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El Congreso español respalda la exhumación de los restos de Franco 


2018-09-13

Raphael Minder, The New York Times

MADRID — El Congreso español votó este jueves a favor de exhumar los restos del dictador Francisco Franco de la basílica que él mandó construir cerca de Madrid, con lo que se intensifica un debate sobre su legado, aún cuatro décadas después de su muerte.

La votación allana el camino para que los restos sean trasladados antes de que termine este año, pero no pondrá fin a los desacuerdos sobre el lugar que ocupa Franco en la historia ni resolverá qué hacer con el Valle de los Caídos.

Franco hizo construir este mausoleo, en parte con trabajos forzados, para honrar a aquellos que “cayeron por Dios y España” en la Guerra Civil española, y se convirtió en una de las fosas comunes más grandes de Europa, con los restos de al menos 33,000 personas. La mayoría había luchado por Franco en la guerra (1936-1939), pero el monumento también contiene los huesos de muchos de sus oponentes republicanos, arrojados allí en el anonimato.

“No hay respeto, no hay honra, no hay justicia no hay paz ni concordia mientras que los restos de Franco estén en el mismo lugar que los de las víctimas”, dijo Carmen Calvo, la vicepresidenta del Gobierno español, antes de la votación. “Es una atroz anomalía democrática”, añadió, que esté “un dictador en un mausoleo de Estado y en un lugar en el que puede ser exaltado”.

Hubo 172 votos a favor y 2 en contra, así como 164 abstenciones; se reportó que los dos votos negativos fueron en error. Los dos principales partidos de oposición, el Partido Popular (PP) y Ciudadanos, se rehusaron a votar; el PP pretende llevar la decisión ante el Tribunal Constitucional con el argumento de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aceleró la medida de manera injustificada.

Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), prometió realizar la exhumación poco después de llegar al cargo en junio, cuando gestionó la destitución de Mariano Rajoy del PP. No queda claro dónde serían enterrados los restos de Franco.

La discusión también ha reavivado el interés público en el Valle de los Caídos, que recibió más de 60,000 visitas en agosto, un récord para las visitas mensuales. Entre esos visitantes había personas que querían rendirle honores al dictador y que hicieron un saludo franquista frente a la tumba.

Una asociación pequeña llamada Movimiento por España ha pedido que los ciudadanos protesten contra la exhumación. El grupo es liderado por Pilar Gutiérrez, cuyo padre fue ministro del franquismo.

Por otro lado, ha habido congregaciones de unos centenares de personas en el centro de Madrid para pedir que el gobierno socialista le dé, en cambio, un reconocimiento mayor a las víctimas de Franco de acuerdo con la Ley de Memoria Histórica aprobada en 2007, cuando el PSOE también estaba en el poder.

Sánchez ha prometido retomar la ley, que dejó de ser financiada por el gobierno de Rajoy. Una de las metas de la medida es ayudar a costear el desentierro de unas dos mil fosas de la Guerra Civil ubicadas por toda España.

Sánchez encabeza un gobierno de coalición frágil; solo controla un cuarto de las curules del parlamento. Sin embargo, para esta votación recibió el respaldo del partido de izquierda Podemos, así como de legisladores vascos y catalanes que también lo ayudaron en el voto de confianza contra Rajoy.

Uno de los partidos catalanes, Esquerra Republicana, incluso ha pedido que el gobierno socialista vaya más allá de la exhumación y anule las decisiones judiciales de la era franquista, muchas de las cuales fueron tomadas en tribunales militares. Los catalanes en particular quieren que se recupere el nombre de Lluís Companys, líder republicano de Cataluña que huyó de España a finales de la Guerra Civil. Fue capturado por la Gestapo alemana en Francia y regresado a Barcelona, donde fue condenado a muerte y murió ante un pelotón de fusilamiento, en 1940.

Poco después de triunfar en la Guerra Civil, Franco ordenó la construcción del Valle de los Caídos en la ladera de una montaña al noroeste de Madrid. La construcción tardó dieciocho años y fue realizada en parte por prisioneros del bando republicano. La basílica ahora es administrada por sacerdotes benedictinos que viven en una abadía adjunta.

Después de llegar al poder, Sánchez se reunió con el cardenal Ricardo Blázquez, líder de la conferencia episcopal, para asegurarse de que la Iglesia se mantuviera al margen del debate. Sin embargo, los familiares de Franco se han opuesto a la exhumación y podrían apelar la decisión ante las cortes.

Quienes se oponen a trasladar los restos de Franco dicen que él y su historia ya no son una preocupación vigente para la mayoría de los españoles; acusan a Sánchez de que quiere usar el tema de la exhumación para apuntalar su liderazgo de izquierda.

El año pasado, en un voto no vinculante, Ciudadanos respaldó trasladar el cuerpo del dictador a otro sitio. Pero ha cambiado su tenor desde que Sánchez asumió el puesto, pues dice que ha reabierto de manera innecesaria heridas antiguas. Los legisladores de Ciudadanos se abstuvieron de votar el jueves.

Para muchos, “más que los huesos de Franco, les importa la educación de sus hijos, el futuro del empleo o la seguridad frente al terrorismo”, dijo en agosto Albert Rivera, líder de Ciudadanos, a la radio Onda Cero. Dijo que desde el ejecutivo “hay un intento de volver a las batallas fratricidas de rojos y azules”.

Desde junio, los políticos han expresado todo tipo de opiniones sobre cómo conviene transformar el Valle de los Caídos una vez que retiren los restos de Franco. En agosto, José Guirao, el ministro de Cultura y Deporte, puso como ejemplo la reapertura de los campos de concentración nazis al público “para que la gente no olvide el horror o no olvide determinadas cosas”.

Rivera, de Ciudadanos, sugirió que el sitio para el entierro de Franco podría ser convertido en un cementerio nacional como el de Arlington, en Virginia, “donde da sepultura a sus militares el gobierno de Estados Unidos”. Ahí también se encuentran figuras como el expresidente John F. Kennedy y el exmagistrado de la Suprema Corte Thurgood Marshall.

Sin embargo, el historiador catalán Joan B. Culla dijo en entrevista que el Valle de los Caídos no puede ser comparado ni con Auschwitz ni con Arlington. Indicó que el sitio podría ser transformado en un memorial como el Osario de Douaumont, en Verdún, donde se dio una de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial entre los franceses y los alemanes.

“Una cosa es retirar los huesos de Franco”, dijo Culla. “Otra es ponerse de acuerdo sobre qué hacer con un mausoleo de megalómano que él construyó para su propia gloria y victoria”.
 



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