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El temor a la expansión de los chalecos amarillos' por Europa altera la cumbre del clima


2018-12-13

Manuel Planelles | El País

 Katowice.- Los chalecos amarillos también han viajado hasta Polonia. O, al menos, el fantasma de ese descontento. El temor de los gobernantes a sufrir unas protestas como las de Francia, que tuvieron como uno de los desencadenantes la subida de las tasas de los carburantes más contaminantes, recorre la cumbre del clima de la ONU que se celebra en la ciudad polaca de Katowice, la llamada COP24.

Son continuas las referencias de los participantes a esas protestas y a la necesidad de darle una salida a los trabajadores que se vean afectados por la reconversión climática necesaria para eliminar los gases de efecto invernadero que están detrás del calentamiento global, según la mayoría de los científicos. Esa salida se engloba dentro del término "transición justa para los trabajadores", repetido una y otra vez en una cumbre que el viernes debería concluir tras dos semanas de negociaciones. Y los ministros y representantes políticos de la UE —donde el año que viene están previstas elecciones generales en nueve países, además de los comicios europeos— se muestran especialmente activos con este asunto.

"Es importante saber explicarle a la gente lo que debemos hacer", ha resaltado este miércoles la ministra de Sostenibilidad de Austria, Elisabeth Köstinger, al referirse a los chalecos amarillos. "La transición climática exige poner en marcha instrumentos para que sea justa", ha añadido el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, el español Miguel Arias Cañete.

Desde mediados del siglo pasado los combustibles fósiles —el carbón, el petróleo y el gas— han sido en Occidente la sangre que ha alimentado un crecimiento continuado. Pero al quemar esos combustibles se liberan cada año miles de millones de toneladas dióxido de carbono que acumulan en su interior. El sector energético emite alrededor del 80% de los gases de efecto invernadero de la actividad humana y los combustibles fósiles son los responsables.

Por eso, esos combustibles están en entredicho. Y, por supuesto, los sectores basados en esos fósiles. "Se verán afectados el sector de la minería, la extracción de combustibles fósiles y el sector automovilístico", ha recordado Arias Cañete. "No solo será el carbón", advierte el comisario.

Pero lo cierto es que la lucha contra el cambio climático tiene en el punto de mira más inmediato el carbón. El rápido avance de las tecnologías renovables y el fuerte abaratamiento de sus costes ha dejado en entredicho la viabilidad de seguir quemando carbón para producir electricidad. Muchos países de la UE le están poniendo fecha al cierre de las centrales térmicas (entre 2025 y 2030) y las minas y el entramado legal construido desde Bruselas también conduce a eso.

Aunque también hay países que se resisten, como el anfitrión de esta cumbre: Polonia. Su ministro de Medio Ambiente, Henryk Kowalczyk, ha dejado claro este miércoles que su país no tiene la intención de desprenderse del carbón a corto plazo. "Gran parte de nuestra energía viene de los combustibles fósiles", ha recordado.

Polonia es, sin duda, el gran afectado por el cierre del carbón en la UE desde el punto de vista del empleo. En Europa se perderán de aquí a 2030 alrededor de dos tercios del empleo ligado al carbón (minas y centrales térmicas), lo que supone unos 160,000 puestos de trabajo, según un informe del Joint Research Centre (JRC), órgano científico que asesora a la Comisión Europea. Casi la mitad de los empleos de este sector en la UE están ahora en Polonia, de ahí la insistencia de este país en introducir continuas referencias a la transición justa en la cumbre de este año.

No tiene la misma dimensión que en Polonia, pero Alemania también tiene un problema con el carbón. Es el segundo país con más empleos ligados a este combustible en la UE (más de 35,000). Su ministra de Medio Ambiente, Svenja Schulze, ha insistido en que debe existir una relación directa entre los asuntos "ecológicos y sociales", por eso "la transición justa es tan importante en la política climática internacional". "Nuestro objetivo es explicar no solo cómo debemos abandonar los combustibles fósiles, sino también qué ocupará su lugar", ha añadido.

En la UE, ha recordado Schulze, hay en estos momentos 40 regiones mineras afectadas y "todas tienen casi las mismos retos y preguntas". Por ejemplo, "¿cómo les van a ayudar los Gobiernos nacionales o la UE?".

"Son necesarias medidas financieras para reindustrializar, para recapacitar profesionalmente y dar una oportunidad a los afectados en la economía digital", ha apuntado Arias Cañete. En estos momentos en la UE, por ejemplo, existe un modelo de pago por los gases de efecto invernadero expulsados a la atmósfera que obliga a las grandes industrias a comprar derechos de emisión. En teoría, lo recaudado por esta tasa debería dedicarse a políticas climáticas. Arias Cañete, además, recuerda que el Parlamento Europeo debate ahora si se establece un "fondo específico" para la transición de 5,000 millones de euros. "No se puede dejar a nadie detrás", ha resumido el comisario europeo que, sin embargo, resalta que ya existen en la UE "cuatro millones de empleos verdes".

"No habrá trabajos en un planeta muerto", ha advertido la ministra alemana de Medio Ambiente, quien ha invitado a su homóloga española, Teresa Ribera, a compartir en un acto su experiencia sobre transición justa. Ribera ha anunciado que en enero el Gobierno aprobará la estrategia para las zonas mineras afectadas por los cierres, que cuenta con un presupuesto de 250 millones. La ministra ha reconocido, sin embargo, que en España (donde apenas quedan 2,000 mineros) ya se realizó en los noventa la gran reconversión, con lo que el problema ahora no es equiparable al de Alemania o Polonia.

Chalecos amarillos y verdes

"El Gobierno francés está en estado de shock", ha dicho Teresa Ribera sobre las protestas de los chalecos amarillos. Para la ministra española la solución para Francia y el resto de países pasa por ligar lo recaudado con la fiscalidad ambiental al desarrollo de los colectivos más vulnerables. "No se deben descuidar los impactos en la gente. Los impactos en su trabajo, en su factura de la luz...", ha apuntado.

En España no ha habido protestas en las calles, pero la posibilidad de aumentar el gravamen del diésel (algo que llevan años reclamando diferentes organismos internacionales al Gobierno) también fue polémica y criticada, en este caso, especialmente por los fabricantes de coches. Finalmente, el asunto de la fiscalidad no está previsto que se aborde en la futura ley de cambio climático que prepara el equipo de Pedro Sánchez.

Respecto a Francia, Florent Marcellesi, parlamentario europeo de Los Verdes, ha criticado duramente al papel desarrollado por el Ejecutivo de Macron en la crisis de los chalecos amarillos. Y ha apostado por incidir en la "fiscalidad ecológica", pero poniéndola "al servicio de la clase trabajadora afectada". En el caso de Francia, Marcellesi lamenta que de la recaudación prevista de 30,000 millones con el aumento de la tasa de los carburantes "solo se fueran a dedicar 7,000 a transición justa".

Para este europarlamentario, el objetivo debe ser poner de acuerdo a los "chalecos amarillos y a los chalecos verdes". "Pero siempre hay que decir la verdad: debemos cambiar porque el modelo es insostenible".

António Guterres: “Un fracaso en Katowice enviaría un mensaje desastroso”

António Guterres, secretario general de la ONU, ha regresado este miércoles a la cumbre del clima que se celebra en Katowice (Polonia). Lo hace para apremiar a los negociadores de los casi 200 países a que cierren un acuerdo. La reunión de este año debe servir para desarrollar las reglas de aplicación del Acuerdo de París, que se cerró en 2015 pero que no se empezará a aplicar hasta que en 2020 muera el Protocolo de Kioto.

"Un fracaso en Katowice enviaría un mensaje desastroso a todos aquellos que están dispuestos a adoptar una economía verde", advirtió Guterres. Muchas organizaciones ecologistas, pero también representantes de grandes grupos inversores y multinacionales, han presionado durante la cumbre a los países para que sean ambiciosos en sus planes de recortes de emisiones.

Las negociaciones en Katowice han permanecido en la última semana atascadas. Hasta el punto de que la presidencia polaca ha cambiado el sistema y ha pedido a algunos ministros —como a la española Teresa Ribera— que ayuden en los grupos de trabajo. Ribera se ha mostrado este miércoles optimista sobre la posibilidad de acuerdo. Y destaca que uno de los puntos más complicados será la fórmula que se debe elegir para que la cumbre asuma el reciente informe del IPCC (el grupo de expertos que asesora a la ONU) que advertía a los Gobiernos de que se necesitan medidas urgentes y drásticas para cumplir el Acuerdo de París. El fin de semana pasado EE UU, Rusia, Arabia Saudí y Kuwait se aliaron para frenar la asunción de ese informe. "Este es uno de los puntos más sensibles", afirmó Ribera, quien califica de "paragógica" la situación. Ese informe fue solicitado en 2015 por los 200 países cuando se cerró el Acuerdo de París.

Sin embargo, Ribera resalta que la actitud de los negociadores de EE UU en otros asuntos está siendo más constructiva. Este país sigue participando en las cumbres pese a que Donald Trump anunció que se retiraba del Acuerdo de París. Varias cláusulas de ese pacto impiden que la salida se haga efectiva antes de 2020.



Jamileth


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