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La "misión renovada" de May
CARLOS FRESNEDA | El Mundo Theresa May dijo sentirse con una "misión renovada" tras vencer la moción de confianza del ala dura de su partido. Pero lo cierto es que la 'premier' afronta la recta final del año en una posición de creciente debilidad y con la sensación de que lo único que ha logrado es una prórroga... hasta la próxima batalla. 1. El pulso con los "tories" Más de una tercera parte de los diputados conservadores (117) votaron contra su líder. Lejos de batirse en retirada, el principal impulsor de la moción de censura, Jacob Rees-Mogg, ha demostrado contar con el apoyo de más del doble de los brexiteros "duros" alineados habitualmente bajo la bandera del European Research Group. Los ex ministros del Brexit David Davis y Dominic Raab han caído en su órbita y el ex titular de Exteriores Boris Johnson vuelve a postularse con su nueva imagen. Perdido el primera asalto, en las próximas semanas volverán a su táctica de guerrillas, haciendo todo lo posible por boicotear el acuerdo de May y forzar el viraje hacia el "no deal", recordándole sus propias palabras: "Mejor un no acuerdo que un mal acuerdo". 2. El pulso con Bruselas Superado el mal trago, May vuelve el jueves a Bruselas con la misión imposible de enmendar el acuerdo del Brexit. En la UE ya le han dicho que el acuerdo es intocable y que no se puede volver a abrir, pero el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk se ha mostrado "dispuesto a ayudar, aunque no sabemos cómo". May aspira a lograr una declaración lateral o un compromiso "jurídicamente vinculante" por parte de los 27 para que la controvertida "salvaguarda" (para garantizar que no habrá vuelta a la frontera dura entre las dos Irlandas) sea temporal o intente evitarse en lo posible. Lo que está por ver es hasta dónde está dispuesta a llegar a Bruselas para lograr que May vuelva al Parlamento con las mínimas garantías de ver finalmente ratificado el acuerdo, y evitar un nuevo y tal vez definitivo "patinazo". 3. El pulso con el Parlamento Tras la suspensión repentina de la votación esta semana, que sirvió como percutor de la moción de confianza, May se ha comprometido (aunque sin poner la mano en el fuego) a llevar al acuerdo a la Cámara de los Comunes antes del 21 de enero, para no comprometer la fecha estipulada para el Brexit (29 de marzo del 2019). La oposición laborista presionará para celebrar la votación la próxima semana, antes de la pausa navideña (del 21 de diciembre al 7 de enero). Jeremy Corbyn está recibiendo presiones de su propio partido, de los nacionalistas escoceses y de los liberal-demócratas para presentar cuanto antes su propia moción de censura, aprovechando el momento de debilidad de May con su propio partido, para forzar elecciones anticipadas o la convocatoria de un segundo referéndum. Corbyn ha dejado claro que la moción de censura se presentará "en el momento adecuado", posiblemente cuando el acuerdo sea votado finalmente en el Parlamento. 4. El pulso con ella misma Consciente de su propio desgaste, y para tener todas las garantías de poder ganar la moción de confianza, May ha puesto fecha de caducidad a su liderazgo y ha anunciado que cederá el testigo del Partido Conservador antes de las próximas elecciones, previstas para el 2022. Su ofrecimiento se produjo sin embargo a puerta cerrada, y los diputados "tories" lo interpretaron de diversas maneras. Unos recalcan que lo que May adelantó fue su "intención" de no concurrir a las próximas elecciones. Otros destacan que lanzó balones fuera cuando le preguntaron por la posibilidad de unos comicios adelantados. El cielo (nublado) es de momento el límite. Aunque todo hace presagiar que la tormenta del Brexit arreciará en un 2019 no apto para cardíacos.
regina |
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