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Despenalización de la marihuana
Alm. Manuel Rodríguez Gordillo Discute�discute� retuerce el lenguaje Un debate ficticio� y convenenciero Debido a la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, otorgándole el amparo definitivo a cuatro personas para que puedan sembrar, cosechar, tener y consumir legalmente la marihuana ( Canabis sativa y/o indica ), exclusivamente con fines recreativos, e impidiéndoles la comercialización de esta planta alcaloidea, se ha generado en los medios masivos de difusión una discusión acalorada y polarizante, entre quienes a nombre de las garantías individuales que ampara la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos festejan este laudo, y quienes a nombre de proteger la salud y el orden social lo condenan ( ¿Se incluirán en este último grupo los narcotraficantes, ante el riesgo de que desaparezca su lucrativo negocio? ), con la participación espontánea en este sainete de los oportunistas del quehacer político, quienes lo aprovechan para mantenerse en el escenario y en las luces de las marquesinas, tratando de atraer los reflectores para asegurar su futuro apoyando indistintamente al mejor postor, siempre a la caza de posibles votos para las elecciones. Dentro de este macarrónico ¿Debate? y de su secuela de posiciones radicales y polarizadas alrededor del tema, es un tanto sospechoso que no aparezca un verdadero análisis comparativo de los efectos y daños al organismo, entre la marihuana (droga alcaloidea prohibida y sancionada por leyes secundarias), y el alcohol o el tabaco (drogas legales permitidas a las personas adultas, de uso común en todos los países <excepto los regidos por la "Sharia musulmana", o por regímenes despóticos>), así como también un análisis comparativo desde la perspectiva social y/o delictiva. En general los planteamientos expuestos sobre el uso y consecuencias del empleo de la marihuana como droga recreativa (al igual que el alcohol y el tabaco), han descansado en criterios morales y/o legaloides, muy superficiales y sin ningún rigor científico, las más de la veces con exageraciones delirantes o interesadas (debidas a la ignorancia, a las creencias religiosas, a posiciones de índole ideológico, o a conveniencias personales o de grupo político), sin un conocimiento estricto de las leyes ni del derecho constitucional comparado, ya que olímpicamente pasan por alto la contradicción evidente que existe entre las libertades que otorga la Constitución y las leyes reglamentarias (derivadas de dicha ley fundamental), que prohíben y limitan libertades y el derecho del hombre para hacer de su cuerpo lo que le venga en gana (siempre y cuando no se invada o atropellen las libertades y los derechos de los demás), tal y como quedó evidenciado en los argumentos que sustentaron el juicio de amparo constitucional emitido por la Suprema Corte de Justicia. Sería interesante (en un ejercicio de imaginación),, suponer cual sería la actitud y respuesta de quienes bajo argumentos morales y/o supuestamente sociológicos, condenan el uso de la marihuana como droga recreativa, en el caso de que las autoridades y el congreso nos impusieran leyes secundarias intentando regular el tipo de alimentación que no debemos consumir (como podrían ser las bebidas gaseosas que contribuyen a la obesidad), o que a juicio de algún cuerpo legislativo fanatizado, se estableciera la prohibición de ver cierto tipo de películas o de leer libros que ellos consideraran inadecuados para la salud mental de la población, en un abierto retroceso de más de trescientos años, a las imposiciones y restricción de las libertades y los derechos del hombre, como sucedía en las monarquías absolutas y en los regímenes teocráticos del medioevo. De la misma manera en el debate de marras desatado por la decisión de la Suprema Corte de Justicia sobre el uso de la marihuana, se ha omitido también incluir estudios científicos comparativos sobre la marihuana con el alcohol y con el tabaco, desde los enfoques de salud, criminológicos, y socio-económicos, en los que se señale el grado de daño neuronal y a la salud en general, del alcohol y el tabaco vs. la marihuana, así como las estadísticas existentes de criminalidad y desequilibrio mental entre quienes cometen delitos bajo el influjo de la marihuana, para compararlos con los que se cometen bajo el influjo del alcohol. Tampoco se hace señalamiento alguno sobre la incidencia de enfermedades pulmonares o de otra naturaleza (cáncer, enfisema, cardiopatías, cáncer de próstata, o de colon, etc. ), provocadas por el uso de la marihuana o el tabaco para compararlas con los provocados por la marihuana para poder señalar cual es la más dañina. Lo anteriormente citado bastaría para intuir que el supuesto debate y polarización de posiciones acerca del uso recreativo de la marihuana, está siendo tratado de manera sesgada y retorcida por conveniencias políticas, ideológicas, o de moralina confesional, lo que dicho en palabras directas y sin tapujos, se trata de un debate ficticio que no intenta ningún tipo de solución, sino que se está aprovechando por farsantes y oportunistas como escaparate para engañar a la población, asumiendo posiciones protagónicas y erigirse en "adalides y defensores" de la sociedad, dándole atole con el dedo, tratando de justificar su existencia y de cuidar las posiciones políticas o sociales que tienen. Como colofón a este escrito (a la manera de ensayo), no es óbice señalar nuevamente la banalidad e intrascendencia de este "debate" desatado en el escenario de los medios, cuya naturaleza ficticia queda confirmada ante las "sesudas explicaciones" hechas por algunos funcionarios (de diferentes niveles y calañas), quienes contradiciendo los principios elementales del derecho pretenden hacernos creer que las leyes en México no son de aplicación general, sino exclusivas y no aplicables para todos los mexicanos, informándonos "subliminalmente" que existen fueros concedidos como lo es la "singularidad" del laudo emitido por la Suprema Corte, tratando de "explicarnos" de manera sesgada y enredosa, que este laudo no sienta precedentes, ni pone al desnudo las contradicciones legales existentes, ya que solamente será aplicable para los cuatro demandantes de amparo, y no para el resto de la ciudadanía�. quieren enviarnos el mensaje de que en México las leyes no son de aplicación general �. Ante esta barbaridad jurídica (o de pérdida de juicio de algunos funcionarios), implícita en sus declaraciones oficiales ante los medios, no acabo de superar mi asombro�. y no ceso de preguntarme�. ¿En manos de quienes estamos?.... en una hipocresía manifiesta, después se quejan del descrédito en que han caído ante quienes gobiernan. *ACLARACIÓN NECESARIA.- Policrato Philodemus, no es adicto a nada que se huela, se fume, se inyecte, o se tenga que beber. JMRS |
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