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López Obrador no ayuda a fortalecer la democracia en América
Por Emma Islas | Revista Siempre En medio de muchos cuestionamientos dentro y fuera de su país, Nicolás Maduro logró jurar el jueves 10 de enero como presidente de Venezuela. Sin embargo, todo indica que al asumir su segundo mandato tendrá que enfrentar un aislamiento tanto económico como político. Tanto la OEA, la Unión Europea y el G-20 han desconocido la legalidad de las elecciones del 20 de mayo pasado, considerándolas fraudulentas y de carecer de legitimidad democrática. La resolución del Grupo de Lima, con la participación de Chile y la abstención de México, también declaró ilegítima su reelección y lo instó a no asumir el poder, transfiriéndolo provisionalmente a la Asamblea Nacional de Venezuela. El Grupo de Lima, además, decidió establecer sanciones económicas y políticas al señalar que en Venezuela se ha producido una ruptura del orden constitucional, por lo que solo a través del pleno restablecimiento de la democracia y el respeto de los derechos humanos se podrán atender las causas de la crisis política, económica, social y humanitaria que se vive en el país. Ante el giro en la política exterior del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, José Miguel Vivanco, director ejecutivo de la División las Américas de la organización Human Rights Watch, fue muy claro y a través de Twitter dijo: “perdimos a México. Ha quedado demostrado que mientras gobierne AMLO los derechos humanos no serán un componente de la política exterior mexicana. Esto es música para los oídos de dictadores como Maduro y Ortega y una bofetada para sus víctimas”. En entrevista con Siempre!, Williams Dávila Barrios, diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela por el partido Acción Democrática, afirma que con esta decisión el presidente López Obrador no solo demuestra que no es un presidente de avanzada sino que se está quedando rezagado, “se queda en la trinchera, jugando a irse por los lados. Eso no es bueno, pues no ayuda a fortalecer la democracia en América”. Para el líder opositor, López Obrador simplemente está dejando a un lado los derechos humanos y las nuevas realidades del derecho internacional, repitiendo la vieja doctrina Estrada, que fue una directriz de la politica exterior mexicana que buscaba que el gobierno no fuera juzgado desde el exterior con el pretexto de que México no se pronunciaba sobre la condición legítima o ilegítima de otros gobiernos. “El presidente mexicano se queda rezagado en el viejo concepto de la soberanía absoluta, de no meterse en los problemas de otros países porque no son los problemas de México, pero en realidad, esto es quedarse mirando hacia el cielo, mientras que el vecino está sufriendo”. Afirma que es como si los venezolanos se quedarán callados ante las injusticias que hay contra los migrantes que pretenden ir hacia Estados Unidos o con el muro que el presidente Donald Trump quiere construir en la frontera, “es como si nosotros pensáramos que ese es un problema de los migrantes, lo que no es así pues es un problema en el que están de por medio los derechos humanos de esas personas”. El también miembro de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional recuerda que en Venezuela existe una sistemática violación de los derechos humanos, por lo que México “no puede mirar de lado frente a la situación que viven los venezolanos. Estamos en un país en el que no hay democracia, en el que va a tomar el poder un usurpador”. Por eso señala que es de suma importancia que tanto el presidente López Obrador, como el canciller Marcelo Ebrard, y sobre todo el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República, Héctor Vasconcelos, asuman un papel proactivo en la búsqueda de una solución política en Venezuela, pues el problema migratorio y de violencia que se está generando ante la situación que se vive afecta a toda la región”. “Mi llamado es para que el gobierno mexicano vea las cosas que están sucediendo en Venezuela no desde la óptica de la vieja doctrina Estrada, sino en función del nuevo concepto del derecho internacional y de los derechos humanos. Deben de verlo en función de que en Venezuela hay una tiranía y no hay democracia”. Los derechos humanos son universales Pese a que acepta que como extranjero no debe criticar las decisiones políticas de otros países, Dávila Barrios afirma que como activista y creyente de que los derechos humanos son universales, no puede quedarse callado cuando en el mundo hay países que siguen un paradigma reduccionista, “creen que los ciudadanos son quienes violan los derechos humanos y no los gobiernos. Esa es la idea que maneja en Venezuela Maduro y que López Obrador está avalando”. “Eso es un peligro, pues cuando en México alguien salga a protestar por la razón que sea, según ese concepto reduccionista, esa persona estaría violando los derechos humanos y no el policía, el guardia, o el Estado que es el que ejerce la función represora. Ese concepto es el que prevalece en Venezuela desde hace muchos años”. Recuerda cuando escudándose en un acto de defensa de los derechos humanos, los guardias nacionales mataron a más de 120 personas, en su mayoría jóvenes, que salieron a las calles a protestar en contra de Maduro, “para el gobierno esos estudiantes que fueron agredidos por la Guardia fueron los que violaron los derechos humanos. Ese es un concepto reaccionario, muy peligroso, que utilizaron los regímenes fascistas y comunistas, que piensan que ellos son los únicos que pueden matar, agredir, ahogarte económicamente porque los demás no somos seres humanos, somos enemigos”. Considera que sería muy grave que México llegue a cruzar ese camino y se encuentre con un retroceso, pues aunque confía en que eso no sucederá pues en el país existen instituciones fuertes, partidos políticos y gente con más conciencia, considera que el problema es que así se comenzó en Venezuela hace 20 años, “así comenzó Chávez, enganchando a la gente, y mira el día de hoy hasta dónde hemos llegado”. El riesgo para los mexicanos Tras indicar que México no puede estar de espaldas a lo que sucede en Venezuela, Dávila Barrios afirma que la mayor consecuencia de que nuestro país no se haya sumado a la declaratoria del Grupo de Lima es que “López Obrador podría ser señalado con el dedo de la ignominia en la pagina de la historia, por lo que dejaría de ser un referente de la izquierda democrática o de un socialismo democrático, para convertirse en alguien que convalida un régimen dictatorial, mafioso, como es el de Maduro”. “Entiendo que México puede considerar que ayuda más al diálogo o a una negociación si se encuentra en el justo medio; es decir, si no se involucra, y ojalá eso fuera así, pero el problema es que hay declaraciones de gente ligada con Morena y con otros grupos del gobierno que tienen otro paradigma de revolución y aseguran que en Venezuela hay democracia, por lo que se están convirtiendo en un soporte internacional para un régimen que ha cometido delitos de lesa humanidad, y eso es muy grave”. El político venezolano reitera que además está presente el riesgo de que al tener un gobierno con esas ideas, todos los mexicanos se puedan ver envueltos en una situación parecida a lo que sucedió en Venezuela con Chávez y Maduro, sin dejar a un lado la ola de venezolanos que llegarán huyendo de la catástrofe social, política y económica que hay en su país. “Hoy tenemos por todo el mundo venezolanos que han tenido que salir. La ONU habla de que dentro de dos años pueden llegar a ser 9 millones de venezolanos que se vean en la necesidad de abandonar su país, tan solo este año ya son 5 millones 400 mil los que han salido, eso es un problema para cualquier país en el sentido de su infraestructura, del servicio público, el empleo”. El Grupo de Lima Dávila Barrios indica que si bien es cierto que el Grupo de Lima no es una organización institucional como la OEA o la Unión Europea, ese tipo de organizaciones multilaterales son grupos que en la diplomacia se constituyen para trabajar conjuntamente en las problemáticas y aspectos relacionados con los países que las integran. “Hay que recordar que el Grupo de Lima es un caso similar al del Grupo Contadora en el que México, Colombia, Panamá y Venezuela ayudaron a la paz de Centroamérica, entonces no entiendo por qué México ve esto como si fuera una intromisión de la política interna de Venezuela”. Afirma que para todos los venezolanos es importante mantener una posición de apoyo, pues es a través de esos grupos multilaterales que se ejerce una presión; un ejemplo muy claro es lo que sucedió en Perú en 2001, cuando se aprobó la Carta Democrática Interamericana, la cual le fue aplicada a Fujimori, convirtiéndose en un instrumento del derecho internacinal americano que tiene como objetivo fortalecer la institucionalidad democrática de los países miembros de la OEA y que puede llevar a la suspensión del país al que se le aplique de la organización hemisférica. “Si ya se hubiera aplicado en Venezuela habriamos avanzado en la solución de los problemas politicos sociales del país. Desgraciadamente no se ha aplicado totalmente pues no hemos llegado a tener los votos necesarios. Tenemos que esperar a ver qué pasará con la reunión del Consejo Permanente de la OEA para ver si hay alguna modificación en ese sentido”. Al hablar sobre si la decisisón de México pudiera impactar en la lucha contra la dictadura de Maduro, Dávila Barrios considera que sí, sobre todo cuando México es un país sumamente importante que tiene mucho peso en la región, por lo cual eso podría limitar no solo al Grupo de Lima sino la presión internacional que se pudiera ejercer. “Es por eso que nosotros nos sentimos bastante decepcionados, pues está bien que se mantenga la neutralidad, pero debe ser una neutralidad propositiva que busque soluciones y no una neutralidad de la avestruz que esconde la cabeza en la arena para no ver la realidad. Eso no significa realmente ser un gobierno progresista, sino más bien un cómplice de las graves violaciones de derechos humanos que se dan en Venezuela”. Maduro, un usurpador Dávila Barrios señala que es importante tener en cuenta que Nicolás Maduro no llegó a su segundo mandato por elecciones legítimas el pasado 20 de mayo, pues no había las condiciones esenciales para garantizar una libre competitividad electoral, “fueron convocadas a destiempo, pues en lugar de que Maduro las convocara en diciembre de 2017 lo hizo hasta mayo de 2018, además de que en ellas participaron partidos ilegales, y los posibles candidatos presidenciales se encontraban presos”. “De paso hay que decir que tenemos una Asamblea Nacional confiscada por el régimen que hoy en día está siendo amenazada por la espuria constituyente mediante un decreto de disolución de la misma, acusado de tener una directiva opositora que sirve a intereses extranjeros”. Al hablar sobre lo que vendrá para los venezolanos a partir del 10 de enero, cuando inicie un nuevo perídodo presidencial, el líder opositor comenta que teme que con este segundo mandato llegue una etapa de represión selectiva sobre todo cuando hay demasiadas acusaciones públicas y amenazas de parte de un régimen donde no existe la separación de poderes. Asevera que ese es el temor entre los integrantes de la Asamblea Nacional, “cuando te acusan públicamente de que eres traidor a la patria te van haciendo un expediente, por eso pido a la comunidad internacional estar pendientes de cualquier cosa que pueda pasar con cada uno de nosotros los dirigentes opositores”. “Lo único que espero es que nuestro sacrificio no quede en vano, sino que se sepa que estamos enfrentando una dictadura. Agradecemos mucho la solidaridad del pueblo mexicano y les quiero decir que en Venezuela no nos rendimos y nos amoldaremos a las condiciones de la nueva etapa de la lucha, pero rendirnos, jamás”. regina |
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