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Incertidumbre italiana
Editorial, El País Italia comienza el año con una carrera electoral que culminará el próximo 4 de marzo en unos comicios legislativos cruciales no solo para el país transalpino sino para toda Europa: por primera vez una fuerza populista está en condiciones de vencer en Italia, uno de los grandes países de la Unión Europea. El tópico de la inestabilidad de los Gobiernos italianos ha vuelto a confirmarse durante la legislatura recién terminada. Ha habido tres primeros ministros diferentes: Enrico Letta, Matteo Renzi y Paolo Gentiloni. A esto hay que añadir que con el desprestigio del centro-derecha, tras años de liderazgo de Silvio Berlusconi, y la implosión del centro-izquierda, pese a los esfuerzos reformistas especialmente a cargo de Renzi, el Movimiento 5 Estrellas se ha colocado en una posición privilegiada. Y ello a pesar de la profunda reforma electoral aprobada —una novedosa mezcla del sistema proporcional y uninominal— que favorece la creación de coaliciones, opción en la que tienen más práctica y posibilidades las fuerzas políticas tradicionales. Aun así parece que ningún contendiente será capaz de alcanzar una mayoría suficiente para gobernar con una mínima estabilidad y, por tanto, la posibilidad de que los resultados de marzo lleven a una nueva parálisis política es real. Pero, además, Italia se halla inmersa en una gran polémica que inevitablemente se convertirá en un arma arrojadiza durante la campaña y las negociaciones posteriores a los comicios. Se trata de una reforma legal para otorgar automáticamente la ciudadanía a los nacidos en Italia hijos de inmigrantes extranjeros, una medida que no adopta ningún país de la Unión Europea. El Gobierno de Gentiloni trató de aprobarla, pero tras duros enfrentamientos —incluso físicos— en el Parlamento optó por retirar el proyecto. La cuestión recaerá ya sobre el próximo Ejecutivo, pero antes se convertirá sin duda en argumento estrella de la campaña. yoselin |
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