caminado por rumbos errados durante las últimas cuatro décadas, por lo que hace a la cuestión salarial, asegura Mancera, y refuerza su dicho con datos aterradores: de 1976 a la fecha el salario mínimo ha caído un 77 por ciento en el DF, lo que ha provocado que el mercado no se desarrolle. Sí, pero lo más importante es que la gente en esta ciudad se haya empobrecido aún más.

Los datos de la economía nacional que apremian a rediseñar la política salarial para reanimar el mercado son devastadores. La economía mexicana está en recesión, le dijo el Inegi al gobierno de Peña Nieto, que, por más que ha tratado de desmentirlo, no cuenta con la realidad para apoyarlo, y mucho menos con la gente, que no confía en las palabras de los funcionarios de este gobierno.

Y no sólo eso: la deuda pública se disparó hasta 2.3 billones de pesos en el ejercicio fiscal del año pasado, principalmente por la contratación de pasivos a largo plazo, aunque el 13 de mayo pasado el mismo Peña hablara de que los indicadores de la economía "van por buen camino". No obstante, la necia realidad le planta frente a la cara que el crecimiento del producto interno bruto en 2013 apenas alcanzó 1.1 por ciento, es decir, nada.

En 12 meses seguidos, uno tras otro, los indicadores económicos del país reflejaron retrocesos que no se pueden mejorar con el discurso de Los Pinos, ni de Hacienda. Un ejemplo para poner piso a la idea recesiva: la Comisión Federal de Electricidad, una de las empresas más importantes del país, ha mantenido pérdidas en los tres años anteriores, y ahora sufre un boquete económico de 123 mil millones de pesos.

En fin, fuera de los discursos oficiales, en ninguna parte, y menos aún en las actividades económicas de la gente, se puede hablar de mejoría, por ejemplo, en su poder adquisitivo, aunque se pretenda construir otra realidad basada en los buenos deseos, o simplemente en engaños convenientes para el aparato en el gobierno.

Por ello, cuando Mancera explica por qué se debe ofrecer, desde ya, un salario mínimo remunerador, es que tiene en mente hacer lo posible, aunque sea en el Distrito Federal, para evitar una nueva crisis, o bien que se profundice la que vivimos. Seguramente en el radar de los asuntos económicos del Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera ha detectado signos de alarma que lo han conducido a plantear la necesidad urgente de enderezar ese renglón torcido de la economía. ¡Ojalá todo resulte bien!

De pasadita

Quién sabe hasta cuándo a las autoridades de tránsito de esta ciudad les dará la gana remediar el caos vehicular que causan todos los días los camiones de las empresas más fuertes que se estacionan donde mejor les parece, sin que ninguna patrulla, ningún agente, ninguna grúa, es decir, ninguna autoridad, pueda sancionarlos. El asunto es cada vez más grave.



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