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La guerra de Sarkozy en Libia
ROSA MENESES | El Mundo
Occidente había dejado caer a un líder al que, pocos años antes, había rehabilitado como aliado. Pero ni Francia ni EU ni el Reino Unido terminaron su 'trabajo'. Libia fue abandonada a su suerte en la pelea de gallos de las milicias armadas que, tras derrocar al Hermano Líder, empezaron a guerrear entre sí. Hasta hoy. Gadafi había pasado de ser un "perro loco", en la terminología de Ronald Reagan, y blanco de los bombardeos estadounidenses contra su bastión en Trípoli en 1986, a convertirse en el mejor aliado de Occidente, con el que suscribía suculentos contratos petrolíferos y armamentísticos. Su rehabilitación comenzó a principios de los 2000 y se reafirmó en 2003, cuando el coronel abandonó su programa de armas de destrucción masiva. En 2007, Gadafi recibió al primer ministro británico Tony Blair en su pintoresca jaima. Y ese mismo año montó su tienda beduina en los jardines de Marigny. Sarkozy le recibió en el Elíseo con honores y suscribió contratos, especialmente militares, por valor de 10,000 millones de euros. Difícil entender la posterior saña de 'Sarko' contra el coronel. Su hijo predilecto y artífice de la rehabilitación de Libia ante Occidente, Saif al Islam Gadafi, llegó a decir: "Sarkozy debe devolver el dinero". Ayer, ese mismo Saif al Islam -también muerto y resucitado como su padre- anunció que se presentará a las elecciones presidenciales libias. regina |
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