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Los valores
Almte. Manuel Rodríguez Gordillo "Quien carece de valores solo obedece a sus instintos egoístas -ante su incapacidad En el proceso evolutivo de la vida, esta alcanza la cumbre humana cuando aparecen los valores gobernando a los instintos, sería imposible efectuar un análisis de todo lo humano, especialmente de su convivencia y relaciones en sociedad, cuando se prescinde de los juicios de valor, ya que dicho análisis se convertiría en una simple crónica de conductas inmediatistas y carentes de significado teleológico, como aquellas gobernadas por el instinto puro en los animales, condición que el homo sapiens abandonó al empezar a gobernarse guiado por el razonamiento, mismo que le llevó a una percepción holística** y teleológica*** de sus actos, características que son singulares y exclusivas del comportamiento humano. El paradigma anterior cobra aún mayor importancia cuando se intenta comprender la conducta humana al interior de una sociedad dada, sobre todo en la formación de liderazgos y de la organización de gobiernos (búsqueda del poder), a pesar de que sabemos que el poder en su raíz no es otra cosa más que instinto que adquiere su máxima expresión bajo dichas condiciones, tanto en el hombre como en toda la pléyade de animales gregarios, solo que a diferencia de los animales en la sociedad humana el instinto cede su preeminencia cuando aparecen los valores que lo matizan suavizando el ejercicio instintivo del poder, dando lugar a la aparición de las experiencias filantrópicas, heroicas, y de colaboración racional que reducen y/o eliminan el egoísmo innato, conducta que difícilmente se da en las demás especies vivientes. Antes de continuar con el tema sobre la importancia social de los valores y con el fin de entender mejor su naturaleza, se hace necesario definir lo que es el valor desde una perspectiva axiológica, partiendo de que se trata de una construcción de carácter subjetivo (entidad ideal), exclusiva de la raza humana, que le permite medir y enjuiciar el grado de civilidad alcanzado gracias a la conducta social de sus congéneres, además de que es el factor que le da orientación y sentido a su vida. En cualquier sociedad los valores reflejan las características de la misma, incluyendo las formas de socialización, costumbres, folclor y comportamiento ético que tengan, tanto entre ellos como con las demás sociedades, estos valores se adquieren básicamente por imitación e influyen en la identidad del grupo o sociedad. Podemos afirmar también que los valores deben su génesis a la experiencia histórica de las sociedades humanas, donde se fueron acumulando como acerbo cultural aquellas normas de conducta que enriquecían, cohesionaban y facilitaron las relaciones entre quienes formaban la comunidad; con el paso del tiempo dichas normas de conducta se transformaron en modelos que se integraron a la tradición, que posteriormente fueron trasladados como códigos escritos y/o valores aceptados. Los valores aparecen inicialmente como normas en los códigos religiosos, impuestos y gratos a las divinidades, que en las sociedades laicas y con el tiempo se convirtieron en leyes de cumplimiento obligatorio insertas en códigos, o en la tradición como normas de urbanidad, cortesía y de buen vivir, además de que algunos valores no escritos son conductas sociales casi obligatorias consideradas como símbolos de educación civilizada, mientras que otras son muestra de filantropía que distinguen a los mejores individuos de una comunidad, tal y como siguen siendo consideradas hasta la fecha. Analizados desde una perspectiva sociológica, los valores son aglutinantes que cohesionan las estructuras comunitarias, dado que le dan identidad al conjunto social, de donde se deriva una sensación de fortaleza y seguridad en cada uno de los individuos que lo componen, al saber que son partícipes de un grupo de seres semejantes que lo respaldan a quienes puede acudir para su protección o defensa. De la misma manera los valores compartidos al generar sentido de pertenencia y unidad, promueven la creación de conductas singulares que se manifiestan en formas de vestir, en rituales compartidos, en costumbres, lenguaje, artesanías, y tradiciones, que de igual forma crean una identidad singular en los conceptos de belleza, valentía, en las expresiones artísticas, y en todo aquello que en su conjunto conocemos como la cultura de una región o de un pueblo, así como de las características regionales que identificamos como folclor. Por otro lado los valores, dada su naturaleza ideal, solo responden a juicios de calidad y solamente desde esta óptica pueden jerarquizarse, bajo la certidumbre de que son independientes de la cantidad, y que dada esa característica de los valores desde su percepción social, como entidades abstractas que le dan sentido y orientación a la vida humana, son ajenos a las comparaciones cuantitativas, siendo esta la cualidad humana más importante que nos diferencia del resto de los seres vivos, ya que estos reaccionan solamente de manera instintiva por carecer de valores, y en consecuencia de una visión holística. La conducta que responde y es gobernada por los valores, superponiéndose a los instintos, marca el grado de civilización alcanzada por la sociedad de que se trate, y da lugar a conductas filantrópicas, actos heroicos de solidaridad y renuncia de sí mismo a favor de la comunidad, así como a la desvalorización de lo superfluo, privilegiando y enalteciendo las conductas y los actos que son de utilidad general para la comunidad y también aquellos que la cohesionan. Si analizamos la historia de las diferentes civilizaciones encontraremos que se han originado gracias a la aceptación de los valores que han sido (y siguen siendo), comunes a todos los grupos humanos sin distinción del hábitat, de sus circunstancias o desarrollo tecnológico, de su época, y del grupo étnico al que pertenecen, valores que por su permanencia y omnipresencia podríamos englobar y calificarlos como universales. Generalmente son aquellos que dan cohesión al grupo social o étnico, y además promueven la identidad o pertenencia en la sociedad donde se practican, estos valores universales (entre otros), son el respeto a la vida, a los derechos de los demás, a la libertad individual, a la solidaridad al interior del grupo, y a todo aquello que armoniza las relaciones sociales, o que promueven la paz y el bienestar general. De la misma manera también existen valores que por su naturaleza efímera y/o condicionada coyunturalmente, pueden ir cambiando con el tiempo y con las circunstancias, ya se trate de condiciones de emergencia o bien provocadas por la severidad o bondades del clima, por la abundancia, calidad o carencia de alimentos, por el desarrollo científico-tecnológico que modifica las formas de comunicación y de traslado, o por eventos que alteran, impiden o facilitan las interrelaciones al interior del núcleo humano de que se trate. A estos valores se les podría clasificar como circunstanciales o pasajeros, tal y como se catalogan los usos que adquieren cierta relevancia temporal como las modas, solo que en el campo de los valores éstas se refieren exclusivamente a los comportamientos sociales. Los valores siempre son el resultado de un proceso de aprehensión, esto es de un aprendizaje profundo que se incorpora al inconsciente, gobernando y condicionando de manera automática la conducta del individuo, al contrario de los instintos que son patrones de comportamiento innatos y comunes a todos los animales como un aprendizaje evolutivo de la especie que hizo posible su sobrevivencia, actualmente se les empieza a llamar “Memes”, que equivaldría a un gen cultural o de conocimiento que se hereda al igual que los genes. De la misma manera existen también algunos patrones de conducta opuestos a los valores aunque diferentes de los instintos, a los que podríamos calificar como antivalores, que por su naturaleza y efectos sociales provocan el debilitamiento o ruptura del tejido social, como lo son las conductas criminales o antisociales que se caracterizan por la destrucción de la vida misma, por desolar el hábitat y sus recursos, o aquellas que impiden el ejercicio pacífico del trabajo y/o de mejoras para la comunidad, ya sea sometiendo, esclavizando, o eliminando a sus semejantes, o cometiendo actos que rompen la armonía social, o siguiendo cualquiera de las llamadas conductas antisociales que alteran la paz y el bienestar de la comunidad, las que en todas las legislaciones son calificadas como criminales, dado que van en contra de los intereses de la sociedad y de la civilización misma y que se castigan de acuerdo con leyes escritas. Los antivalores al igual que los valores son el resultado del aprendizaje, aunque si atendemos a las teorías psicoanalíticas también pueden ser el resultado de algún tipo de patología por ausencia del llamado “Super yo” freudiano, o por malformaciones orgánicas del cerebro, y también por alteraciones de la química natural del organismo (alteraciones hormonales), así como debido a efectos ocasionados por el consumo de alcohol, o de drogas psicotrópicas. Los resultados de las conductas orientadas por los antivalores pueden o no constituir delitos sancionados en los códigos legales, pero siempre son motivo de crítica y de exclusión social, dado que siempre afectan de manera sensible la armonía social, tal como sucede con la vileza, el deshonor, la traición, la intolerancia, la falsedad en el proceder, el chismorreo mal intencionado, etc. que no son considerados como faltas o delitos en los códigos, aunque sí en la conciencia colectiva y tradición popular de las sociedades, mismas que generalmente marginan como resentidos sociales a quienes los practican. También cabe señalar que el comportamiento de la mayoría de los seres humanos enfrentados a situaciones extremas, ya sean de sobrevivencia ante un peligro letal o de sometimiento forzado, responde generalmente a su naturaleza instintiva con el fin de conservar su integridad física, y rara vez obedeciendo al comportamiento dictado por los valores tal y como se deja notar en las prisiones, en los hospitales (especialmente los psiquiátricos), durante las hambrunas, en los campos de concentración, en la población sometida a un conflicto armado (guerras, revoluciones, asonadas, etc.), las excepciones a este comportamiento es lo que constituyen los actos heroicos, en los que los valores dominan la conducta y el individuo acepta sacrificarse en un acto de supremo altruismo para beneficiar a sus semejantes. Atendiendo a todo lo señalado en los párrafos anteriores, y siguiendo el razonamiento lógico, en un ejercicio de la imaginación desde una óptica pragmática sobre la utilidad práctica de los valores para la vida social, necesariamente aparecerían las siguientes preguntas… ¿Son indispensables los valores para la existencia de la sociedad humana tal y como la conocemos actualmente?... y ¿En qué tipo de sociedades viviríamos de no existir los valores como patrones reguladores de de conducta? Para contestar a la primera de las preguntas solo hay que recordar que los valores, bajo condiciones normales en cualquier sociedad, moderan y controlan los impulsos egoístas del instinto, haciendo más tersas las relaciones en la sociedad humana, además de que modifican y amplían el instinto de sobrevivencia desplazándolo más allá del individuo y del grupo hacia lo que conocemos como civilización, que no es otra cosa que la permanencia de los valores, de donde nace la historia misma, siendo esa la diferencia del hombre con las demás especies de animales, lo que dicho en otras palabras y más concretamente, sin valores no existirían la civilización, ni la cultura, ni la historia, ya que son su esencia y que sin ellos la sociedad humana nunca hubiera trascendido ni avanzado a los niveles de desarrollo que hemos alcanzado. Si partimos de lo expresado en el párrafo anterior encontraremos la respuesta a la segunda pregunta, indicando que en ausencia de valores la sociedad humana no se diferenciaría de la de los delfines o la de los chimpancés, ya que a pesar del potencial de inteligencia nos comportaríamos solamente en función del egoísmo innato del instinto y viviríamos bajo la ley de la selva, en donde las relaciones sociales, la propiedad, el gobierno, y el conocimiento serían los de una manada, esto es, ajenos a la ciencia, a la cultura, y al concepto de familia, tal y como la concebimos actualmente pues careceríamos de historia y de civilización, que no es otra cosa más que la acumulación de los procesos racionales de aprendizaje, en el que aprovechamos los conocimientos experiencias y comportamiento del pasado, que ha sido acumulado en el proceso histórico de la humanidad. Como colofón digresivo a todos los argumentos presentados anteriormente, aunque manteniendo cierta relación con los mismos, y continuando con el ejercicio de imaginación siguiendo el mismo tono pragmático hacia un posible futuro, se podrían hacer las siguientes preguntas… ¿De qué manera y sobre qué valores incidirán los desarrollos tecnológicos y la ciencia cuando el hombre sea capaz de viajar a otros mundos?... y en tal caso… ¿Aparecerán nuevos valores?... ¿Cuales de los vigentes sobrevivirían al cambio? y… ¿Cuáles habrían de reforzarse? Aquí las respuestas estarían condicionadas por los descubrimientos mismos que fueran apareciendo en el caso de que el hombre logre alcanzar algún planeta con otras formas de vida, ya que el hecho mismo de su existencia pondría en la mesa de discusión el origen de la vida y los dogmas de las religiones, arrastrando con ello los valores que éstas han sostenido desde su aparición, además de que los cuestionamientos hacia ellos aparecerían simultáneamente con lo encontrado, como serían el tipo de vida alienígena descubierto, el grado y orientación de desarrollo evolutivo que hayan alcanzado, tanto biológicamente como de civilización en que se encuentren, así como las condiciones ambientales del planeta de que se trate. En el caso de encontrarse con civilizaciones alienígenas con un nivel avanzado y/o superior a nosotros en su grado de civilización, incluyendo organización social, así como en ciencia y en tecnología, el impacto se daría en la percepción de los valores, sobre todo en aquellos que no pertenecen a la categoría de los universales, a los que habría que reforzar, ya que estos por su naturaleza son indispensables para la existencia armónica de cualquier sociedad organizada y sustentable. Dado que la tecnología y el conocimiento científico modifican las formas de comunicación de la sociedad, reduciendo los tiempos necesarios y el esfuerzo en la producción de bienes y alimentos, que a su vez origina mayores oportunidades de ocio y entretenimiento, condicionando así los valores circunstanciales, que se modifican generalmente hacia una tolerancia más laxa que históricamente ha arrastrado a la decadencia, siendo el ejemplo más conocido el ocaso del imperio romano, que antecedió al inicio del medioevo en el Siglo V, A.C. Somos lo que creemos porque de ahí tomamos los parámetros para medir la dimensión de lo percibido y justificar nuestra conducta. A partir de la aceptación oficial e implementación de la doctrina neoliberal como forma de gobierno en los países subdesarrollados, obligada por las presiones de los centros políticos y económicos del poder mundial, ha surgido una campaña desinformativa así como una pléyade de apologistas (“teóricos del neoliberalismo“), que tratando de justificar este cambio doctrinario pretenden convencer a la gente de las supuestas bondades que este implica (a pesar de las evidencias de deterioro social que ha provocado en los países donde se ha impuesto), desarrollando una retórica confusa que mezcla conceptos y palabras tratando de convertir el lenguaje en una selva semántica sembrada de trampas, y al dialogo en un esgrima verbal donde las explicaciones son tautologías y las definiciones son neologismos de significado difuso, pretendiendo dar a las palabras conocidas un significado distinto al que poseen en nuestro idioma, o bien sacarlas del contexto en el que tienen uso, o adaptándolas para explicar cualquier situación que cuestione el quehacer neoliberal que proponen, por aberrante o absurda que pueda parecer la explicación contradiciendo la realidad evidente, dicho en otras palabras se ha inventado un lenguaje especial para ser usado como acto de prestidigitación política con el fin de enmascarar la realidad y ocultar intereses ajenos a la función básica y única que legitima a cualquier tipo de gobierno, que es la búsqueda del bien común. Dentro de este caos semántico con que las explicaciones neoliberales intentan definir la dinámica de las sociedades, encontramos que los principios, fundamentos y los valores.- entendidos como paradigmas de la conducta social.- se definen y aplican convenientemente sacándolos de su contexto de relación humana, intentando torcidamente explicar su significado con el lenguaje de las ciencias exactas, o peor aun, escamoteando el carácter abstracto e intrínseco para tomarlos únicamente, en este juego perverso de mercadotecnia político-financiera, como elementos concretos de carácter absoluto como si negociaran un intercambio material de objetos. Quizá esto se deba a que el neoliberalismo descansa en las corrientes del pensamiento pragmático que afirman << lo fructífero es lo único verdadero >> o dicho en otra forma << el pensar , la concepción del mundo y la filosofía, encuentran sus fundamentos solo en la posibilidad de ser aplicados de manera práctica en la vida >> (una mentira se convierte en verdad cuando logra el efecto deseado), lo que quiere decir que la verdad descansa en la conveniencia práctica, paradigma que nos llevaría a la afirmación cínica de que una mentira se convierte en verdad cuando funciona engañando a alguien con beneficio para otro, aunque pase por alto que verdad y realidad existen independientemente de nuestras percepciones, intereses o conductas. En esta manera de percibir las relaciones sociales, y por consecuencia de aprehender el mundo, también influye el hecho de que en el neoliberalismo se entienden las relaciones sociales como una competencia despiadada entre todos los seres, en un darwinismo social deshumanizado donde solo deben sobrevivir los mas aptos para destruir o aprovecharse de sus semejantes, negando la propia naturaleza instintiva y gregaria que hace sobrevivir a las especies... bajo este principio la palabra valor deja de tener el sentido ético y cultural que señala un principio de rectitud y de bondad en el deber ser, axial como de relación que se expresa dentro de una estructura finalista suprasensible, individual y concreta que llamamos cultura... así la palabra valor dentro del pensamiento neoliberal.- que carece del sentido ético.- solo define un precio de intercambio en el mercado y la cualidad de una cosa por la que se paga cierta cantidad, lo que se extiende al concepto del hombre que a su vez se convierte así en un objeto mas que tiene un precio. De la misma manera los teóricos del neoliberalismo juegan y prostituyen los significados sociales de los términos fundamento y principio para dejarlos únicamente en su contexto que explica el quehacer científico e instrumental. Aducen que un principio es exclusivamente aquello en que descansa una ley universal, o sea que para el pensamiento neoliberal y utilitario deja de ser la norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta y que por lo mismo varía de acuerdo a la cultura y a la época en que sea referido, ignoran que también es una relación social o compromiso a la manera de Juan Jacobo Rousseau. En el juego de palabras que han diseñado para confundir la realidad evidente diferencian el termino “principio” de “fundamento” negando su sinonimia, en un afán de torcer la semántica a su favor. Lo trágico de todo este juego es la complicidad de los “intelectuales orgánicos” que ponen su prestigio y conocimiento al servicio de las elites para sacralizar los mitos del neoliberalismo, además de contar con la participación interesada de los grandes medios de difusión que sirven como vehiculo para difundirlos en un proceso antieducativo que exalta la frivolidad en beneficio de la ganancia mercantilista adormeciendo la capacidad de reflexión del auditorio para que no perciba la manipulación y explotación de que es objeto. Tal parece que al final todo el problema se reduce a una discusión semántica dentro de un grupo que desconoce los valores........ porque carece de ellos y entonces los mide con el parámetro del mercenario utilitarista que desprecia la cultura y confunde el éxito con la acumulación de abalorios. En un análisis encontraríamos que los parámetros que fundamentan la conducta egoísta e instintiva habría que bautizarla como “Antivalores”, dado que en vez de unificar a la sociedad humana destruye el tejido social e impide que se desarrolle el sentido de pertenencia de grupo y de identidad nacional... bajo estas circunstancias todos nos convertimos en seres extraños a nuestro semejantes, en donde la convivencia se vuelve paranoide y desconfiada llegándose al extremo de que el grupo le roba la intimidad al individuo sin ofrecerle compañía... actualmente este caso se ha vuelto cotidiano ante la pérdida de valores. Para finalizar y en un ejercicio de imaginación sobre las características que tendría la sociedad en un no tan lejano futuro, cabría hacernos la pregunta, partiendo de la orientación que parece presidir a nuestra sociedad global, bajo el sistema neoliberal que se ha impuesto, en donde el valor supremo con que actualmente se mide el éxito en la vida del hombre, es su capacidad de enriquecimiento material, que subordina a los valores tradicionales que hicieron posible la civilización y el humanismo... ¿Cuales serían los nuevos valores?.... y de que manera transformarían nuestra visión de cultura y civilización? Podríamos contestar que estos nuevos valores serían los adecuados para sostener una economía de mercado, transmitiendo lo que maximice sus ganancias, sin importar las consecuencias sociales. De la misma manera se puede afirmar que la doctrina neoliberal trataría de mantener la simulación de un humanismo, aunque solamente discursivo ya que lo utilizaría dentro de una visión mercadotécnica, con el fin de promocionar sus negocios y finanzas, predominando el afán de lucro tal y como ya ha sucedido con el arte y los deportes en manos de los medios de difusión, especialmente a través de la televisión, donde estas actividades se han comercializado y degradado, dado que están subordinarlas a las leyes del mercado.... siempre en busca del mayor lucro posible. De esta manera, se fabrican utopías que pueden generar deseo, violencia e insatisfacción. Una parte considerable de la economía moderna depende del éxito de la mercadotecnia en lograr que deseemos los abalorios que los mercaderes de lo superfluo nos ofrecen y pretenden inducir que compremos, afirmando subliminalmente que los necesitamos para mejorar nuestras vidas. _____________________________________________________________________________________ *Axiología. - Parte de la filosofía que estudia los valores éticos, estéticos, y religiosos. ** Holismo. - Disciplina filosófica que estudia la relación de las partes con la totalidad, sea esta conceptual, biológica o mecanicista. *** Teleología. - Doctrina que intenta explicar un fenómeno o conducta por sus causas finales. JMRS |
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