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Estados Unidos quiere pagar a México para que deporte a migrantes centroamericanos


2018-09-13

Gardiner Harris y Julie Hirschfeld Davis, The New York Times

WASHINGTON — El presidente estadounidense, Donald Trump, ha prometido en el último par de años que México pagará por un enorme muro fronterizo, una exigencia que el gobierno mexicano ha rechazado con firmeza. Ahora, en vez de eso, en la campaña del gobierno de Donald Trump por frenar la inmigración no autorizada, Estados Unidos planea pagarle a México.

En una notificación reciente enviada al Congreso estadounidense, el gobierno afirma que tiene la intención de destinar 20 millones de dólares de los recursos de la asistencia a países extranjeros para asignarlos a ayudar a México a pagar los pasajes de avión y autobús para deportar a diecisiete mil personas que ingresaron de manera ilegal a ese país.

Los recursos ayudarán a aumentar las deportaciones de centroamericanos, muchos de los cuales atraviesan México para llegar a la frontera con Estados Unidos. Cualquier migrante no autorizado en México que sea un terrorista o se sospeche que lo sea también será deportado a través del programa, según la notificación, aunque la cantidad de tales personas es menor.

Katie Waldman, una vocera del Departamento de Seguridad Nacional, dijo que el programa tenía el objetivo de ayudar a disminuir el flujo migratorio hacia la frontera de Estados Unidos con México.

“Estamos trabajando de cerca con nuestros homólogos mexicanos para hacer frente a al número creciente de aprehensiones fronterizas —tan solo en este mes hubo un aumento del 38 por ciento en detenciones de familias— y para asegurarnos de que aquellos con pretensiones legítimas tengan acceso a las protecciones adecuadas”, dijo Waldman.

Un vocero de la Embajada de México no respondió de inmediato el 12 de septiembre a una solicitud de The New York Times para obtener una declaración.

El plan, que se ha debatido internamente durante meses, es parte de un impulso más abarcador del gobierno de Donald Trump para reasignar miles de millones de dólares en asistencia extranjera a otras prioridades. El gobierno aún no ha gastado unos 3000 millones de dólares en ayuda extranjera, unos recursos asignados el año pasado por el Congreso con el apoyo de ambos partidos. Cientos de millones de dólares que serían utilizados para ayudar a estabilizar Siria y apoyar a escuelas y hospitales en Palestina también han sido redirigidos.

Mientras que el gobierno ha hecho varios anuncios de que no gastará en prioridades que el Congreso tenía contempladas, ha permanecido prácticamente en silencio sobre qué hará con el dinero. Sin embargo, la administración se siente frustrada desde hace tiempo por los miles de millones de dólares en ayuda extranjera que el Congreso asigna, mientras se rehúsa a destinar recursos a sus prioridades migratorias. El dinero será transferido desde el Departamento de Estado hacia el Departamento de Seguridad Nacional y entonces entregado a México.

“El Congreso tenía la intención de que este dinero ayudara a levantar a comunidades que combaten al crimen, la corrupción y muchos otros desafíos, no para expandir la cruzada de deportaciones de esta administración”, dijo Eliot Engel, representante por Nueva York, el demócrata de más alto rango en el Comité de Asuntos Exteriores en la Cámara de Representantes. “Quiero respuestas sobre por qué el Departamento de Estado piensa que puede ignorar al Congreso y botar más dinero hacia las deportaciones. Hasta entonces, haré todo lo posible para detenerlo”.

La maniobra es el esfuerzo más reciente del gobierno para reducir el número de inmigrantes que cruzan la frontera suroeste. La medida más conocida ha sido la política de tolerancia cero para procesar penalmente a cualquier migrante que ingrese al país sin autorización. Esta medida llevó a la muy criticada práctica de separar a los niños de sus padres en la frontera, que detonó una crisis humanitaria y política para Trump.

No obstante, los asesores del presidente también han recurrido a otras estrategias para desalentar a los inmigrantes, entre ellas la reestructuración de las reglas sobre quiénes pueden calificar para solicitar asilo, así como la negociación de un acuerdo con el gobierno mexicano en el que se establezca que los migrantes no puedan solicitar asilo en Estados Unidos si no lo pidieron antes en México.

Con este programa, México sería responsable de detener y ofrecer una revisión judicial de los inmigrantes antes de deportarlos. El largo y a veces incómodo proceso legal en Estados Unidos para deportar a los solicitantes de asilo ha frustrado desde hace tiempo a Trump, quien ha dicho con frecuencia que las leyes deben ser modificadas para acelerar las deportaciones. Hacer que México las realice evitaría la necesidad de ese proceso en Estados Unidos.

Los grupos de defensores de migrantes calificaron la ayuda para deportaciones para México como un uso equivocado del dinero y un derroche que no abordaría los problemas que causan que los migrantes viajen a México y Estados Unidos.

“No deberíamos pagar a otro país para que haga nuestro trabajo sucio; deberíamos de arreglar nuestro sistema migratorio y ayudar a esos países a ponerse de pie en terreno firme”, dijo Ali Noorani, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración. “Esto huele a desesperación”.



Jamileth


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