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Jonrón para el planeta: bates de béisbol son reciclados para hacer palillos


2018-11-08

Por JERÉ LONGMAN, The New York Times

TOKIO — Es probable que los bates que rompieron los Medias Rojas de Boston y los Dodgers de Los Ángeles durante la Serie Mundial se vendan en las tiendas de los equipos o con empresas dedicadas a lucrar con objetos de recuerdo, quizá los donen a la caridad, los regalen o incluso los reúsen como mangos de madera para destapadores de botellas.

En la Serie de Japón de béisbol, que comenzó el 27 de octubre en un país que tiene una relación meticulosa con el reciclaje, los bates rotos o astillados podrían tener otro uso como objetos indispensables para la vida de la nación: palillos para comer.

Cada temporada, se reprocesan miles de bates dañados para convertirlos en kattobashi, una palabra que mezcla el término japonés para nombrar a los palillos y un cántico de béisbol que se traduce como “conecta un gran sencillo”.

Este reciclaje es parte de un esfuerzo de conservación, diseñado para durar décadas y para ayudar a preservar y restaurar una especie de fresno conocida como aodamo, un árbol nativo de Japón y de una región oriental de Rusia.

La madera del aodamo —duradera, ligera, flexible y resistente al astillamiento— alguna vez se utilizó para fabricar la mayoría de los bates profesionales de Japón. Sin embargo, las autoridades del béisbol, las empresas de productos deportivos y los conservacionistas aseguran que en términos económicos ya no es viable talar el aodamo en la isla de Hokkaido, ubicada al norte de Japón y considerada el punto óptimo para la producción de bates.

En algún momento, las estrellas japonesas como Ichiro Suzuki y Hideki Matsui utilizaron bates de aodamo. Sucedió lo mismo con algunos estadounidenses como Mike Piazza. Sin embargo, las autoridades forestales no replantaban los árboles de manera sistemática después de cortarlos.

Ahora, la mayoría de los bates están hechos de maple y fresno blanco, maderas que son principalmente importadas. Mizuno y Zett, dos de los principales fabricantes de productos deportivos de Japón, aseguran que ya no producen bates de aodamo. Si el proyecto de reforestación tiene éxito durante el próximo medio siglo aproximadamente, se espera que vuelva a ser viable el uso del aodamo en el béisbol.

En 2000, una serie de artículos difundidos en el periódico financiero The Nikkei y otras publicaciones japonesas sonaron las alarmas por primera vez sobre la reducción en la disponibilidad de la madera de aodamo. El artículo en The Nikkei fue leído por directivos de Hyozaemon, una empresa de palillos para comer fundada en 1921 que cuenta con una oficina en Tokio y una fábrica en la ciudad japonesa de Obama (en efecto, la empresa mencionó que fabricó palillos de recuerdo para cierto presidente estadounidense y la familia presidencial).

Hyogoo Uratani, director ejecutivo de Hyozaemon, de 73 años, había jugado béisbol en el bachillerato y estaba intrigado. Se puso en contacto con un amigo, Takeo Minatoya, de 81 años, quien había sido lanzador profesional de los Taiyo Whales de la Liga Central de Japón y, posteriormente, gerente general y asesor del equipo, ahora llamado los Yokohama BayStars.

En aquel entonces, lo más común era que los bates rotos se regalaran o se quemaran en barriles para mantener calientes a los jugadores durante los entrenamientos de primavera, comentó Minatoya. La idea de convertir los bates en palillos, señaló mediante un intérprete, permitió que el béisbol japonés “comenzara a tener una conciencia sobre el reciclaje”.

Minatoya ayudó a persuadir a los doce equipos de las ligas Central y del Pacífico de Japón a que participaran. Hyozaemon paga una cuota de licencia para poner los logotipos de los equipos en sus palillos. A su vez, la Liga Japonesa de Béisbol Profesional, el equivalente de las Ligas Mayores de Béisbol en Japón, contribuye cada año con 3,5 millones de yenes (unos 31,000 dólares) para la Sociedad de Conservación del Aodamo, una organización sin fines de lucro.

El dinero se usa para sembrar plántulas de aodamo en Hokkaido. Otras entidades del béisbol contribuyen con 2,5 millones de yenes (unos 22,000 dólares) a la organización sin fines de lucro, mientras que Hyozaemon contribuye con 100,000 yenes adicionales (alrededor de 900 dólares), comentó Masayuki Naito, secretario general de la organización sin fines de lucro. Hasta el momento, se han plantado más de diez mil árboles, señaló Naito.

Hyozaemon afirmó que cada temporada reúne un promedio de diez mil bates rotos. Los recoge un servicio de mensajería, cuyos registros indican que recolectó cerca de 2180 bates en julio, agosto y septiembre de ligas profesionales e industriales, así como de equipos universitarios que aún utilizan madera, a diferencia de las universidades estadounidenses, que usan bates de metal.

Solo la parte más gruesa del bate tiene el espesor necesario para fabricar palillos, mientras que la parte ahusada que va hacia la empuñadura se puede readaptar a fin de convertirla en calzadores y mangos para tenedores y cucharas. El tope del bate se puede convertir en un tarro.

Con una sierra, se separa el cuerpo del bate de la empuñadura, se rebana de forma vertical hasta convertirlo en bloques muy delgados, enseguida unos artesanos los pulen hasta transformarlos en palillos. Se imprimen los logotipos de los equipos y se les barniza.


El cuerpo de un bate puede producir cinco o seis pares de palillos, según el personal de Hyozaemon.

En 2004, Matsui, quien en esa época jugaba para los Yankees, donó uno de sus bates a fin de que lo convirtieran en palillos para su mentor Shigeo Nagashima, un exbeisbolista y entrenador de los Yomiuri Giants, el equipo más exitoso de Japón con veintidós campeonatos. Nagashima, quien ahora tiene 82 años, se estaba recuperando de un derrame cerebral en aquel entonces.

Matsui, de 44 años, señaló que también había ayudado a sembrar plántulas de aodamo en Hokkaido cuando jugaba para los Giants antes de llegar a los Yankees en 2003.

“Es una gran idea que creemos conciencia sobre la disminución de los árboles de aodamo”, dijo.

Naito, de 57 años, afirmó que el involucramiento de ligas profesionales, industriales y de aficionados en el esfuerzo de conservación era “muy importante para el futuro del béisbol japonés”.

“Es un material excelente que es único de Japón”, comentó Naito.

Takumasa Kosugi, de 39 años, un ejecutivo de Panasonic que alguna vez jugó en el equipo de la empresa en una liga industrial de alto nivel, señaló que un bate de aodamo “se sentía suave, como si quisiera atrapar la pelota y abrazarla más tiempo que otros bates, para que pudieras controlarla”.

Sin embargo, un árbol de aodamo puede tardar entre cincuenta y setenta años en crecer a la altura y el grosor necesarios para fabricar bates. Incluso a esa edad, solo se pueden hacer de cuatro a seis bates de un árbol. Las empresas madereras ya no consideran rentable cortar los árboles solo para producir bates, explicó Naito.

No obstante, los conservacionistas guardan la esperanza de que los bates de aodamo se vuelvan a usar algún día.

“Aunque así sucediera, no podré ver ese momento porque pasarán más de 70 años”, comentó Naito. “Sin embargo, ese es nuestro deseo”.



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