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Vladimir Putin 2024: los desafíos del 'zar' de Rusia


2018-05-08

XAVIER COLÁS | El Mundo


Ante su cuarta corona, el reto para Vladimir Putin es sacar al país de sus problemas económicos sin renunciar a una desafiante política exterior. Le quedan seis años por delante para liberalizar la economía del país, pasar de las armas al diálogo en Siria configurando así a Moscú como un nuevo actor en la región, mantener a la disidencia en el 'congelador' del silencio informativo y el acoso judicial, y señalar de una vez por todas un sucesor que pueda asumir el timón de un régimen que ha regresado al corte personalista de algunas etapas de la URSS.

La ceremonia de investidura estuvo precedida este fin de semana por manifestaciones convocadas por el opositor Alexei Navalny en las que la policía se empleó a fondo y detuvo a unas 1,600 personas. Tal vez por eso, ante la representación de todos los poderes del estado, Putin recordó en su investidura su victoria electoral del pasado marzo, un resultado (el 77% de los votos) que es "un enorme capital político y un sólido soporte moral", por lo que agradeció a la ciudadanía rusa su unidad y confianza en que "mucho puede cambiarse para mejor" y "defender nuestras posiciones en la arena internacional", para así recuperar "el orgullo por la patria y por nuestros valores tradicionales". Una encuesta publicada el 7 de mayo por el Levada Center, muestra que el 47% de los rusos cree que Putin logrado "devolver el estatus y el respeto a Rusia".

Poco después de la ceremonia Putin confirmó en el cargo al primer ministro, Dimitri Medvedev. Su candidatura será aprobada hoy por la Duma (cámara baja del Parlamento), controlada por el partido Rusia Unida. Medvedev propuso a su vez designar al hasta ahora ministro de Finanzas, Anton Siluanov, como primer viceprimer ministro en el nuevo gobierno. Precisamente la economía es ahora la mayor urgencia. Elevar la edad de jubilación, aumentar la carga fiscal a empresas y a particulares y dar más libertad y garantías a la iniciativa privada son las reformas pendientes.

Cuando mañana acaben los desfiles patrióticos del Día de la Victoria, comenzará otra operación: buscar un relevo o una nueva jugada maestra que le permita seguir al frente tras el año 2024. Putin, de 65 años, lleva en el poder -ya sea como presidente o primer ministro- desde 2000. Salvo que se reforme la Constitución -que prohíbe encadenar más de dos mandatos consecutivos- este ciclo de seis años será el último para Putin, que poco antes de las elecciones descartó la posibilidad de reformar la Carta Magna.

Con una aprobación de alrededor del 80%, muchos rusos consideran a Putin el antídoto a las terribles agitaciones de los noventa, que tanto complicaron la subsistencia de los ciudadanos. A aquellos doloridos recuerdos se refirió al final de su discurso: "Sabemos que en la década de 1990 y principios de 2000, además de los necesarios cambios históricos, nuestra patria y nuestro pueblo pasaron por duros desafíos. Mucho, aunque no todo, ha sido restaurado". La nueva frontera para Rusia es 2024, 100 años después de la muerte de Lenin, cuando Putin deberá dejar paso a otro o inventarse otro esquema de poder que lo eternice con éxito.



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