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Carlos Slim, a salvar el proyecto aeropuerto


2018-11-04

 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 31 OCT - El magnate Carlos Slim, el hombre más rico de México y uno de los más adinerados del planeta, intenta salvar "in extremis" el proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, luego que el presidente electo, Andrés López Obrador, anunció que lo sepultará.

    El dueño de un imperio que incluye empresas de telecomunicaciones, finanzas, comercio y construcción envió una carta a López Obrador pidiéndole que no detuviera la obra de unos 13 mil millones de dólares.

    El mandatario electo, que asumirá su encargo el próximo 1 de diciembre, anunció el lunes pasado su decisión de cancelar la mega obra tras una consulta de 4 días que la oposición y sus críticos calificaron de "ilegal" y "manipulada" en la que la mayoría de los participantes votaron a favor de suprimirla.

    La anulación del proyecto, con más de un tercio de avance, podría representar pérdidas por unos 5,000 millones de dólares, pero de hecho ya provocó la caída en 2% de la cotización del peso mexicano frente al dólar y el desplome en el mercado bursátil, sobre todo para las firmas vinculadas a la construcción.

    El popularmente llamado "aeropuerto de Texcoco", diseñado por el afamado arquitecto británico Norman Foster y el mexicano Fernando Romero, éste último casado con una hija de Slim, se erige en el lecho del antiguo lecho de un lago, más al oriente de la actual terminal aérea que se halla totalmente saturada.

    La emisora local Radio Fórmula señaló que Slim propuso en su misiva a López Obrador que la obra sea concluida mediante inversión privada, sin que medien recursos públicos.

    El virtual mandatario respondió a Slim que podría reunirse con éste en breve y hablar sobre las inversiones en México, específicamente sobre la continuación de la obra del aeropuerto de Texcoco, según la fuente.

    El proyecto ya se había cancelado en 2002, cuando el entonces presidente Vicente Fox cedió a una ola de protestas de un grupo de campesinos que se oponía a su realización, pero el presidente Enrique Peña logró apaciguar los reclamos y las obras se iniciaron en septiembre de 2015.

    La decisión de cancelar el plan desató la ira de los sectores empresariales que descalificaron la "validez legal" y la "legitimidad" de la consulta, en la que participó más de un millón de personas, menos del 1% del censo de votantes, cuando la ley establece que debe ser por lo menos el doble.

    Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, uno de los más combativos sindicatos de empresa, pidió a López Obrador "tomar una decisión racional, pues de un Jefe de Estado se esperan proyectos basados en datos y hechos y no en mitos".

    La oposición también se opuso a la decisión de López Obrador al señalar que no permitirá "que la manipulación sea la nueva forma de gobernar".

   El presidente Enrique Peña anunció que las obras no se frenarán mientras dure su mandato y que cuando deje el cargo tocará a su sucesor decidir a respecto.

    El mandatario electo planteó como alternativa al proyecto de infraestructura de mayor envergadura en varias décadas en el país ampliar el actual aeropuerto y modernizar una terminal aérea de Santa Lucía, una antigua base militar ubicada a unos 100 kilómetros al nororiente de la capital.

    También se usaría como aeropuerto alterno el de Toluca, capital del estado de México, a 70 kilómetros al poniente de la ciudad. Sin embargo, empresas aéreas nacionales e internacionales han rechazado estas opciones por ser "poco serias" e "inconvenientes".
    El Nuevo Aeropuerto Internacional de México fue proyectado, en materia de conectividad, como el segundo más grande del mundo, ya que permitiría mover a más de 75 millones de pasajeros al año en una primera etapa.

    Al concluirse, podría atender a 125 millones de pasajeros, y se perfila como la obra del siglo XXI, al realizar más de 800,000 operaciones anuales, con un manejo de tres pistas simultáneas, según sus promotores.



JMRS


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