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La regularización de las drogas en México, cuna del narco


2018-09-12

PABLO SÁNCHEZ OLMOS | El Mundo

Después de varios años de debates infructuosos, el futuro gobierno de México, que tomará posesión el próximo 1 de diciembre, parece tener clara su primera medida para reducir los altos índices de violencia con los que Enrique Peña Nieto cerrará su sexenio: legalizar el cultivo de la marihuana y la amapola para combatir a las organizaciones criminales que se lucran a espaldas del Estado y que dejan un reguero de sangre y terror a su paso.

Desde que el ex presidente Felipe Calderón decretó 'la guerra al narco', en el año 2006, y hasta el pasado mes de junio, México ha sufrido 260,000 asesinatos, es decir, uno cada 25 minutos. Y según la organización 'Semáforo Delictivo', la gran mayoría de estas muertes están vinculadas al crimen organizado, las cuales han aumentado además un 28% durante el primer semestre del 2018. En México se estima que hay unos 400 grupos ligados al narco que lavan alrededor de 25,000 millones de dólares al año, mientras que el gobierno azteca solo consigue confiscar entre un 3% y un 8% de todo el material que trasladan a la frontera norte. Y el futuro gobierno parece ahora dispuesto a arrebatarles un pedazo del pastel.

Según aseguró Olga Sánchez Cordero, próxima titular de la secretaría de Gobernación: "Queremos plantearle a Naciones Unidas una pauta interpretativa para poder lograr una despenalización de la droga en nuestro país". Una hoja de ruta que pasa por despenalizar el uso de la marihuana y el empleo medicinal de la amapola.

A principios de agosto, el Congreso de Guerrero, el estado mexicano que produce el 60% de la amapola de todo el país, aprobó por unanimidad exhortar al Congreso Nacional a modificar la Ley General de Salud y el Código Penal "para legalizar el cultivo, producción y comercialización de la amapola con el objetivo de que pueda ser utilizada para fines medicinales y científicos". De esta planta, al margen de la goma de opio, se extraen fármacos como la morfina o el fentalino, que podrían ser comercializadas incorporando así al mercado legal, a las 1.287 comunidades rurales que se calcula que dependen de su cultivo en Guerrero. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, México, con casi 25,000 hectáreas, es el tercer lugar de producción mundial de opio, y ahora, podría sumarse a los 18 países que ya la cultivan con fines medicinales.

Para el criminólogo español José Antonio Parra, los agricultores serán lo primeros beneficiados de esta posible regularización: "A los que están sembrando amapola, hace unos años les pagaban en 20,000 pesos el kilo y ahora les dan 3,000 y obligados, porque si no les matan. Eso se va a perder porque habrá un precio de mercado y será un cultivo lícito como el aguacate o el café. La morfina es un tema importante, sobre todo a nivel interno, ya que se calcula que siete de cada 10 personas en México mueren con dolor".

Incluso un ex presidente del país como Vicente Fox, incorporado recientemente a la junta directiva de la compañía canadiense de cannabis Khiron, y dueño de miles de hectáreas de terreno, se ve ya como productor de marihuana el día que sea "legítimo y aprobado", según confesó hace unos meses. La senadora mexicana Marta Tagle, quien ha presentado varias propuestas para despenalizar la marihuana, reconoce a EL MUNDO que "el contexto internacional lo demanda y mientras estamos discutiendo hay enfermos que siguen sufriendo porque necesitan esos medicamentos. El momento es ahora, siempre que se haga de una manera progresiva y teniendo en cuenta la capacidad del Estado para controlarla eficazmente".

Si bien parece que hay unanimidad con respecto a los beneficios económicos que supondría regularizar estas drogas, desde el punto de vista de la prevención y atención a la drogodependencia el panorama es bien diferente. "Estamos muy preocupados", asegura la profesora Rosario Tapia, directora del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México, "no podemos legalizar primero y luego ver cómo arreglarse. Dame un sistema de justicia eficaz, acaba la corrupción, invierte para que la población salga de esta situación económica, dale recursos a la prevencion, y cuando tengas el colchón para legalizar una droga más, ahí sí, procede. El problema es que revolver la situación del narco y la violencia con el asunto de la legalización es muy parcial. Por eso me parece erróneo querer compararnos con otros países, cada uno tiene su realidad".

Una realidad que conoce muy bien José Antonio Parra, ya que ha trabajado desde 1998 como asesor para la despenalización de las drogas en México, y según confiesa a este diario: "Personalmente estoy a favor de la regularización, aunque no me queda claro si va a reducir la violencia. Yo creo que ese no es el objetivo, el objetivo es ayudar a la gente que se está muriendo por consumo y por el entorno que generan las drogas ilícitas. En cuanto a los grandes carteles del narcotráfico tendrán que invertir en otras sustancias, como las químicas, que no se van a poder regularizar. Ya en este tema de la marihuana y la amapola no tendrán nada que hacer, para ellos no será un problema, a fin de cuentas no solo se financian con las drogas".

Al igual que una enfermedad, el narcotráfico en México ha infectado, desde los años 80, a prácticamente todos los niveles de la administración pública al tiempo que sacrificaba a su paso la vida de cientos de miles de inocentes. La estrategia de los últimos presidentes, de combatir fuego con fuego al narco, ha resultado fallida como demuestran las escalofriantes cifras de víctimas. El electo López Obrador parece decidido a cambiar de estrategia y contará además con mayoría en ambas cámaras para impulsarla. Entretanto, el narco y la sociedad mexicana esperan expectantes una medida que, sin duda alguna, cambiará Mexico para siempre.



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