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La perfección del cuerpo humano
Autor: Prof. Dr. Mervy E. González Fuenmayor Artículo dedicado especialmente a aquellos que no creen en Dios, pero que sin embargo, sin ningún merecimiento, llevan consigo el mejor testimonio de su existencia y grandeza, de su perfección, de su amor y bondad infinita: el cuerpo humano que poseen. HAGAMOS UNA PEQUEÑA AUDITORÍA Es increíble pero cierto. La mayor parte de las personas se menosprecia y menosprecia la sabiduría, el poder y la perfección con la cual Dios nos dotó. Esos individuos andan por la vida en una continua queja, siempre expresando su negatividad, con la autoestima en niveles tan bajos que pareciera que no la tuvieran. No se han detenido a pensar en lo maravilloso, equilibrado, armonioso, excelente, perfecto y único, que es nuestro cuerpo humano. Lo desconocen, no quieren conocerlo, para descartar el argumento que los desnudaría y les quitaría el ropaje a ese complejo de inferioridad, a ese llanto continuo y permanente, que mantienen so pretexto de ser personas desgraciadas, infelices, cargados de problemas, a los cuales, según ellos no han dado causa y por lo tanto no se merecen, de manera que, propalan, difunden y exhiben, sus propias miserias, renegando de Dios, del mundo, de la sociedad, de los vecinos, de su prójimo y de la humanidad entera. Realmente son dignos de la lástima individual, colectiva, social y espiritual. Este artículo se lo dedico este tipo de personas, pero también a aquellos que cuando los visita la tragedia o la tribulación, sucumben, e inmediatamente olvidan la confianza que debemos tener primeramente en Dios y en nosotros mismos, habida cuenta de la perfección con la cual Dios creó al hombre y por las maravillas que implican las partes de nuestro cuerpo, que son entre otras, el ejemplo más notorio de aquella perfección. De inmediato ofreceré a los lectores, una pequeña auditoria de algunos órganos humanos o su estructura, haciendo la salvedad, de que estos datos probablemente hayan cambiado, debido a que el libro del cual los extraje, no posee en su pie de imprenta, el año de su impresión, sin embargo el día en que ese libro llegó a mi poder, por compra que de él hice, fue el cinco de noviembre de 2005, aunque creo que el señalado libro podría datar de la década de los noventa del siglo pasado. BREVE AUDITORIA DE LA PERFECCIÓN: 1.-Usted tiene en su cuerpo 800 mil millones de células trabajando continuamente y obrando todas en favor suyo en perfecta armonía. 2.-En su cerebro tiene 13 mil millones de células o neuronas trabajando tan sabiamente en favor de usted, que si las quisiera reemplazar por la máquina computadora más perfecta del mundo, esa máquina electrónica ocuparía el sitio de un edificio de aproximadamente 70 pisos de alto. 3.-En los ojos de usted ha depositado Dios 100 millones de receptores que le permiten gozar de la magia de los colores, de la luz, de la simpatía de las personas y de la majestad de la naturaleza. 4.-En sus oídos hay 24,000 filamentos que vibran con el viento de la arboleda y el reír de los niños, con la suave música de las orquestas y el trepidar de las aguas espumantes, y al escuchar las palabras amables de las personas que estima. 5.-Usted es persona humana, y el ser humano es el único animal que puede hablar, para calmar al airado, animar al abatido, estimular al cobarde y decir... te amo. 6.-Usted se puede mover. No es un árbol amarrado a una pequeña porción de tierra. Puede pasear, correr, bailar y hacer deporte. Para ello tiene 500 músculos, 200 huesos y 7000 nervios, sincronizados para obedecerle y llevarle a donde usted quiera. 7.-Usted tiene un corazón que es una maravilla de la naturaleza. Bombea hora tras hora, 36 millones de latidos al año, año tras año, despierto o dormido, impulsando la sangre a través de 100,000 kilómetros de venas y arterias, que llevan… más de 2 millones de litros de sangre al año. Usted es una maravilla de la sabiduría de Dios. 8.-Sus pulmones son los mejores filtros del mundo. A través de 600 millones de alvéolos purifican el aire que reciben y libran a su cuerpo de desperdicios dañosos. 9.-Su sangre es un formidable tesoro. Son apenas cuatro litros, pero hay allí 22 millones de células sanguíneas, y en cada célula hay muchas moléculas y en cada molécula hay un átomo que oscila más de 10 millones de veces por segundo. Cada día mueren dos millones de células de usted, y son reemplazadas por 2 millones más, en una resurrección que ha continuado desde el día de su nacimiento. 10.-En su cerebro hay 4 millones de estructuras sensibles al dolor, 500,000 detectores táctiles, y 200,000 detectores de temperatura... ¿Y dirá usted todavía que no vale la pena su persona? Como colofón es importante que se reseñe el alejamiento que el hombre ha concretado, en las últimas décadas, de Dios, de su palabra y de sus enseñanzas. El materialismo es una de las causas fundamentales de ese desprecio que el hombre siente por sí mismo, y que con los datos que hemos proporcionado, no tiene asidero alguno, ello sin contar con el maravilloso poder que el señor Dios nos concedió porque nos hizo a su imagen y semejanza y según las propia palabras de nuestro señor Jesucristo, proclamadas, ante el asombro que mostraron sus discípulos frente a las obras ,sanaciones y milagros que realizó, les expresó de manera categórica que: "estas y mayores cosas podréis hacer vosotros", refiriéndose al poder que Dios mismo delegó en nosotros, lo cual es evidente, cuando observamos que somos la cúspide en la creación de Dios, y además por qué los estudios científicos han probado hasta la saciedad, que la palabra tiene poder, que nuestra palabra es capaz de convertir en hechos su contenido, que somos capaces de transformar cualquier cosa. Ya en el capítulo del génesis, en la santa Biblia, Dios padre Creador dijo del hombre que todo el universo y la creación estaría bajo su dominio y que por lo tanto el hombre podría sojuzgar cualquier fuerza, elemento o poder que se le opusiera. El hombre es rey de la creación y todo lo demás le está subordinado, lo mismo que el está subordinado a la voluntad y al hermoso poder que Dios ejerce sobre todos y cada uno de nosotros. Nosotros somos príncipes y princesas, hijos e hijas de un rey, pero no de cualquier rey, sino del rey más grande del cual se tiene conocimiento o se pueda pensar, concebir o erigir, es el rey del universo, es el alfa y la omega, es el principio y el fin de todas las cosas, es la plenitud, es la consumación y principio de todo, él es nuestro padre creador, nuestro Dios trino: Dios padre, Dios hijo y Dios espíritu santo. Acompañados por la madre de Dios, nuestra virgen madre María, intercesora ante Jesucristo por nuestra salvación. Por ello, por el efecto de una dulce sentencia, estamos condenados a la perfección con la que participamos con Dios, estamos obligados a llevar las hermosas y nada pesadas cadenas del amor, el perdón, la misericordia, la bondad y el gran auxilio del Rey de todas las cosas. ¿Entonces de que nos quejamos?. arturo |
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