Formato de impresión


Es hora de dar respuestas sobre la gestión de los flujos migratorios


2017-06-21

 

ANTONIO TAJANI / El Mundo

"Debemos tener mucho más coraje. No podemos dejar en manos de traficantes de seres humanos la gestión de los flujos migratorios"

Según la última encuesta del Eurobarómetro del Parlamento, entre las principales preocupaciones de nuestros ciudadanos figura la gestión de los flujos migratorios.

No es un dato sorprendente. Desde hace más de una década, con el agravamiento de la situación después del estallido de la guerra en Siria y la inestabilidad en Libia, las informaciones que nos llegan describen un cuadro catastrófico. Imágenes de naufragios en el Mediterráneo, muertos en el desierto, niños muertos en las playas. Hemos vuelto a la barbarie de los mercados de mujeres y de niños. Vemos a un número masivo de solicitantes de asilo que se concentran en las fronteras europeas, un éxodo interminable de personas que desembarcan en nuestras costas. Padres que han perdido toda esperanza, que se lo juegan todo poniendo en riesgo la vida de sus mujeres y sus hijos.

A menudo la imagen que damos es la de una Europa impotente, a veces incluso indiferente, frente a esta tragedia y al recelo y el miedo crecientes de los ciudadanos que se sienten invadidos. Las sirenas populistas apelan a la indignación y el miedo, creando la ilusión de que se pueden cerrar muros y fronteras y dejar los problemas fuera. En realidad, la misma encuesta del Eurobarómetro indica que la gran mayoría de nuestros ciudadanos están convencidos de que la receta para regular los flujos migratorios es la unidad europea. Y no podemos decepcionarles. El plazo para dar respuestas a este drama después de décadas de inercia es ya improrrogable.

Debemos tener mucho más coraje. No podemos dejar en manos de traficantes de seres humanos la gestión de los flujos migratorios. No debemos retroceder en lo relativo al derecho de acogida, pero es necesario mantener la misma firmeza en el rechazo a la inmigración ilegal.

El derecho de asilo, al igual que la solidaridad o el rescate de vidas humanas en el mar, forma parte de nuestros valores. Pero está claro que el actual sistema de reparto de cuotas ha fracasado. Entre 2015 y 2016 se presentaron unos 2,5 millones de solicitudes de asilo en la Unión Europea. Con arreglo a las normas actuales, son Italia y Grecia, los países de primera llegada, los que deben tramitar estas solicitudes. Es profundamente injusto encomendar a un puñado de Estados miembros esa responsabilidad, además de su participación en el rescate de miles de vidas y en el control de extensas superficies del Mediterráneo.

Encomendar la responsabilidad de esta grave injusticia a Europa de forma indiscriminada es asimismo injusto. En cuanto al asilo, la Comisión Europea ha propuesto una profunda reforma que el Parlamento Europeo debe aprobar y consolidar antes del verano. Por una parte, esta propuesta se dirige a redistribuir automáticamente a los solicitantes de asilo de los países que reciben un número excesivo de solicitudes; y, por otra, a homogeneizar en toda la Unión los criterios de obtención del asilo. De esta manera, se evitará la peregrinación de migrantes de un país a otro buscando condiciones de acogida más favorables. Es inaceptable, por ejemplo, que no exista una lista común de países de la Unión considerados "seguros" en materia de solicitud de asilo.

A la espera de esta reforma, se decidió introducir un sistema de reasignación temporal para redistribuir a 160 000 solicitantes de asilo procedentes de Italia y Grecia en todos los Estados miembros. Ante la negativa de algunos Estados miembros a cumplir sus obligaciones, el Parlamento Europeo pidió a la Comisión, en una resolución que fue aprobada en mayo por amplia mayoría, que actuara. Sobre esta base, hace unos días el Ejecutivo de la Unión abrió procedimientos de infracción contra los Estados incumplidores. Pero no basta con esto. En los próximos años corremos el riesgo de recibir flujos migratorios estacionales, procedentes sobre todo del África subsahariana. Las causas son múltiples: la desertificación vinculada al cambio climático, el hambre, el crecimiento demográfico, la pobreza, el terrorismo y la inestabilidad.

Una respuesta seria exige una estrategia europea general que aborde los problemas de raíz y no se limite a gestionar las emergencias. Debemos actuar en varios frentes.

Por una parte, reforzar los controles en las fronteras exteriores, destinando más medios y recursos a la Guardia Europea de Fronteras y Costas. Además de un mayor número de naves y helicópteros, hacen falta más inversiones en tecnologías de seguridad, incluidas las vinculadas a los sistemas de satélites Galileo y Copérnico. También son esenciales la formación y el intercambio de buenas prácticas.

Por otra parte, debemos establecer una nueva asociación con África que tenga en cuenta no solo los desafíos, sino también las grandes oportunidades de crecimiento de este continente.

En las sesiones de mayo y junio en Estrasburgo, hemos invitado al presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki, al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y al presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, para debatir sobre esta asociación.

Debemos partir de una sólida diplomacia económica, con más inversiones en infraestructuras, transferencias de tecnología, eficiencia de los recursos y conocimientos técnicos industriales. Trabajar en la formación y la movilidad legal, con cuotas de estudiantes, investigadores y trabajadores africanos.

En este mismo contexto, se pueden definir acuerdos de repatriación más eficaces. Y crear, junto con las agencias de las Naciones Unidas, centros de acogida, garantizando la seguridad, la asistencia médica, el suministro de alimentos y la aplicación de las normas relativas al derecho de asilo o de repatriación. Este es el camino para evitar miles de muertos o de esclavos.

También por esto debe dotarse a Europa de un presupuesto adecuado, ya sea para el control de las fronteras o para el fondo para el desarrollo de África. El Parlamento de la Unión Europea dará vía libre en breve a un fondo que podrá movilizar otros 40 000 millones de euros en inversiones.

El 25 de marzo, los máximos representantes de las instituciones de la Unión y los jefes de Estado y de Gobierno de 27 países firmaron en Roma una declaración solemne para relanzar la Europa política. Entre las prioridades que hay que abordar sin demora figura la inmigración.

Mañana la inmigración y el asilo estarán en el orden del día del Consejo Europeo. En torno a la mesa se sentarán los mismos actores que suscribieron en Roma aquel solemne compromiso. Hoy, por iniciativa mía, al día siguiente del Día Mundial de los Refugiados, el Parlamento Europeo promueve un evento de alto nivel con los máximos representantes de las instituciones de la Unión y los otros actores de la política migratoria. Mañana, en mi intervención ante el Consejo Europeo, quiero transmitir un mensaje fuerte y claro: es hora de tomar decisiones, de dar respuesta a nuestros ciudadanos que piden una Unión capaz de protegerles y de reafirmar sus propios valores. 



yoselin


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com