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Túnez y la amenaza de los lobos solitarios


2018-03-26

 

(ANSA) - TÚNEZ, 25 MAR - El alarma contra terrorismo lanzada por Italia por la identificación de un tunecino, al que consideran perteneciente al Estado Islámico, volvió a poner el foco sobre Túnez como país exportador de yihadistas entre los inmigrantes irregulares llegados a la península. Tunecinos fueron Yassine Labidi y Jabeur Khachnaoui, los dos kamikazes del Museo Nacional del Bardo en 2015, que abismaron a Túnez en una temporada de terror de matriz yihadista que ensangrentó por años también a Europa.

    
Tunecinos eran Seifeddine Rezgui, el responsable de la masacre de turistas extranjeros en Susa también en 2015, y Mohamed Lahouaiej Bouhlel, el atacante de Niza al año siguiente; así como Anis Amri, el asesino del mercado navideño de Berlín a fines de 2016, que luego resultó abatido por la policía italiana. Túnez, donde todavía rige el estado de emergencia, en estos últimos años figuró además entre los principales proveedores de "foreing fighters" ("combatientes extranjeros"), con un número de jóvenes partidos hacia zonas de conflicto como Siria, Libia e Irak estimado por organizaciones internacionales entre 5,000 y 7,000 personas.
    
Números alarmantes pese a la firme respuesta contra el fenómeno yihadista de las autoridades tunecinas con la aprobación en 2015 de una muy severa ley antiterrorismo que permitió el arresto de miles de presuntos simpatizantes del Estado Islámico.
    
Solamente el año pasado, según el ministerio del Interior tunecino, las fuerzas del orden desmantelaron 180 células terroristas, 40 organizaciones de reclutamiento hacia zonas de conflicto e impidieron el viaje a Libia, Siria e Irak de 29 mil jóvenes considerados como posibles refuerzos para las filas del Estado Islámico. La pelea prosigue sin tregua y hace pocos días se supo de la muerte de dos terroristas en Ben Gardane, en la gobernación de Medenine, en el sudeste del país.
    
Justo en Ben Gardane, última ciudad antes de la frontera libia, el 7 de marzo de 2016 fuerzas de seguridad tunecinas vencieron a un grupo de yihadistas armados que pretendieron copar la localidad, una victoria que se logró con apoyo de la población local.

Desde entonces los terroristas cuentan con muy escaso apoyo popular y tampoco cuentan con referentes en partidos políticos o asociaciones reconocidas y los restos de grupos como Okba Ibn Nafaa se vieron obligados a refugiarse en zonas montañosas cerca de Kasserine. Ansar Al Sharia es desde 2013 considerada una organización terrorista también por las autoridades tunecinas, que no bajan la guardia. El yihadismo todavía constituye una amenaza, en particular en los 500 kilómetros de frontera porosa con Libia, por el riesgo del retorno de los combatientes extranjeros tras las derrotas del Estado Islámico y por la posible acción de lobos solitarios.

 
 



yoselin


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