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López Obrador y la derecha europea
Por Marco Appel | Proceso En el número más reciente de la revista Proceso, el analista francés Christophe Ventura considera que el programa del virtual presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, se ajusta a la visión económica de la Unión Europea (UE). El investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas, con sede en París, expuso: “En Europa está claro que AMLO no defiende una izquierda revolucionaria o de ruptura. Se considera que su proyecto es moderado, que respeta los equilibrios macroeconómicos del sistema de globalización. No quiere poner en cuestión o modificar las relaciones entre el Estado y los mercados financieros”. Ventura constata en la misma entrevista que la relación europea con México “es totalmente comercial” y no se sustenta en lo mínimo en una “batalla ideológica” entre posiciones de izquierda y derecha. “El pragmatismo se ubica en el corazón de la hoja de ruta” de la relación bilateral, afirmó el investigador, entrevistado por este columnista. El asunto viene al caso porque en pasadas ocasiones en que se presentó como candidato presidencial, particularmente en 2006, López Obrador fue duramente atacado por los conservadores europeos –encabezados por los españoles– que lo tacharon de “populista peligroso”, comparable al entonces presidente venezolano Hugo Chávez. Fue la derecha europea la que ayudó decisivamente a que el panista Felipe Calderón obtuviera tramposamente una legitimidad internacional aquel año: el Partido Popular Europeo (PPE) y la Internacional Demócrata de Centro (IDC, que agrupa a los partidos de derecha del mundo, entre ellos el PAN) felicitaron el “triunfo” de Calderón cuando aún no había resultados oficiales, que fueron muy cerrados. El eurodiputado español Antonio López-Isturiz es hasta la fecha el secretario general del PPE y el secretario ejecutivo de la IDC. En el comunicado que publicó López-Isturiz contra el candidato AMLO, advirtió que, al darle la victoria a Calderón, México “apuesta por políticas contrarias al populismo que se aplican en otros países del continente”. AMLO, que perdió por sólo 0.5% de los votos, decidió impugnar tales elecciones ante el caudal de irregularidades, las cuales no vio el jefe de la misión europea de observación, otro eurodiputado español, José Ignacio Salafranca, quien reportó que habían transcurrido sin incidentes. Anteriormente Salafranca maniobró para que el Parlamento Europeo ni siquiera debatiera el intento de desafuero contra López Obrador, urdido por sus opositores, el cual podía dejarlo fuera de aquella contienda electoral. El eurodiputado opinó que ese era un “asunto interno” mexicano en el que no debía inmiscuirse la UE. “Cuando este Parlamento ha procedido a levantar la inmunidad de alguno de sus miembros, yo no recuerdo que la Cámara de Diputados o el Senado de México se hayan pronunciado sobre ese particular”, dijo Salafranca durante una audiencia publica el 25 de abril de 2005 en presencia de la entonces embajadora mexicana, María de Lourdes Dieck-Assad. Envió igualmente felicitaciones por adelantado a Calderón la entonces comisaria de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea, la conservadora austriaca Benita Ferrero-Waldner, actualmente presidenta de la Fundación Euroamérica y miembro del consejo de varias empresas privadas, entre ellas del consejo de administración de la española Gas Natural Fenosa, que tiene una filial en México. En los documentos oficiales de la Comisión Europea en 2006 se acusaba al PRI y al PRD, al que pertenecía entonces López Obrador, de ser los “opositores a las reformas estructurales que en áreas de política fiscal, sector energético y sistema legal” promovía el presidente panista Vicente Fox. Desde aquel tiempo, la derecha europea ha ganado en fuerza y radicalismo, y los sondeos indican que la ultraderecha nacionalista obtendrá un resultado inédito en las próximas elecciones europeas que tendrán lugar en mayo, cuando el gobierno de López Obrador ya haya entrado en funciones. En las campañas electorales de este año, los conservadores no atacaron como en el pasado al candidato López Obrador. Ventura explica la razón, ligada a la forma en que aparece la figura del tabasqueño ante los ojos europeos: “AMLO no tiene un discurso radical frente al libre mercado, el capitalismo y el sector privado; es muy respetuoso de este marco”. Si el virtual presidente electo cambia la imagen que tiene frente a la élite gobernante europea, de “político de centroizquierda”, “moderado” y “respetuoso del capital privado”, las fuerzas de derecha de este continente comenzarán a movilizarse contra él, a germinar de nuevo su rivalidad, contando incluso con el apoyo de la centroizquierda española.
regina |
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