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2018: El Año Nuevo chino


2018-01-03

JAVIER ESPINOSA | El Mundo


La que fuera la residencia de Li Hanjun y su hermano Li Shucheng constituye un compendio de historia, ideología y pragmatismo al mejor estilo del llamado "socialismo con características chinas" por el que aboga el liderazgo de este país.

La vivienda de lo que antaño era el Número 106 de la calle Wang Zhi -ahora renombrada Xingye-, que sirvió como sede del congreso fundacional del Partido Comunista Chino en 1921, supone un retorno a las "raíces" del PCC repasando la vida de personajes como Chen Wangdao -al que se atribuye la primera traducción al chino del Manifiesto Comunista de Karl Marx- o la de los 15 delegados que asistieron a la reunión donde se creó una formación cuya influencia en esos días podía medirse por el número de sus militantes: 57 en todo el país.

Sin embargo, los responsables del enclave no han permitido que el fervor por la ideología haya eclipsado las "peculiaridades" de un marxismo que no hace ascos al lucro, y a la salida del recinto los visitantes pueden adquirir todo tipo de parafernalia comunista. Desde gorras del "ejército rojo" a tazas o distintivos con el rostro de Mao a 50 yuan (6 euros) la pieza, hasta protectores para Iphone 6 decorados con mensajes de la misma tendencia a 30 yuan (3,8 euros).

El pasado 31 de octubre, a los pocos días de la conclusión del 19 Congreso del Partido Comunista de China (PCC), el enclave sito en la conocida Concesión Francesa de Shanghai cerró sus puertas a los turistas y se asistió al despliegue de un imponente aparato de seguridad para acoger la visita de los siete hombres más poderosos del país.

El presidente Xi Jinping y los demás componentes del Comité Permanente del PCC -el núcleo del poder chino- se personaron en el lugar para renovar su "juramento" de lealtad a esa agrupación "y buscar ímpetu para los esfuerzos futuros", según explicó la prensa afín al Partido.

La foto oficial muestra al líder chino puño en alto frente a la escultura que representa los rostros de bronce de los "padres fundacionales" del PCC y de cara a la enorme bandera roja que adorna la entrada de un edifico que el léxico oficial considera "un monumento histórico clave".

Campaña de propaganda

La simbólica visita de la cúpula del PCC fue el detonante de una campaña de propaganda masiva dirigida a difundir el pensamiento de Xi Jinping y de forma paralela recuperar la influencia de la formación comunista en una sociedad local donde el interés por el bienestar económico ha desplazado desde hace años al adoctrinamiento marxista.

En cuestión de días, el PCC organizó una expedición de 36 altos cargos -incluido el supuesto "protegido" de Xi Jinping, Chen Miner- que se dedicó a recorrer el país propagando dicho mensaje, inauguró decenas de librerías y centros de educación dedicados al mismo menester.

La ofensiva se completó con el envío de delegados a lugares tan recónditos como las islas del Mar del Sur de la China, en camello a las estepas de Mongolia Interior, la multiplicación de anuncios en metros y trenes, actuaciones de grupos folclóricos o la misma peregrinación de los cuadros del partido a destinos tan singulares como la cueva donde vivió Xi Jinping en la provincia de Shaanxi durante la Revolución Cultural o el árbol que plantó en 2009 en la de Henan.

El propio ministro de Educación, Chen Baosheng, había explicado durante el congreso del PCC que el pensamiento de Xi Jinping pasaría a ser no sólo elemento de educación obligatoria para los militantes de esta formación sino materia lectiva en los colegios de todo el país.

"Entrará en los libros, en las clases y en los cerebros (de los estudiantes)", apuntó el alto cargo en un diálogo con periodistas locales.

Bajo esta dinámica, algunos colegios chinos -guarderías incluidas- están requiriendo a sus alumnos recitar cada mañana de memoria los llamados "valores socialistas claves" y adornar sus pupitres o sus dormitorios con esos mismos principios.

"Es un ímpetu moral para que los estudiantes se conviertan en mejores personas", argumentó Li Shenghui, un profesor de matemáticas de la provincia de Hebei, citado por el diario Global Times.

Grupos pop y estrellas de cine

La presente acometida se inscribe dentro del ingente esfuerzo que viene realizando el aparato del PCC desde que Xi accedió al poder en 2012 para recuperar el espacio que había cedido al libre mercado.

Durante el primer quinquenio de Xi, la formación inauguró 125,000 nuevos comités, incluidos 40,000 en firmas privadas -sin excluir las compañías extranjeras-, hasta cubrir un 70% de todas las empresas no estatales.

"Parte del nuevo orden de Xi Jinping consiste en restaurar las normas maoístas, particularmente el hecho de que el partido tiene que estar en control de todos los aspectos. Está intentando restituir los poderes de decisión del partido en todas las empresas, incluidas las privadas", opina William Lam, un politólogo de Hong Kong, vía email.

Al mismo tiempo, el aparato de propaganda ha recurrido a las últimas tecnologías para captar el interés de las generaciones más jóvenes reclutando desde grupos de pop como Yhboys hasta figuras del celuloide local como Jacky Chan, Donnie Yen o Guan Xiaotong, que lo mismo se dedican a producir "canciones patrióticas" como 'País' -el último éxito de Yhboys- como a recitar anuncios repletos de doctrina en las televisiones o en el espacio previo a las emisiones de las salas de cine.

Dentro de esta dinámica, la agencia oficial Xinhua anunció el pasado día 19 un enésimo plan para reforzar "los valores centrales socialistas" mediante una campaña cuyo principal eje será la "educación online".

Citado por Global Times, un experto del Colegio del Partido de la ciudad de Chongqing, Su Wei, explicó que era una medida necesaria dado que "algunos miembros del partidos, por no mencionar a los ciudadanos comunes, pueden caer fácilmente bajo la influencia del pensamiento occidental".

"Hubo un tiempo un poco caótico. Había un cierto nihilismo histórico, populismo, un liberalismo extremo y más cosas. Ahora el liderazgo de la educación está en manos de la gente que apoya el socialismo con características chinas y el marxismo", añadió el cargo del PCC.

El regreso de la delación maoísta

Las directrices fijadas por el congreso del Partido para retomar la primacía absoluta de esta agrupación en el entorno social han llevado incluso a resucitar la vieja práctica de la 'delación' maoísta -'información', en la jerga oficialista-, aunque en este caso se ha revestido una vez más con tecnología.

El diario de las fuerzas armadas chinas informó esta última semana sobre la puesta en funcionamiento desde el primer día de 2018 de una página web con la que se pretende "alentar al público a dar pistas sobre comentarios que manchen la imagen del ejército, ataquen al liderazgo del PCC o inciten a la animosidad entre militares y civiles".

La provincia de Zhejiang, al sur de Shanghai, también creó en 2016 una aplicación que pretende recabar 'información' suministrada por los ciudadanos sobre problemas tan variopintos como las violaciones de tráfico, publicaciones ilegales, desavenencias matrimoniales y por supuesto personas que "afecten a la estabilidad social". A cambio, los 'informadores' reciben descuentos en la compra de diversos productos y otros beneficios.

El modelo promovido por Xi Jinping ha traspasado las propias fronteras del territorio chino para convertirse en un referente para un número cada vez más amplio de países asiáticos, quizás como preludio al asalto final de Pekín contra la primacía mundial de EU, que se está acelerando gracias a la política de aislamiento patrocinada por Donald Trump.

Los desplantes de Birmania, Camboya o Filipinas a la comunidad internacional han coincidido con una influencia cada vez más obvia de Pekín en el sudeste asiático. El distanciamiento hacia EU auspiciado por Rodrigo Duterte en Manila o el propio el coqueteo de Tailandia con China son un ejemplo de cómo el ascendiente de Pekín ha conseguido socavar los lazos de estas dos naciones con Washington, que durante décadas las consideró como baluartes de su estrategia en Asia.

El ejemplo de Camboya

De todas estas naciones, Camboya podría constituir "el mejor ejemplo" del respaldo que otorga el paradigma chino al retorno del autoritarismo en la región.

"Camboya, junto a Tailandia, eran quizás los símbolos más importantes del éxito de la política occidental en favor de la democracia. Hun Sen tenía que convivir con los requerimientos que le hacía la comunidad internacional para recibir ayudas. Pero ahora se permite eliminar al partido de la oposición porque tiene a China de su lado", observa un diplomático occidental instalado en Asia desde hace años.

El primer ministro camboyano, que lleva 32 años en el poder, ha disuelto la principal formación opositora, clausurado varias ONG y medios de comunicación independientes y reconoció hace días que piensa pasar otra década en su puesto.

Cuando EU advirtió que suspendía la asistencia financiera a las elecciones presidenciales de 2018 -una medida que secundó la Unión Europea-, Hun Sen replicó con ironía: "Damos la bienvenida y apoyamos que EU ponga fin a toda su ayuda", señaló según la página web 'Fresh News', vinculada al poder camboyano.

De inmediato, el principal socio comercial de Camboya -que no es otro que China- anunció que apoyará el proceso electoral y cubrirá cualquier vacío financiero y logístico que pudiera propiciar la decisión de Washington y Bruselas.

"China les ofrece inversiones, cumple las perspectivas de crecimiento de esos países y por tanto también es un agente de desarrollo, pero sus condiciones -que las tienen- son diferentes. No reivindican el respeto a los derechos humanos como nosotros sino apoyo a sus intereses. Es un proceso anterior a Trump, pero con su llegada se ha creado un vacío de poder que facilita que Hun Sen o Duterte puedan permitirse este descaro", añade el funcionario occidental.

China, nuevo líder mundial en 2032

Algunos expertos se atreven ya a fijar hasta la fecha en la que se concretará ese histórico recambio en el liderazgo mundial. El último informe en este sentido fue difundido por el Centro de Investigación Económica y Empresarial de Londres, conocido por las siglas CEBR, que no sólo augura que en 2032 ese país ya habrá reemplazado a EU como principal economía del orbe sino que en ese año otras dos naciones asiáticas -India y Japón- se colocarán en los primeros cuatro puestos de la clasificación global, confirmando el ocaso occidental frente a la pujanza de este continente.

Sin embargo, los analistas -en especial los occidentales- no coinciden en prever si el auge de Asia irá vinculado a la generalización del 'sistema Xi Jinping' o si éste perdurará en el tiempo. "Quiero creer que nuestros valores democráticos son mejores", apunta el diplomático occidental.

"Miren, aquí probamos a ver cómo funcionaba el comunismo y murieron millones", le explicaba un guía a un grupo de turistas de la India durante una reciente visita al edificio de Shanghai donde se estableció el PCC.

En una de las paredes cercanas se podía leer otra alocución de Xi Jinping. "El pueblo chino puede conseguir su gran sueño bajo el liderazgo del grande, glorioso y correcto partido comunista", reza el texto.

En el exterior, no lejos de allí, otra imagen resumía las especiales 'características chinas' de esta opción: arriba, en el panel luminoso, se repetía el símbolo de la Hoz y el Martillo sobre fondo rojo. Colocado a sólo centímetros del logotipo de la tienda instalada en la avenida: una sucursal de la marca Gucci.

"El modelo chino puede funcionar en países pequeños como Laos o Camboya, pero no tendrá éxito a largo plazo en grandes estados (China) porque se basa en una 'aristocracia roja' que reprime a los desposeídos", sentenció William Lam.



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