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Jesús nos enseña por medio de parábolas


2017-08-01

Dr. Luis Alberto Navarrete Obando

Las parábolas de Jesús, son aquellas breves narraciones dichas por Jesús de Nazaret que encierran una educación moral y religiosa, revelando una verdad espiritual de forma comparativa. No son fábulas, pues en estas no intervienen personajes animales con características humanas, ni alegorías, pues se basan en hechos u observaciones creíbles, teniendo la mayoría de estos elementos de la vida cotidiana. Las parábolas se encuentran contenidas en los evangelios canónicos, aunque también se pueden encontrar en los evangelios, como el de Tomás y de Santiago, libros considerados apócrifos.

La finalidad de las parábolas de Jesús es enseñar cómo debe actuar una persona para entrar al Reino de los Cielos y, en su mayoría, revelan también sus misterios. En ocasiones Jesús usó las parábolas como armas dialécticas contra líderes religiosos y sociales, como por ejemplo la Parábola del fariseo y el publicano. En la Biblia se encuentran los siguientes textos titulados Propósito de las parábolas.

Jesús dice que enseña usando parábolas para que comprendan su mensaje sólo aquellos que han aceptado a Dios en su corazón y para que los que tienen "endurecidos sus corazones" y han "cerrado sus ojos" no puedan entender. Por lo tanto comprender el mensaje de Jesús significaría ser un verdadero discípulo suyo y no entenderlo supone que no se está realmente comprometido con Él y por ende no podemos recibir su ayuda ni la de su mensaje. Existen algunos debates sobre si este es el significado original del uso de las parábolas o si en realidad fue agregado por Marcos para reforzar la fe de sus lectores, tal vez cuando se vio perseguido. Esta explicación parece ser esencial para comprender del todo el mensaje real de las parábolas de Jesús, ya que deja claro que es necesario tener fe en Él para entenderlas, o de otro modo se ven confusas.

En la descripción de las principales parábolas que Jesús nos enseñó, en el presente trabajo no se hace una reseña de cada una de ellas de acuerdo a las redactadas en las Sagradas Escrituras, ni tampoco todas ellas, sino las más importantes y significativas, y cuyo orden, el autor ha creído importante redactarlas e interpretarlas de acuerdo a su importancia y mayor significación. Las que no serán redactadas e interpretadas se hará una reseña bibliográfica de éstas.

Definiciones

La voz "parábola" designa una forma literaria que consiste en un relato figurado del cual, por analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no es el explícito. Es en esencia, un relato simbólico o una comparación basada en una observación verosímil.

La "parábola" tiene un fin didáctico y podemos encontrar un ejemplo de ella en los evangelios cristianos, donde Jesús narra muchas parábolas como enseñanzas al pueblo.

El término "parábola" proviene del griego (parabole, que significa comparación, semejanza), el nombre dado por los rétores griegos a toda ilustración ficticia en la forma de una breve narración. Más adelante pasó a conocerse como narrativa ficticia, aludiendo generalmente a algo que puede ocurrir de forma natural, y por el cual se precisan asuntos morales y espirituales.

"Parábola" según el DRAE, la define como: "Narración de un suceso fingido, de que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral".

Significado de "parábola", desde el punto de vista Teológico:

La "parábola" es una breve comparación basada en una experiencia cotidiana de la vida, cuyo fin es enseñar una verdad espiritual. No son fábulas ni alegorías porque se basan en un hecho o una observación real o por lo menos verosímil.

Jesús utilizó parábolas frecuentemente para enseñar las verdades más elevadas en una forma que estuviese al alcance de todos. Su enseñanza contrastaba por su sencillez y sus imágenes con el estilo complejo de los antiguos filósofos.  

La "parábola" no diluye lo que es profundo sino que acerca al corazón del mensaje por imágenes que ayudan a comenzar a razonar y nos dan una intuición en la que obra la gracia.  

Los doctores judíos también utilizaban parábolas, pero Jesús las llevó a la perfección. Sus parábolas sirven para todos en todos los tiempos.  

Jesús, después de enseñar al pueblo en parábolas, continuaba enseñando a los discípulos en privado más directamente y con más profundidad de lo que era posible para el pueblo. Así los formaba para después encargarlos de divulgar esas verdades.

Cuando los discípulos le preguntaron por qué enseñaba con parábolas, Jesús les respondió:

"Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: "Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis."

Usar parábolas es proceder como el padre de familia que saca de su arca las cosas antiguas y las nuevas.

Principales parábolas enseñadas por Jesús. Significado de cada una de ellas

Una serie de parábolas que son adyacentes en uno o más evangelios tienen temas similares. La parábola de la levadura sigue la parábola del grano de mostaza en Mateo y Lucas, y comparte el tema del Reino de los Cielos que crece de pequeños comienzos[3]La parábola del tesoro escondido y la parábola de la perla forma una pareja que ilustra el gran valor del Reino de los Cielos, y la necesidad de una acción en la consecución de la misma.

Las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida, y el hijo pródigo forman un trío en Lucas que tratan con la pérdida y la redención.

La parábola del siervo fiel y la parábola de las diez vírgenes en Mateo, adyacentes, involucran a la espera de un novio, y tienen un tema escatológico: estar preparados para la hora del juicio. La parábola de la cizaña, la parábola del rico insensato, la parábola del árbol de higo, y la parábola de la higuera estéril también tienen temas escatológicos.

Otras parábolas independientes, como la parábola del siervo inútil, que trata de perdón, la parábola del Buen Samaritano, que trata de amor práctico, y la parábola del siervo vigilante, frente a la persistencia en la oración.

Pero en esta ocasión sólo analizaremos las más remarcadas, claro está que las demás no dejan de tener su debida importancia; sino que, las que analizaremos son las más mentadas en el mundo cristiano.

Parábola del Sembrador

Es una de las parábolas de Jesús encontrada en los tres Evangelios sinópticos, con la explicación de esta parábola que fue dada por Jesús a sus discípulos, en Mateo, Marcos y Lucas; como la mayoría de las parábolas.

El texto de la parábola según el evangelio de Marcos es el siguiente:

"Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando Él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: "He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad la tierra; peo salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parque cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno". El que tiene oídos para oír, que oiga".

Interpretación, significado.

Es la más larga de las parábolas del reino y responde a una pregunta sobre por qué se producen efectos tan distintos en los que escuchan el mensaje del reino. La gracia es igual para todos, pero la libertad humana lleva a respuestas diferentes.

Los discípulos piden explicación.

Probablemente, todos los que escuchaban tenían experiencia de la semilla lanzada a voleo, conocían las inquietudes por la cosecha abundante o malograda. Quizá por esto no era difícil extraer consecuencias espirituales, pero los discípulos piden la explicación del Maestro para comprender, y reciben una primera lección sobre la necesidad de tener el corazón bien dispuesto y sobre las malas consecuencias de la dureza de corazón: "Los discípulos se acercaron a decirle: ¿Por qué les hablas en parábolas? Él les respondió: A vosotros se os ha dado conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no se les ha dado. Porque al que tiene se le dará y abundará, pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. Y se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Con el oído oiréis, pero no entenderéis, con la vista miraréis, pero no veréis".

Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y han cerrado sus ojos; no sea qu vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón y se conviertan, y yo los sane.

"Bienaventurados, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Pues en verdad os digo que muchos profetas y justos ansiaron ver lo que vosotros estáis viendo y no lo vieron, y oír lo que vosotros estáis oyendo y no lo oyeron".

La explicación para los que están bien dispuestos es la siguiente: "Escuchad, pues, la parábola del sembrador. Todo el que oye la palabra del Reino y no entiende, viene el maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: esto es lo sembrado junto al camino. Lo sembrado sobre terreno rocoso es el que oye la palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene en sí raíz, sino que es inconstante y, al venir una tribulación o persecución por causa de la palabra, enseguida tropieza y cae. Lo sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este mundo y la seducción de las riquezas sofocan la palabra y queda estéril. Por el contrario, lo sembrado en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y fructifica y produce el ciento, o el sesenta, o el treinta".

El fruto depende de la libertad del hombre.

La semilla tiene poder de fructificar siempre; pero el fruto depende de la libertad del hombre, que puede estar condicionada por el maligno, por la propia inconstancia o por las dificultades –externas o internas–, o por la seducción del mundo y las riquezas. La misma variedad de frutos muestra la calidad de la fe y de las buenas disposiciones en los que la escuchan y llevan a la práctica la doctrina. El mensaje es claro en esta parábola acerca del reino, que no puede darse con violencia, sino que debe ser aceptado con libertad para arraigar y dar fruto.

Muchos eruditos piensan que la parábola era originalmente optimista en perspectiva, ya que a pesar de los fracasos, finalmente la siembra de la "semilla" será exitosa, echará raíces y producirá muchos "frutos". Acorde a la fuente canónica, que establece que el libro de Marcos fue el primero de los evangelios sinópticos en ser escrito, la parábola del sembrador vendría a ser también la primera parábola en ser escrita, pues es la primera parábola de este libro. Marcos usa a esto para resaltar la reacción que las anteriores enseñanzas de Cristo han tenido sobre las personas, como también la reacción que el mensaje cristiano ha tenido en el mundo durante las tres décadas desde el ministerio de Cristo hasta la escritura del Evangelio. La parábola ha dado a entender algunas veces que hay (al menos) tres "niveles" del divino progreso y la salvación.

La parábola de la semilla de mostaza

La parábola de la semilla de mostaza es una de las tantas parábolas relatadas por Jesús de Nazaret transmitida en el Nuevo Testamento por los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas.

En el evangelio según San Mateo Jesús dice lo siguiente:

Aquí tienen una figura del Reino de los Cielos: el grano de mostaza que el hombre tomó y sembró en su campo, es la más pequeña de las semillas pero cuando crece se hace más grande que las plantas del huerto. Es como un árbol de modo que las aves vienen para posarse en sus ramas.

Interpretación, significado.

La parábola del grano de mostaza, que también aparece en el capítulo 4 de Marcos, resalta dos ideas: en primer lugar, el sorprendente crecimiento en la cantidad de personas que han aceptado el mensaje del Reino, y en segundo lugar, la protección que estas reciben. Jesús dijo: "¿A qué hemos de asemejar el reino de Dios, o en qué ilustración lo presentaremos? Como un grano de mostaza, que al tiempo que se sembró en la tierra era la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra..., pero cuando se ha sembrado, sale y se hace mayor que todas las demás legumbres, y produce grandes ramas, de modo que las aves del cielo pueden hallar albergue bajo su sombra".

En esta parábola se habla del crecimiento del "reino de Dios", crecimiento que se manifiesta en la gran difusión que ha tenido el mensaje del Reino y en el aumento que ha experimentado las congregaciones cristianas. El grano de mostaza, que es diminuto, se utiliza a veces para representar cosas muy pequeñas.

Pero, aunque es de tamaño reducido, produce una planta que puede alcanzar una altura de 3 a 5 metros (10 a 15 pies) y llegar a tener ramas fuertes, por lo que prácticamente se la puede considerar un árbol.

Desde el establecimiento del Reino de Dios en los cielos, las ramas del simbólico árbol de mostaza se han extendido mucho más allá de lo esperado. El pueblo de Dios ha presenciado el cumplimiento literal de la siguiente profecía del libro de Isaías: "El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa".

Pero ahí no termina el crecimiento. Llegará el momento en que toda persona que viva en este planeta sea súbdito del Reino de Dios. Para entonces, todos los malvados habrán sido eliminados. Y eso no ocurrirá gracias a los esfuerzos humanos, sino a la intervención del Señor Soberano Jehová (léase Daniel 2:34, 35). Entonces veremos el cumplimiento final de otra profecía de Isaías, que dice: "La tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar".

Jesús dijo que las aves del cielo hallan refugio bajo la sombra del árbol, es decir, del Reino. Estas aves no representan a los enemigos del Reino que intentan comerse las semillas, como sucede con las aves de la parábola de los diferentes tipos de terreno. En la parábola del grano de mostaza, las aves representan a la gente de corazón recto que busca refugio en la congregación cristiana. Tales personas ya están recibiendo protección de las prácticas moral y espiritualmente degradantes de este mundo. Jehová hizo una comparación similar entre el Reino mesiánico y un árbol al profetizar lo siguiente: "A la montaña de la altura de Israel la trasplantaré, y ciertamente echará ramas mayores y producirá fruto y llegará a ser un cedro majestuoso. Y debajo de él realmente residirán todos los pájaros de toda ala; en la sombra de su follaje residirán".

La parábola del Buen Samaritano

La parábola del buen samaritano es una de las parábolas de Jesús más conocidas, relatada en el Evangelio de Lucas. Se la considera una de las parábolas más realistas y reveladoras del método didáctico empleado por Jesús de Nazaret, un ejemplo expresivo e incisivo de su mensaje exigente.

Presenta el tono que caracteriza a las llamadas parábolas de la misericordia propias del Evangelio de Lucas. La parábola es narrada por el propio Jesús a fin de ilustrar que la caridad y la misericordia son las virtudes que guiarán a los hombres a la piedad y la santidad. Enseña también que cumplir el espíritu de la ley, el amor, es mucho más importante que cumplir la letra de la ley. En esta parábola, Jesús amplía la definición de prójimo. La elección de la figura de un samaritano, considerado un herético para los sectores más ortodoxos de la religión hebrea, sirve para redefinir el concepto de prójimo que se manejaba entonces. Jesús, mediante esta parábola muestra que la fe debe manifestarse a través de las obras, revolucionando el concepto de fe en la vida religiosa judía, entre los cuales resaltaban grupos como el de los fariseos a quienes Jesús en numerosas ocasiones llama hipócritas por su excesivo apego a la letra de la ley y su olvido por cumplir el espíritu de la ley. El contraste establecido entre los prominentes líderes religiosos inmisericordes y el samaritano misericordioso, es un recordatorio a los maestros de la ley (como es el caso del interlocutor de Jesús) de que estaban olvidando el principio de la verdadera religión y Jesús emplea un personaje despreciado por ellos para mostrarles su error.

La narración comienza cuando un doctor de la ley le preguntó a Jesús con ánimo de ponerlo a prueba qué debía hacer para obtener la vida eterna. Jesús, en respuesta, le preguntó al doctor qué está escrito en la ley de Moisés. Cuando el doctor cita la Biblia, y precisamente: "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas", y la ley paralela "amarás a tu prójimo como a ti mismo", Jesús dijo que había respondido correctamente y lo invitó a comportarse en consecuencia. En ese punto, queriendo justificar su pregunta, el doctor preguntó a Jesús quién era su prójimo. Jesús le respondió con la parábola.

"Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle, y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio lo vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verlo tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gusta algo más, te pagaré cuando vuelva.". ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?".

El doctor dijo: "El que practicó la misericordia con él."

Díjole Jesús: "Vete y haz tu lo mismo."

Es de notar que Jesús no definió, tal como pretendía el doctor de la ley, quién es el prójimo: solo preguntó quién obró como prójimo del herido. Por la respuesta del legista queda implícito que se considera "prójimo" a todo aquel que obra compasivamente con otro hombre, es decir, la definición se da en función de la obra. Asimismo, el legista no respondió a Jesús directamente ("el samaritano"), sino indirectamente, al decir "el que tuvo compasión de él", lo que en general se interpreta como una dificultad de su parte en reconocer que no fueron el sacerdote o el levita quienes observaron el espíritu de la ley sino alguien que, en el ambiente judío, era considerado un hereje, un paria.

La Parábola del Trigo y la Cizaña

La  parábola del  trigo  y la cizaña, también conocida como  parábola de la cizaña o parábola de la mala hierba, es una de las parábolas de Jesús de Nazaret, recogida en el libro de Mateo; y es la decimosegunda parábola narrada en el Nuevo Testamento.

El texto de la parábola, según aparece en la Biblia de Jerusalén, es el siguiente:

La misma parábola les propuso Jesús a sus apóstoles, diciendo: "El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo". Pero, mientras dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando boto la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor, "no sembraste semilla buena en tu campo?. ¿Cómo es que tiene cizaña?". Él les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres, pues que vayamos a recogerla?". Díceles: "No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero."

Interpretación, significado.

En el Libro de Mateo, Jesús dijo: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buna semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los sirven de tropiezo, y a los que hacen inequidad, y los echaran en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, que oiga".

Hay que tomar en cuenta que la cizaña es bien parecida al trigo durante las primeras fases de crecimiento. También, la ley romana de entonces prohibía sembrar cizaña entre el trigo de alguna persona, lo cual sugiere que la historia es realista.



JMRS


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