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¿Qué posibilidades hay de que Canadá se sume al acuerdo entre México y Estados Unidos? 


2018-08-29

Ana Swanson, Alan Rappeport y Emily Baumgaertner, The New York Times


Un día después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con excluir a Canadá de un Tratado de Libre Comercio de América del Norte reevaluado, altos funcionarios canadienses corrieron a Washington y afirmaron que se mueven “a todo vapor” para intentar alcanzar un compromiso que pueda salvar el pacto trilateral.

“Esto es realmente importante”, dijo Chrystia Freeland, la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, el 28 de agosto después de reunirse con el representante comercial de Estados Unidos. “Estamos motivados por el progreso que Estados Unidos y México han logrado, particularmente en los temas de autos y empleo”, dijo, y agregó que dichas concesiones serían “valiosas para los trabajadores en Canadá y Estados Unidos”.

Las discusiones desesperadas llegan en un momento en el que Canadá enfrenta un ultimátum de parte del gobierno de Trump, quien ha prometido firmar un acuerdo comercial con México en unos días y dejar a Canadá fuera del acuerdo. Freeland, quien regresó de un viaje por Europa para volar a Washington, ahora debe decidir a más tardar el viernes si unirse al pacto revisado que ha sido la fuente de negociaciones controvertidas durante un año o permitir que su país quede fuera de un acuerdo que ha sido fundamental para su economía.

“Defenderemos, como lo hemos hecho durante esta negociación, el interés nacional de Canadá y los valores canadienses, al mismo tiempo que buscamos áreas en las que podamos encontrar un compromiso”, dijo, antes de dirigirse a una reunión con funcionarios mexicanos.

Canadá puede tener pocas alternativas, más que incorporarse al pacto. Desde que el TLCAN entró en vigor hace veinticuatro años, varias industrias como la automotriz y los proveedores de alimentos han construido cadenas de distribución coordinadas en toda la región de América del Norte. Si esos vínculos son rotos por nuevos acuerdos comerciales, “claramente nos iríamos peor que antes”, dijo Christopher Wilson, subdirector del Instituto México del Wilson Center.

Los efectos serían especialmente graves para la industria automotriz mundial que ha construido su cadena de distribución en América del Norte y depende de materiales y componentes de Canadá. Los grupos de la industria automotriz advirtieron que un TLCAN sin Canadá elevaría los precios para los fabricantes en Estados Unidos y los haría menos competitivos contra las compañías extranjeras.

“Es vital que un acuerdo trilateral sea logrado”, dijo en un comunicado Jay Timmons, el presidente y director ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes.

Los principales asesores comerciales de Trump reiteraron el 28 de agosto que Estados Unidos estaba preparado para notificar al Congreso de su intento de completar un acuerdo con México el 31 de agosto a menos que Canadá se sume rápidamente.

“Bueno, este acuerdo está muy bien armado con México. Así que el presidente, como él lo mencionó, está completamente preparado para avanzar con o sin Canadá”, dijo la mañana del martes Wilbur Ross, el secretario de Comercio de Estados Unidos. “Esperamos que Canadá se una”.

Ross, al hablar en el programa Fox Business, dijo que tenía confianza que Canadá se uniría en el último momento al acuerdo porque su economía “no puede sobrevivir” sin Estados Unidos.

Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro, indicó en una entrevista con CNBC que Estados Unidos y Canadá podrían armar un acuerdo bilateral por separado si un acuerdo no es logrado para el viernes.

“El mercado estadounidense y los mercados canadienses están intrínsecamente entrelazados”, dijo Mnuchin. “Es importante para ellos llegar a este acuerdo y es importante para nosotros lograrlo”.

Trump también ha dicho que Estados Unidos podría firmar un acuerdo con Canadá en una fecha posterior. Sin embargo, los economistas advierten que varios acuerdos bilaterales tendrían implicaciones muy diferentes para la economía norteamericana que el único y extenso acuerdo que está en vigor.

“Nuestras industrias se han integrado tanto que es difícil separarlas en este momento”, dijo Jeffrey Schott, un profesor sénior en el Instituto Peterson para Economía Internacional.

Las negociaciones del TLCAN durante el año pasado se han enfocado principalmente en las reglas que gobiernan a la industria automotriz, incluida la del porcentaje de un auto que debe ser producido en América del Norte para calificar para el acuerdo de cero aranceles. Por petición del gobierno de Trump, México ha aceptado la eliminación de nuevas reglas que requerirían que los fabricantes de autos produjeran por lo menos el 75 por ciento del valor de un auto en América del Norte, un aumento en comparación con el 62,5 anterior.

Las nuevas reglas también estipulan que los fabricantes de autos deben usar más acero, aluminio, vidrio y partes de proveedores locales y que entre el 40 y el 45 por ciento del vehículo debe ser fabricado por trabajadores que ganen por lo menos 16 dólares la hora —una medida hecha para beneficiar a los países de mayores salarios, Estados Unidos y Canadá—.

No obstante, estas nuevas reglas están escritas tomando en cuenta la participación de las tres economías de América del Norte, dijo Jennifer Hillman, una profesora del Centro de Derecho de Georgetown. Al eliminar a Canadá, que es uno de los principales proveedores de aluminio, acero, componentes automotrices y otros bienes, podría estropear los cálculos de la industria automotriz, lo que volvería más pesadas las reglas propuestas por el gobierno de Trump de lo que ya son.

“Si no se puede incluir a Canadá, no estoy seguro de que quieran las reglas como están ahora”, dijo Hillman.

Canadá tiene sus propias consideraciones al decidir si se une al acuerdo. Los líderes de esa nación deberán sopesar cómo se vería en el país que pareciera que son forzados a llegar a un acuerdo para el TLCAN, especialmente debido a la impopularidad de Trump en Canadá y la próxima elección que enfrenta el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

Desde que Trump impuso aranceles al acero y al aluminio canadienses e insultó a Trudeau al calificarlo de “débil”, Canadá ha apoyado a su líder y ha endurecido su determinación para lograr un acuerdo comercial que sea bueno para los canadienses. Trudeau ha apostado su liderazgo a no solo obtener un buen acuerdo para los trabajadores canadienses, sino un acuerdo progresista, con medidas para el medioambiente, el género y los derechos indígenas. También ha defendido las protecciones a los productores de lácteos y ha insistido en que una cláusula “Sunset” —que establece que el acuerdo comercial deberá concluir cada cinco años para dar seguridad a los inversionistas— les impediría llegar a un acuerdo.

Sin embargo, la capacidad de negociación del primer ministro se encuentra limitada debido a que Canadá solo tiene una décima parte del tamaño de su vecino y a que envía alrededor de tres cuartas partes de sus exportaciones a Estados Unidos.

“Realmente pone al primer ministro y a la canciller Freeland en una posición difícil”, dijo Bill Anderson, director del Cross-Border Institute en la Universidad de Windsor en Ontario. “Desde la perspectiva canadiense, pedirles que acepten o rechacen el trato es ofensivo. Pero al mismo tiempo, el gobierno canadiense es muy pragmático. No creo que se vayan a retirar de un acuerdo y quedarse sin nada”.



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