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EU y la Troika de la Tiranía


2019-01-28

Por FELIPE SAHAGÚN, El Mundo

Con dos presidentes, Venezuela se enfrenta hoy a cinco posibles escenarios: los militares y la policía le apoyan y, tras varias semanas de caos con miles de muertos, Nicolás Maduro sigue; ante el bloqueo económico ya iniciado desde Inglaterra y EU, y la oferta de exilio dorado en Cuba o Rusia, Maduro elige sucesor y se va sin que cambie nada; la movilización en la calle crece, el ejército se niega a seguir matando y Maduro pacta una transición con el opositor Juan Guaidó; los militares, por miedo a acabar en el banquillo de la Corte Penal Internacional, obligan a Maduro a retirarse e instauran un régimen militar como el que ya sufrió el país de 1948 a 1958 con el general Marcos Pérez Jiménez; los militares se dividen siguiendo los llamamientos de la última semana de Maduro y Guaidó, se desata una guerra civil y Donald Trump ordena una intervención militar a petición de Guaidó, si aún vive o está en condiciones de hacerlo.

El 11 de agosto de 2017, desde su campo de golf de Nueva Jersey, Trump incluyó inesperadamente a Venezuela en uno de sus ataques retóricos apocalípticos contra Corea del Norte. "No está muy lejos y la gente está sufriendo y muriendo", dijo. "Tenemos muchas opciones, incluida la militar si fuera necesario". 

Maduro vio confirmados todos sus temores de que "Washington preparaba un golpe de Estado" y su ministro de Defensa, Vladimir Padrino, advirtió que «sería una locura". Pocas semanas después, ante la Asamblea General de la ONU, señaló públicamente a Maduro y al régimen cubano como responsables de todos los males del hemisferio y, en cada encuentro con dirigentes latinoamericanos, los animaba a actuar contra Venezuela.

Hasta sus últimos días en el departamento de Estado, Seguridad Nacional y el Pentágono, Rex Tillerson, H. R. McMaster y James Mattis, como la mayor parte de sus asesores en América Latina, rechazaron como opción viable la acción militar directa, pero desde la primavera de 2018 se vieron sometidos a una creciente presión para desempolvar y actualizar planes de intervención con ayuda del Comando Sur y de la CIA.

Venezuela no es Granada ni Panamá, los dos últimos países del continente invadidos por EU en los estertores de la Guerra Fría. Es dos veces más grande que Irak, con unos 32 millones de habitantes y, para una invasión desde el exterior con posibilidades mínimas de éxito, se considera necesaria una fuerza mínima de cien mil efectivos preparada para luchar durante meses o años con una insurgencia multiforme de narcos y guerrillas en un país muy rico en recursos, pero completamente arruinado. 

Ni la docena de países que, aguijoneados por la oposición interior y exterior venezolana, acaban de poner en marcha la 'operación Guaidó' apoyaría una invasión de Venezuela, aunque lo hiciera una fuerza multinacional.

Los asesores que frenaban a Trump ya no están y el sucesor de McMaster, John Bolton, ha integrado todos los esfuerzos y planes sueltos de la oposición, el exilio cubano y los halcones estadounidenses en una estrategia más o menos cerrada. El pasado 1 de noviembre, en un discurso en la Torre de la Libertad de Miami, la bautizó como "la lucha contra la 'Troika de la Tiranía'" en América Latina para acabar con "los regímenes criminales de Cuba, Venezuela y Nicaragua".

"Esta troika, este triángulo del terror que se extiende desde la Habana a Caracas y Managua -declaró- es la causa del inmenso sufrimiento humano, el origen de la enorme inestabilidad regional y la génesis de la sórdida cuna del comunismo en el hemisferio occidental. Los EU estamos trabajando para eliminar cada vértice del triángulo... La troika caerá".

Para entonces, los ojeadores ya se habían decidido por Guaidó para pasar de las musas al teatro y, a mediados de diciembre, el joven ingeniero cruza a hurtadillas la frontera con Colombia y viaja a Brasil y a Washington para presentar un guión tejido pacientemente por la oposición venezolana durante meses, con cautelas propias de las novelas de Le Carré. El ex alcalde de Caracas Antonio Ledezma tiene los detalles.

La oposición elige a Guaidó el 5 de enero presidente de la Asamblea Nacional desahuciada por Maduro, las potencias amigas boicotean el acto de jura de Maduro el 10 de enero ante el Supremo, el 23 Guaidó se proclama presidente -acogiéndose al artículo 233, como le habían pedido Bolton, el secretario de Estado, Pompeo, y el vicepresidente Pence horas antes- y en minutos, según lo acordado, se suceden los reconocimientos desde Canadá a Brasil.
 



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