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Entre el catolicismo y la pobreza: embarazo adolescente en Filipinas


2015-01-15

Por Girlie Linao

Manila, 15 ene (dpa) - Los ojos de la filipina Edna Rabanito se llenan de lágrimas al recordar el nombre que le quería dar a su primer hijo. Pero la joven, que en aquel entonces tenía 15 años, interrumpió su embarazo. "Aún me pregunto si habría sido una niña o un niño", dice hoy, cinco años después.

Edna cuenta que siempre que puede reza por ese hijo que no nació y enciende una vela en su nombre. "Yo no estaba preparada, por eso decidí abortar", explica.

Entre tanto, Rabanito y su pareja tuvieron dos hijos. La familia comparte con otros parientes una pequeña habitación en un barrio pobre de Manila.

La joven de 20 años trabaja en un centro de formación católico y cose muñecos de peluche. Su compañero, de 26 años, y con quien también había quedado embarazada la primera vez, trabaja de vez en cuando en la construcción.

Ellos, como millones de filipinos, esperaBan ansiosos la llegada del papa Francisco este jueves.

El aborto es ilegal en Filipinas. Alrededor del 80 por ciento de la población es católica y la Iglesia condena el aborto incluso cuando la vida de la madre está en peligro.

Pese a esta prohibición, en el país se practican alrededor de medio millón de abortos al año, según expertos en salud. Las intervenciones a menudo se realizan sin personal capacitado ya que muchas mujeres no pueden pagar un médico. Las condiciones insalubres aumentan el riesgo de infecciones y otras complicaciones.

Percival Cendana, un portavoz de la Comisión Nacional de la Juventud, señala que el número de embarazos no deseados en adolescentes se incrementó mucho en los últimos años. Y esto, a pesar de que la Iglesia católica predica incansablemente a los jóvenes filipinos a abstenerse de mantener relaciones sexuales prematrimoniales.

El número de madres menores de 19 años se duplicó desde 2010.

"Lo que preocupa sobre todo es que el número de embarazos adolescentes se dispara hacia arriba en nuestro país, mientras que en otros países de la región baja", sostiene Cendana, para quien la culpa radica en la falta de información y apoyo a los jóvenes.

El experto espera que una ley de planificación familiar promulgada en 2012 ayude a proteger a las jóvenes.

La ley, que fue recibida con una fuerte oposición por parte de la Iglesia católica, proporciona anticoncepción libre para las mujeres pobres. Además, establece que la educación sexual será obligatoria en las escuelas.

Miles de niñas aprenderán cómo evitar el embarazo, dice la ministra de Salud filipina, Janette Garin. "Ya no podemos decir simplemente que no deben tener relaciones sexuales. Tenemos que darles las herramientas adecuadas y la información", recalca.

La ministra advierte que los embarazos adolescentes representan un mayor riesgo de complicaciones de salud. Después del nacimiento, la situación de las jóvenes madres tampoco mejora. Muchas deben abandonar la escuela para cuidar a sus hijos. Por lo tanto, las perspectivas de futuro son a veces muy limitadas, agrega Garin.

"Tuve que dejar la escuela y ahora no sé si alguna vez podré volver", dice Rica Butlig. También ella pensó en la posibilidad de un aborto al quedar embarazada con 16 años. Pero finalmente decidió llevar adelante su embarazo después de que sus padres prometieran ayudarle.

"De lo contrario hubiese cometido un pecado aún mayor", señala la joven madre de una niña de tres meses.

A Rabanito aún le cuesta mucho conciliar el aborto con su conciencia. Durante la visita de Francisco a su país irá a la misa pública que celebrará el sumo pontífice el 18 de enero en el Parque Rizal en Manila.

"Voy a llevar a mis hijos. Voy a pedir disculpas por lo que hice y espero encontrar la paz", dice.



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