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El destape 2.0, una tradición que no se rompe en el México del PRI 


2017-11-27

Sonia Corona, El País


No está escrito en ningún papel, pero es la regla de oro en la selección del candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El destape en México es una larga tradición que revela la decisión del presidente mexicano en turno para impulsar a un miembro de su gabinete a la carrera por ser su sucesor. A está decisión se le conoce como dedazo y ha ocurrido durante décadas mientras el gobierno ha sido priista. A pesar de que el PRI ya no domina la escena política de México, el ritual ha seguido en 2017 los pasos exactos para llevar a José Antonio Meade a ser el destapado para las elecciones de 2018.

El camino hacia el destape está lleno de pistas que deben ser leídas con cuidado. En el año previo a la elecciones comienzan a escucharse en medios de comunicación y tertulias los nombres de los presidenciables. El método incluye la pasarela, una serie de apariciones en actos públicos y entrevistas en la prensa donde los aspirantes muestran lo mejor de sí mismos. En ellos se destaca su destreza política para comenzar a afinar el perfil de alguien que puede ser adecuado para ocupar la residencia de Los Pinos. Se hacen públicos tanto sus logros como sus gustos culposos. La pasarela obliga a algunos aspirantes a entrar en un proceso de transformación, casi estética, para dar una impresión menos dura de su personalidad.

Mientras tanto, el presidente sopesa a puerta cerrada sus opciones y la cúpula más alta del PRI evita pronunciarse sobre el tema. El caso de Meade ha sido peculiar dado que nunca ha pertenecido a un partido político y no está afiliado al PRI. El partido le hizo un guiño al exministro de Hacienda el verano pasado cuando eliminó de la lista de cualidades para ser candidato a presidente la afiliación a la formación política. Se ha sumado a la pasarela y ha sido ungido este lunes. Una vez que el presidente se ha decidido, se echa a andar un espectáculo para cuadrar el gabinete presidencial y hacer el anuncio oficial.

El viñetista Abel Quezada plasmó este ritual en 1957, cuando Adolfo Ruiz Cortines eligió como su sucesor a Adolfo López Mateos, a través de una campaña publicitaria para una marca de cigarros. “El tapado fuma Elegantes”, decía el texto que acompañaba la viñeta ilustrada con un hombre en traje con la cabeza cubierta con una sábana. Desde entonces en la prensa mexicana, los viñetistas han retratado tanto al tapado, como al dedo que lo selecciona, en innumerables ocasiones.

El destape de 2018 también ha ocurrido en tiempo real: Meade fue fotografiado la mañana de este lunes saliendo de su despacho de Palacio Nacional hacia Los Pinos para acudir al anuncio presidencial. El exministro de Hacienda salía de una de las puertas principales del edificio a bordo de un coche compacto que conducía él mismo. Las redes sociales ardían con apuestas sobre si sería el elegido para la candidatura o para la vacante en el Banco de México. El posado anticipó sin duda el destape y también lo comenzó a mostrar como un político a punto de subirse a una campaña que se prolongará durante medio año. La prensa mexicana anticipó que el resto de los aspirantes habían hablado durante el fin de semana con en el presidente Enrique Peña Nieto y conocían su decisión. El resto de competidores se han ceñido a la decisión presidencial y en los siguientes días mostrarán públicamente su apoyo al virtual candidato del PRI.

El guion se ha seguido al pie de la letra y ha estado aderezado con una estela de elogios y sonrisas de parte de Peña Nieto a Meade. El economista, que se registrará como precandidato del PRI el próximo domingo, tendrá ahora que seguir su camino en el entramado que el partido del Gobierno dicte. Esto ha sido, también durante décadas, obtener el respaldo de la fuerza agraria y obrera del PRI, así como de su base más dura. Meade ha comenzado esta misma tarde al visitar a los líderes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). “Acompáñenme a esta esperanza de hacer un país mejor”, les ha dicho. Tal y como dice la tradición.

El destapado que no fue

Miguel Ángel Osorio Chong, ministro de Gobernación, era una de las opciones de Peña Nieto para ser ungido como candidato del PRI. Durante el fin de semana anunció a sus colaboradores más cercanos que no participará en la contienda de su partido. Además, según cuenta la prensa mexicana, aseguró que respaldará a quien el partido entregue la candidatura. Osorio Chong fue durante meses uno de los políticos que se barajaron para ser el destapado y la mayoría de las encuestas incluían su nombre y gozaba de uno de los puestos más favorecidos.



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