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Unicef alerta de generación perdida de niños rohinyás un año después de éxodo


2018-08-22

 

Ginebra, 23 ago (EFE).- Una de las principales consecuencias del éxodo de los rohinyás para escapar de la violencia en Birmania será una generación pérdida de niños, advirtió hoy Unicef, en vísperas de que se cumpla un año del inicio de esa huida.

"Una generación entera de niños rohinyás, cuya esperanza es recibir formación básica para salir adelante en la vida, está amenazada", alertó Simon Ingram, autor de un informe al respecto del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Esta agencia de la ONU resaltó que, si ahora no se hacen inversiones en favor de los menores rohinyás refugiados en Bangladesh, estos no tendrán la posibilidad de brindar su aportación a la sociedad cuando se cumplan las condiciones para su retorno a Birmania.

El 25 de agosto de 2017 se emitió la primera alerta de lo que se convertiría en la mayor crisis de refugiados del año, ya que 700,000 rohinyás entre hombres, mujeres y niños han escapado desde entonces de los ataques masivos perpetrados por las fuerzas de seguridad birmanas.

Esos hechos, que la ONU ha llegado a calificar de "limpieza étnica", llevaron a esta minoría étnica asentada en el oeste de Birmania a cruzar la frontera y refugiarse en Bangladesh.

Los rohinyás, de confesión musulmana, han sido tradicionalmente una minoría segregada en Birmania, donde ni siquiera se les reconoce el derecho a una nacionalidad, por lo que han vivido durante décadas como apátridas.

El autor del informe de Unicef, quien pasó recientemente varias semanas en el campamento de refugiados de Cox Bazar (Bangladesh) que alberga a la mayoría de esos refugiados, recalcó las mejoras en sus condiciones de vida, frente al caos que dominaba hace un año.

Se han desarrollado diferentes infraestructuras, así como la actividad económica con programas como "Dinero por trabajo", lo que permite a los refugiados abastecerse de productos básicos en los mercados y no ser totalmente dependientes de la ayuda humanitaria, explicó.

Se trata de programas a corto plazo con fines humanitarios y que permiten emplear a personas vulnerables en la construcción de infraestructuras básicas, a cambio de un dinero.

También ha mejorado el tratamiento y distribución de agua apta para el consumo, al igual que el acceso a la educación para los niños entre 4 y 14 años, con un total de 140,000 inscritos en clases.

Pese a estas mejoras, los refugiados rohinyás viven en condiciones muy difíciles y de hacinamiento, sin la perspectiva de un pronto retorno a los lugares donde residían, porque el Gobierno birmano no les garantiza la seguridad y tampoco que se les vaya a otorgar la nacionalidad.

"Lo que me pareció más preocupante fue ver que los niños siguen bastante traumatizados y que los que son un poco más mayores sienten temor y ansiedad cuando piensan en su futuro", dijo Ingram respecto a lo que observó y las conversaciones que mantuvo con los refugiados durante su visita.

Añadió que los adolescentes y los jóvenes no dudan en que su deseo es no permanecer como refugiados en Bangladesh un día más de lo necesario y volver a donde vivían antes.

Ingram sintió que entre esos jóvenes se está gestando "una fuerte frustración, lo que es peligroso para ellos y para el futuro de su comunidad".

Numerosas ONG locales, apoyadas desde el exterior, ofrecen dos horas de educación diaria a los menores, pero únicamente hasta los 14 años por falta de condiciones y recursos.

Unicef negocia actualmente con el Gobierno de Bangladesh un nuevo programa de aprendizaje dirigido a los niños refugiados rohinyás, con el objetivo de mejorar la calidad de la educación que reciben, aumentar a cuatro las horas de clase y contratar profesores con la formación adecuada.

Por su parte, este organismo ha pedido a Birmania que permita que el medio millón de niños rohinyás que permanecen en su territorio tenga acceso a la educación obligatoria en igualdad de condiciones al resto de comunidades.



regina


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