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"Zombies Informáticos"
Almte. Manuel Rodríguez Gordillo "El chismorreo como pandemia" "Los incapaces de convivir generalmente son seres egoístas que buscan Actualmente se ha vuelto común tropezar en la calle y en las plazas a un número cada vez mayor de personas que deambulan absortos, ajenos a todo lo que los rodea y atendiendo únicamente a los mensajes que reciben y envían desde sus teléfonos “inteligentes” (o “I pads”), a un ser virtual y lejano que habita en un invisible espacio electromagnético, que han escogido como refugio para escapar de su realidad. Esta conducta se ha convertido en una pandemia de “autismo cibernético” que afecta negativamente la tradicional convivencia directa entre los seres humanos, especialmente los jóvenes, provocando un distanciamiento social en donde el grupo está renunciando al dinamismo implícito de la convivencia con sus semejantes, que a pesar de estar reunido se transforma en un grupo de extraños que solamente se roban la privacidad sin ofrecerse compañía alguna. El aspecto que presentan estas personas trastabillando al caminar o conduciendo vehículos torpemente, tropezando con aquello que se encuentre a su paso al mantenerse ajenas a su entorno, constituyendo peligros reales para los demás debido a su irresponsable torpeza, aspecto que los hace parecerse (según los las fantasías del cine norteamericano de terror), a los “zombies” o “muertos vivientes” del “Vudú” haitiano, con la diferencia de que estos “Zombies informáticos” son una realidad que perturba el orden y pone en riesgo la integridad de los demás, ya sea en las banquetas o en las vialidades manejando embrutecidos por atender sus juguetes electrónicos, a pesar de constituir esto último una infracción de tránsito que se castiga con multa. Cuando se analiza sistemáticamente este problema encontramos que se observa una relación directamente proporcional entre el número de adictos que usan abusiva y lúdicamente estos aparatos, y los índices educativo-culturales, o bajos coeficientes de capacidad intelectual, de quienes han sido atrapados por esta nueva y enfermiza moda. Abundando en las causas que originan esta pandemia, cabe señalar que el desarrollo acelerado de las investigaciones en el campo de la electrónica y de la informática, ha provocado un desarrollo paralelo de la producción masiva, y del mercadeo a bajos precios de estos aparatos de comunicación, circunstancia que los ha puesto al alcance de las grandes masas de población, con la consecuente pérdida del control gubernamental del uso y abuso de este tipo de comunicación, aspecto que la criminalidad rápidamente aprovechó y utiliza como herramienta para operar con impunidad total, extorsionando con “Secuestros virtuales” y amenazas (aún desde el interior de las cárceles), problemas que degradan aún más la precaria seguridad ciudadana acosada por la criminalidad, que al parecer está mejor organizada que las fuerzas policíacas que deben combatirla (quizá por ese motivo, en un reconocimiento involuntario y como “Acto fallido” Freudiano, les llama oficialmente “Delincuencia Organizada”). Retomando el asunto de los “Zombies Informáticos”, que ya empiezan a ser un problema social de degradación de la convivencia, y no aceptándolo como irremediable sino buscando su posible solución, es indispensable señalar que su origen descansa en la manipulación mercadotécnica (creada como herramienta para facilitar a los monopolios informáticos la obtención de lucro), la imposición de manera subliminal a través de todos los medios de difusión de esta “moda”, aprovechando los bajos niveles educativos y la degradación de los valores (que sostienen la dignidad de la naturaleza humana dándole sentido y dirección a la vida), esto es, que se trata de un problema educativo, por lo que su posible solución debe descansar en el reforzamiento del sistema educacional vigente, para que convierta en uno capaz de recuperar los valores perdidos y de elevar el índice académico y cultural de la población. No atender a la propuesta anterior (para regocijo de los manipuladores apátridas que lucran con las modas y la venta de baratijas tecnológicas), necesariamente mantendrá a nuestro país en la pendiente de la decadencia y de la mediocridad del subdesarrollo. JMRS |
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